Lo personal y lo equivoco del "Equipo Cr¨®nica"
Hay un dato incuestionablemente positivo en el que hacer de los Cr¨®nica: la parad¨®jica individualidad de una actividad compartida o la evidencia de una personalidad a d¨²o cuya pr¨¢ctica se atiene, para mayor milagro a la copia, an¨¢lisis y recompostura de obras ajenas. De entre un centenar de int¨¦rpretes de la nueva imagen, no entra?ar¨ªa grave dificultad descubrir instant¨¢neamente la coincidente personalidad y el lenguaje com¨²n de Solbes y Vald¨¦s.Distingos y reparos han de buscarse desde otra angulaci¨®n: en atenci¨®n a la congruencia o desprop¨®sito de aquellos temas, magistrales y ajenos, que ellos (los Cr¨®nica) desplazan de su contexto habitual para convertirlos, luego de analizados y cotejados con los datos de una realidad harto diferente, en testimonio p¨²blico o en descarada denuncia. ?Prevalece ¨¦sta? ?Qued¨¢n los modelos ocasionales y magistrales (los Picasso, L¨¦ger, Klee, Boccioni,- Adami...) convertidos en m¨²sica de fondo?
En la exposici¨®n presente (y al lado de los Vel¨¢zquez, Vermeer, Daumier, Courbet...) se aproxima al medio centenar el censo de los pintoreis contempor¨¢neos copia dos, analizados y recompuestos por el Equipo, en pro de una imagen nueva y una supuesta denuncia. La solidaria capacidad de elecci¨®n (la elegancia, en sentido etimol¨®gico) de Solbes y Vald¨¦s llega en este caso a concertar una verdadera antolog¨ªa del arte de nuestro tiempo, cuya cualidad se ve tambi¨¦n realzada por el esmerado contraste de los cuantiosos y valiosos modelos elegidos es justamente en este punto donde el planteamiento debe hacerse cr¨ªtico. El choque inmediato de la contemplaci¨®n se recrea, sin duda alguna, a la vista de tanta belleza ajena, analizada, desituada y reconstruida por los Cr¨®nica. No pod¨ªa ser de otro modo, trat¨¢ndose como se trata, de lo m¨¢s y mejor de la est¨¦tica moderna. El hallazgo sucesivo de cada uno de los fragmentos magistrales suscita placer y sorpresa, a favor de su propia fragmentariedad y de la ingeniosa desituaci¨®n de que fueron presa calculada. ?Y la denuncia? Hemos de llegar a ella, o a sus secretas intenciones, mediante un acto reflexivo, conceptuoso y dif¨ªcil en muchas ocasiones, o a merced, otras muchas m¨¢s, de un saber antecedente, por no decir erudito, del arte de nuestra edad. Lo obvio e inmediato es el reconocimiento sorpresivo de los Picasso, L¨¦ger, Adami.., fuera de su contexto habitual. Lo dificulto so y equ¨ªvoco radica en recomponer, a partir de los fragmentos magistrales, el sentido aleg¨®rico que el Equipo Cr¨®nica ha querido imprimir en cada uno de los lienzos.
Puede ser buen ejemplo de equivocidad la extensa y no muy afortunada serie titulada Pared¨®n. Cada uno de los cuadros obedece al contraste entre iconograf¨ªa variable (integrada sistem¨¢ticamente por la reproducci¨®n fragmentaria de dos obras debidas a dos maestros contempor¨¢neos) e iconograf¨ªa constante (compuesta por cinco elementos fijos), concluyendo en la trama de una alegor¨ªa absolutamente indescifrable, si no es por la inserci¨®n de un calendario que nos remite a los tristes sucesos del 27 de septiembre de 1975.
Lo que no admite duda o discusi¨®n es la taumat¨²rgica y solidaria personalidad de Solbes y Vald¨¦s. Su bien nutrida exposici¨®n, reci¨¦n inaugurada en Madrid, viene a confirmar esa suerte de carnet de identidad tan ala mano del visitante.
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