Madrid y Atl¨¦tico merecieron el empate
A Miljanic le sali¨® el tiro por la culata. En el segundo tiempo se decidi¨® a alinear a S¨¢nchez Barrios, pero en la parte derecha de la delantera, que es donde no ha jugado nunca el ex salmantino. En la derecha, efectivamente, hubo unos instantes en los que pareci¨® que la actitud perseverante de Miljanic de alinear a Guerini iba a quedar justificada. S¨¢nchez Barrios perdi¨® un bal¨®n junto a la banda de tribuna y algunos se apuntaron al partido del entrenador. Luego el jugador se empe?¨® en triunfar y lo consigui¨®. En media hora jug¨® m¨¢s al f¨²tbol que Guerini en toda la serie de encuentros que ha actuado. S¨¢nchez Barrios demostr¨® ser un jugadorazo y marc¨® un gol con la serenidad y habilidad que le hab¨ªa faltado instantes antes a su compa?ero Del Bosque. Parecida ventajosa situaci¨®n hab¨ªa tenido Amancio y tambi¨¦n hab¨ªa marrado. Es probable que S¨¢nchez Barrios no se afeite la barba y es probable que siga consumiendo horas de banquillo en beneficio de otros, pero el domingo qued¨® claro que tiene sitio en el equipo. Con barba y sin ella.
Fue la actuaci¨®n del jugador madridista lo m¨¢s satisfactorio del encuentro. El juego fue bastante m¨¢s deslucido de lo que cab¨ªa esperar. Dos equipos que ya no se jugaban nada ten¨ªan una clara opci¨®n para desarrollar un f¨²tbol incisivo. Sin embargo, ambos entrenadores se encargaron de poner amarras al juego de sus respectivos conjuntos. Camacho se peg¨® a Leivinha, con sus modos habituales, Cap¨®n persigui¨® de cerca a Macan¨¢s, Benegas trat¨® de invalidar a Santiliana, Panadero ameniz¨® su marcaje a Amanci¨® con dos volteos espectaculares, Urja se encarg¨® de Ayala y ni Heredia subi¨® en apoyo de sus delanteros, ni los laterales madridistas se atrevieron a hacer las veces de extremos.
Elpartido ol¨ªa a empate desde el comienzo. Aunque Pirri intentaba el remate desde el borde del ¨¢rea, la nutrida defensa atl¨¦tica produc¨ªa rebotes en abundancia y al comienzo, aunque se mostraba m¨¢s distendido el conjunto visitante, porque la media madridista actuaba con desesperante lentitud, los peligros mas evidentes eran para Reina, que una vez m¨¢s acusaba su notoria inseguridad. Reina acert¨® en un par de despejes de pu?os, pero en general anduvo a la deriva. El segundo tiempo tuvo otro talante. Desde el comienzo el Atl¨¦tico quiso marcar, y su mayor decisi¨®n la compens¨® el Madrid con unos contraataques m¨¢s peligrosos. Panadero estrell¨® un bal¨®n en el larguero y Leivinha, que tuvo el bal¨®n en el rebote a lo Fernando VII, marr¨® incomprensiblemente. Acto seguido estrell¨® un remate en el poste S¨¢nchez Barri¨®s. El Atl¨¦tico volvi¨® a la carga y Leivinha, Ayala y G¨¢rate tuvieron claras ocasiones para marcar, pero tampoco ahora lo consiguieron. Del Bosque tuvo el gol en sus botas y le entreg¨® la pelota a Reina con mas suavidad de lo que lo hubiera hecho cualquier defensor. Afortunadamente para el campe¨®n, S¨¢nchez Barrios se escor¨® hacia el centro y puso el ¨²nico tanto de la tarde en el marcador.
No mereci¨® la derrota el Atl¨¦tico, porque tuvo sobradas ocasiones para haber igualado e incluso para adelantarse. Los dos conjuntos se apuntaron al empate y es en lo que, en definitiva, debi¨® acabar el encuentro.
Afortunadamente el segundo tiempo tuvo algo m¨¢s de ritmo, pese a que el calor dej¨® sentir sus efectos en algunos jugadores. De cualquier forma, el partido result¨® decepcionante. Cuando est¨¢n los puntos en juego, suele echarse mano del recurso de los nervios para justificar los errores. El domingo no hab¨ªa ni siquiera ese clavo al que agarrarse.
Madridistas y atl¨¦ticos dejaron una vez mas patentes sus deficiencias. Las dos lagunas graves est¨¢n en las l¨ªneas de centrocampistas. En el Atl¨¦tico, por esta vez, destac¨® Salcedo, aunque tambi¨¦n sin los recursos f¨ªsicos ¨®ptimos.
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