Luis Pastor: una canci¨®n popular sin comillas
La escueta guitarra, como ¨²nico acompa?amiento de la voz, ha sido t¨®nica dominante en nuestra canci¨®n de autor a lo largo de muchos a?os. Los motivos de esta sobriedad, a la que muchos intentaron buscar condicionamientos ¨¦ticos o posturas est¨¦ticas de pureza, no son otros, generalmente, que los que surgen de la precariedad de un g¨¦nero de canci¨®n que solamente ahora comienza a salir t¨ªmidamente de las catacumbas. Luis Pastor, ejemplo significativo de este tipo de cantores, ha recorrido barriadas y colegios con su guitarra al brazo, musicando textos po¨¦ticos y solt¨¢ndolos apresuradamente en recitales improvisados en los que, a menudo, faltaba alg¨²n requisito legal que cumplimentar: p¨®liza de tres pesetas, textos visados por los organismos correspondientes, permisos de autores, patente fiscal en regla, cartel anunciador sellado, programa aprobado, en fin, una burocracia farragosa que ha ocultado, bajo su amplio manto, las escasas, por no decir nulas, intenciones de conceder lisa y llanamente el deseado permiso. Claro que la Administraci¨®n tampoco necesita subterfugios de ning¨²n g¨¦nero a la hora de prohibir, cosa que hace con bastante frecuencia el mismo d¨ªa de la celebraci¨®n del acto.Aunque este tipo de problemas a¨²n no se han solucionado m¨¢s que en una m¨ªnima parte, parece momento, por una vez, de dejarlos en segundo t¨¦rmino, en lugar de utilizarlos, como en tantas ocasiones, como acta de justificaci¨®n de unas imperfecciones musicales de las que, desde luego, no adolecen las grandes estrellas de la canci¨®n comercial. El solitario cantante de la guitarra semiclandestina, el embozado trovador de espont¨¢neos recitales, ha tenido que luchar a brazo partido con su ¨²nica guitarra ante la imposibilidad de contar con m¨²sicos colaboradores en una profesi¨®n escasamente remuneradora en el campo econ¨®mico. Meritorios intentos de cooperativa musical se han venido abajo por vulgares problemas de subsistencia cotidiana y m¨¢s de un cantante autor ha abandonado su camino para emprender labores m¨¢s provechosas.
El caso de Luis Pastor es uno m¨¢s en una larga retah¨ªla de cantores perseverantes, a trav¨¦s de los a?os, en su empe?o y los resultados de su reciente recital en el teatro Barcel¨® justifican un optimismo, algo m¨¢s que moderado, en cuanto a sus posibilidades actuales. Con textos de poeta s (Carlos Alvarez, L¨®pez Pacheco, Arbeola, Le¨®n Felipe, Octavio Paz, Neruda, etc.) o propios y en compa?¨ªa de dos excelentes instrumentistas, el guitarrista Jean Pierre Torlois y el flauta Carlos Llorente, encargados en ocasiones de la percusi¨®n, Luis Pastor cuaj¨® una actuaci¨®n ins¨®lita por la perfecci¨®n con que se produjo y excepcional por la reacci¨®n de un p¨²blico que, cosa infrecuente en este tipo de recitales con texto, aplaudi¨® diferentes partes instrumentales, en particular un imaginativo y potente solo de Torlois en un poema de Octavio Paz. La concepci¨®n general de la obra musical de Luis Pastor, Torlois y Llorente est¨¢ basada en planteamientos de enorme sencillez y recoge, en una nueva onda, elementos presentes en la canci¨®n popular ib¨¦rica; es evidente, por ejemplo, la admiraci¨®n por los cantores portugueses y en particular por Jos¨¦ Alfonso, homenajeado en una versi¨®n de su Coro de Primavera. La eficacia de estos planteamientos no se da tan s¨®lo en temas con estribillo f¨¢cilmente coreable o ritmo vivo, sino que funciona, gracias a unos adecuados arreglos, en temas de mucha mayor complejidad. En este ¨²ltimo sentido habr¨ªa que destacar la atm¨®sfera conseguida en los mencionados textos de Paz (Amar es combatir y Por tu cuerpo, fragmentos de un mismo poema). Resaltaron tamb¨¦n de la excelente t¨®nica media Vengan a ver, texto del propio Pastor sobre su barrio de Vallecas (Vengan a ver lo que no quieren ver), eficaz y simple, con una contagiosa base r¨ªtmica y sobre todo un magn¨ªfico texto de Benedetti, Vamos juntos, con una musicaci¨®n vibrante que invita a la participaci¨®n colectiva.
Babelia
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