D. Shostalkivich

Los seguidores de la obra sinf¨®nica de Dimitri Shostakovich, el gran compositor sovi¨¦tico fallecido el a?o pasado, esperan con ansiedad la aparici¨®n en Espa?a de la integral de sus sinfon¨ªas. Mientras tanto han de conformarse con la existencia -bastante amplia, por cierto de unas cuantas de ellas. Ahora aparece por vez primera la n¨²mero 4, para solistas vocales y Orquesta de C¨¢mara, estrenada en Leningrado el 29 de septiembre de 1969. No se ajusta esta obra, a pesar de sus cuatro partes, a la forma sinf¨®nica, puesto que se trata de un gran ciclo de canciones al modo de a Canci¨®n de la Tierra, de Mahler; del Canto a Sevi!la, de Turina, o de la Sinfon¨ªa de la Primavera, de Britten, compositor este ¨²ltimo a quien Shostakovich ha dedicado la sinfon¨ªa n¨²m. 14.Los once poemas pertenecen a Garc¨ªa Lorca (el De Profundis y la Malague?a), Guillaume Apolliner, Kiujelbeker, un poeta decembrista ruso, y Reiner Mar¨ªa Rilke.Todos ellos tienen como fondo la-muerte aunque el compositor ruso haya dicho que quisiera que los oyentes, al t¨¦rmino de, a audici¨®n pensasen: ?La vida, es bella!

El origen de esta sinfon¨ªa se halla, seg¨²n el autor, en su intenci¨®n de continuar, el ciclo vocal de Mussorgsky Cantos y danzas de la muerte, que acaba de orquestar, pero le parec¨ªa excesivamente breve.

La versi¨®n, como era de esperar de una orquesta como la que dirige Rudof Barshai, es excelente. Los seguidores de Shostakovich est¨¢n de enhora buena.