El derecho de retenci¨®n, norma inaceptable
Cuando se acerca el final de la temporada futbol¨ªstica se pone siempre de actualidad un t¨¦rmino cuyo alcance no conocen exactamente muchos aficionados: el derecho de retenci¨®n. ?Qu¨¦ es? ?En qu¨¦ consiste? Se trata, simplemente, del derecho que ampara a los clubs para prorrogar por la fuerza el contrato a los jugadores que les interese conservar. Quiere decirse que si al finalizar el contrato entre un jugador y su club, ¨¦ste desea retenerlo, puede hacerlo aun contra la voluntad de aqu¨¦l.Esta norma est¨¢ recogida por la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol en el art¨ªculo 99 de la reglamentaci¨®n de clubs y jugadores, y se define como pr¨®rroga forzosa de contrato. Establece esta norma que si al t¨¦rmino del contrato entre un jugador y un club, ¨¦ste desea seguir contando con los servicios de aqu¨¦l, puede prorrogarle el contrato, aun en contra de su voluntad, increment¨¢ndole el importe de su ficha seg¨²n el siguiente baremo:
El 20 por 100 si la ficha no supera las 50.000 pesetas anuales.
El 15 por 100 si est¨¢ entre 50.001 y 200.000.
El 10 por 100 si est¨¢ por encima de las 200.000.
Hay que aclarar, antes que nada, que casi todas las fichas de Segunda y Primera Divisi¨®n est¨¢n por encima de las 200.000. O sea, que se incluyen en el tercer caso. Y que casi ninguna es inferior a las 50.000. De ah¨ª que, en la mayor parte de los casos, el aumento sea el que estipula el tercer apartado, el 10 por 100.
Los jugadores suscriben contratos profesionales por los clubs por una duraci¨®n determinada, que se mide en temporadas. Generalmente la fecha tope se establece en el 30 de junio. Cuando llega esta fecha, el jugador se queda en la calle si ya no interesa a su club y debe buscarse el trabajo d¨®nde y como pueda, pero es ¨¦l quien desea marcharse porque sabe que puede ganar m¨¢s dinero o estar m¨¢s a gusto en otro sitio, no puede hacerlo a no ser que su club le d¨¦ permiso, a no ser que le d¨¦ lo que llamamos,?carta de libertad?. Si el club desea que el jugador siga en su plantilla, se puede acoger a ese derecho de retenci¨®n con s¨®lo incrementarle el 10 por 100 de su ficha.
Nuestro f¨²tbol est¨¢ lleno de casos, aun en su m¨¢xima altura-Sin ir m¨¢s lejos, el madridista Vel¨¢zquez ha jugado la ¨²ltima temporada en el Madrid como retenido, sin firmar nuevo contrato. El atl¨¦tico Cap¨®n, el barcelonista Asensi, el sportingu¨ªsta Quini, tres conocidos internacionales, han deseado en las ¨²ltimas temporadas que sus clubs les aumentaran sus ingresos, o cambiar de aires. Pero no lo han conseguido, porque al t¨¦rmino de cada contrato el club pod¨ªa limitarse a aumentarles el 10 por 100 de la ficha (menos, n¨®tese, que el aumento anual del ¨ªndice de vida), y retenerlos. A los jugadores no les queda otro remedio que tragar con lo que se les ofrezca en su club, por m¨¢s que sepan, como es el caso actual de Quini, que en otro sitio podr¨ªan ganar mucho m¨¢s dinero.
Y lo peor del caso es que el derecho de retenci¨®n lo puede aplicar el club tantas veces como desee. La norma parece una monstruosidad, y en realidad lo es. ?Su justificaci¨®n? Se trata, en teor¨ªa de una medida tomada para proteger a los clubs modestos. Un club en el que destaca un jugador joven se quedar¨ªa r¨¢pidamente sin ¨¦l si, al finalizar su primer contrato, otra entidad poderosa ofreciese a la joven figura un contrato que el club de origen no le puede pagar. Lo ¨²nico positivo que se puede encontrar en esta norma es que se evita que los poderosos ?limpien? sus figuras a los m¨¢s modestos. Pero este dere cho de los clubs, vejatorio para los jugadores, debe ser regulado. Por que tampoco hay que olvidar que los clubs no est¨¢n autorizados a tener en sus filas m¨¢s de veinticinco profesionales, y los grandes clubs, al adquirir nuevos jugadores, tendr¨ªan que desprenderse de otros, tambi¨¦n de calidad, que hasta el momento hubieran pertenecido a su plantilla. Los clubs modestos perder¨ªan los ingresos que les llegan por v¨ªa de los traspasos, pero tendr¨ªan acceso m¨¢s f¨¢cil a nuevos fichajes y, en definitiva, cada jugador podr¨ªa, al final de su contrato aceptar las condiciones m¨¢s interesantes que se le ofrecieran.
Seg¨²n la reglamentaci¨®n actual, al jugador no le queda m¨¢s remedio que seguir en su club hasta que ¨¦ste encuentre interesante una cantidad para traspasarle. Hasta que eso ocurra, eljugador tiene que seguir en la disciplina del club al que se lig¨® por una firma que para ¨¦l es v¨¢lida de por vida, en tanto que para la otra parte queda sin efecto al l¨ªmite del contrato. Y no se le asegura m¨¢s que un aumento que, insistimos, es menor que el del ¨ªndice del coste de vida.
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