Jehtro Tull: al final de una etapa

La anunciada actuaci¨®n del grupo brit¨¢nico Jehtro Tull hab¨ªa provocado una expectaci¨®n sin precedentes; el cartel de No hay localidades campe¨® sobre las taquillas del Pabell¨®n Deportivo del Real Madrid, local que, a pesar de sus muchas incomodidades, viene siendo habitual en este tipo de acontecimientos.Rock y folklore

lan Anderson, l¨ªder indiscutible de la agrupaci¨®n, en su calidad de autor y solista, ha conseguido amalgamar en Jehtro Tull unas ra¨ªces aut¨®ctonas basadas en la rica herencia del folklore brit¨¢nico con una corriente generacional, con el indiscutible rock nacido de la m¨²sica popular norteamericana, con su gran variedad de aportaciones. La presencia en la m¨²sica popular de USA de ra¨ªces inglesas e irlandesas y las coincidencias idiom¨¢ticas y culturales de estos pa¨ªses, ha hecho de la vieja Inglaterra un excepcional semillero de estilos, formas y figuras del rock. Inglaterra, en particular, ha servido como cabeza de puente para la infiltraci¨®n de esta m¨²sica en Europa y ha conseguido con el tiempo marcar, en ocasiones, las l¨ªneas maestras de la evoluci¨®n en el propio terreno de sus maestros americanos.

Jehro Tull ha sido, dentro de est¨¦ panorama, un grupo privilegiado por la originalidad de, su l¨ªnea musical, conservada a lo largo. de una dilatada trayectoria en la que su f¨®rmula ha funcionado y evolucionado sin abandonar sus ra¨ªces propias y liberado de influencias ajenas, sin embargo, la f¨®rmula comienza en estos tiempos a dar. s¨ªntomas de agotamiento. Su ¨²ltimo LP que lleva por significativo t¨ªtulo Demasiado viejo para el rock'n roll, demasiado joven para morir, es un intento de buscar nuevos cauces est¨¦ticos, pero la historia central de esta obra (biograf¨ªa de un rocker inadaptado ante los nuevos estilos, que vuelve a la vida ante el revival del rock de los primeros tiempos) indica, muy a las claras, una cierta falta de imaginaci¨®n; el tema ya ha sido tratado por numerosos grupos de rock con desigual fortuna.

El h¨¦roe cansado

Sobre el escenario, Ian Anderson, con su inseparable flauta, elemento caracter¨ªstico del sonido del grupo, siempre ha jugado el papel de alegre buf¨®n medieval; su instrumento, utilizado al margen de su funci¨®n musical como batuta, estoque o s¨ªmbolo f¨¢lico, caracterizaba una actitud esc¨¦nica plena de movimiento, con una m¨ªmica que incorporaba f¨ªsicamente los elementos est¨¦ticos de lo tradicional y juglaresco en contraposici¨®n con el resto del grupo, fiel a su papel de cl¨¢sico conjunto pop. De esta contraposici¨®n esc¨¦nica y musical surg¨ªa toda la fuerza del grupo. En esta ocasi¨®n, sobre el escenario del Pabell¨®n Deportivo, Anderson ofreci¨® una cierta imagen de fatiga que se traspasaba a todo el. grupo, cansado de representar la misma farsa a lo largo de los a?os y sin haber encontrado todav¨ªa una nueva l¨ªnea. Toda la parte central de la actuaci¨®n denot¨® estas contradicciones y la peculiar homogeneidad del grupo se quebr¨® en balbuceos de los que, todo es posible, en un pr¨®ximo futuro vuelva a sur gir con la garra de anta?o Jehtro Tull en una l¨ªnea nueva.

Al final, Anderson, perfecto conocedor de los gustos de su p¨²blico, volvi¨® a los temas de anta?o y a partir de Aqualung renaci¨® el grupo de siempre. Anderson, en un ¨²ltimo esfuerzo, volvi¨® a incorporar su personaje de siempre y los cinco mil aficionados que abarrotaban el Pabell¨®n, se volcaron en una ovaci¨®n un¨¢nime.