Karpov, un campe¨®n solitario
No le esperaban las multitudes en el aeropuerto. Nadie o casi nadie se molest¨® en recibir a Anatoli Karpov, todo un campe¨®n del mundo los veinticinco a?os. Pero, campe¨®n del mundo de ajedrez, ese dif¨ªcil deporte o, juego por el que muy pocos se apasionan. Y, sin embargo, llegar a lo m¨¢s alto es m¨¢s dif¨ªcil que ser arquitecto o correr los 100 metros en 10 s. No exageremos, K¨¢rpov aprende a mover las fichas a los cuatro a?os y veinte a?os de constantes sacrificios y estudios le permiten alzarse con el t¨ªtulo m¨¢ximo.
Pero ha llegado solo, sin ?managers?, sin admiradoras, sin pancartas. Con su mirada triste y su sonrisa luminosa, sin ese aire seguro de los campeones de otros deportes. De baja estatura, delgado y p¨¢lido, luce un traje claro de corte anticuado. Mira a todas partes como buscando ayuda. Sus ojos son claros, sonrientes, sin malicia. No concede entrevistas a nadie.Del aeropuerto, en el que la ¨²nica representaci¨®n de los medios informativos es la ?Televisi¨®n Alemana?, se dirige a un hotel de cinco estrellas acompa?ado por los presidentes de la Federaci¨®n Catalana y Espa?ola de Ajedrez.
Falta inter¨¦s en la rueda de prensa. Las preguntas giran alrededor del ajedrez y sus contestaciones son discretas, sin alardes.
-Hice todo lo que deb¨ªa para llegar a campe¨®n del mundo. Soy un profesional del ajedrez. Estudio Ciencias Econ¨®micas en la Universidad de Leningrado. Las partidas a ciegas son prejudiciales para la pr¨¢ctica del ajedrez. No tiene ning¨²n objetivo concreto.
Queremos preguntarle algo m¨¢s ¨ªntimo, m¨¢s personal.
-?No le parece que el ajedrez es demasiado absorbente para un joven de su edad? ?No le gustar¨ªa divertirse, salir de paseo, ir con chicas?
-La medalla de oro tiene dos caras. Por una parte, envidio a los j¨®venes que tienen tiempo para divertirse; por otra parte, ellos me envidian a m¨ª por haber llegado a campe¨®n del mundo.
Al d¨ªa siguiente, a las cinco de la tarde, sesi¨®n de simult¨¢neas en la Caja de Ahorros contra una fuerte selecci¨®n de 25 jugadores catalanes. Media hora antes y hab¨ªa ?cola? en la calle.
Casi nadie pudo ver nada. No se hab¨ªa contado con tanto p¨²blico, o fue un descuido del organizador. L¨¢stima. Los verdaderos y sufridos aficionados no pueden ver todos los a?os en acci¨®n a un aut¨¦ntico campe¨®n, fr¨ªo y arrollador, que durante seis horas aguant¨® los embates de la selecci¨®n y, al final triunf¨® por 18 y medio a 6 y medio. Entrevistamos a algunos de sus contrarios: ?No se ha arriesgado?. ?Es tranquilo y fr¨ªo?. ?Tiene un juego, posicional y tranquilo,?. ?No he dado pie con bola?, nos dice la se?orita Canela, ¨²nica representante femenina. As¨ª es Karpov, una m¨¢quina de jugar al ajedrez, un ni?o t¨ªmido cuando no tiene un tablero delante.
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