Desconfianza por el uso del cr¨¦dito internacional concedido a Inglaterra
El Banco de Inglaterra ha empezado ya a usar el cr¨¦dito internacional que se le facilit¨® hace unos d¨ªas. El Gobierno de Londres consideraba que con la seguridad que aquel cr¨¦dito le hab¨ªa dado a la esterlina iba a bastar. Sin embargo, la libra se enfrent¨® ayer a una nueva situaci¨®n de nerviosismo que el Banco oficial ingl¨¦s tuvo que atajar en los mercados internacionales, para evitar que su moneda volviera a mostrar signos de debilidad.
Se teme que esta rapidez en el uso del cr¨¦dito internacional cree algunos problemas. Seg¨²n se ha publicado ahora, el Banco Federal de Reservas de Estados Unidos se neg¨® a prestarle dinero a Gran Breta?a por temor a que ¨¦sta fuera incapaz de devolv¨¦rselo a tiempo, como ha ocurrido otras veces. Tras esa negativa estadounidense fue cuando otros diez Bancos internacionales acordaron poner m¨¢s de cinco mil millones de d¨®lares a disposici¨®n de Inglaterra. Ahora se cree que si el Banco gasta esos miles de millones con excesiva prontitud, ser¨¢ incapaz de devolverlos en el plazo que se le exige. Si la predicci¨®n se cumple, le ser¨¢ muy dif¨ªcil a Gran Breta?a obtener de nuevo la solidaridad internacional de la que ahora se muestra tan orgulloso su Gobierno. Por otro lado, para pagar los cr¨¦ditos usados con tanta rapidez, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que recortar inversiones p¨²blicas.Lo cierto es que siguen apareciendo razones que hacen inexplicable el nerviosismo y la desconfianza con los que se contempla a la econom¨ªa brit¨¢nica, aqu¨ª y en el extranjero. Las cifras sobre el estado de la balanza de pagos muestran que el d¨¦ficit va bajando y, por otro lado, dos importantes sindicatos acaban de mostrar su apoyo incondicional a la pol¨ªtica salarial propuesta por el Gobierno. La debilidad de la libra se ha atribuido durante el ¨²ltimo mes a la incertidumbre creada en torno a la aprobaci¨®n o al rechazo, por parte sindical, de esa pol¨ªtica de sueldos incluida en el presupuesto general del Estado para este a?o. El ministro de Hacienda, dice que a ¨¦l no se le ocurre qu¨¦ hacer para convencer a los inversores extranjeros de que el porvenir de la econom¨ªa inglesa no es tan sombr¨ªo.
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