Carter, a un paso de la nominaci¨®n; Ford, en situaci¨®n dif¨ªcil
Jimmy Carter, ex gobernador de Georgia, de 51 a?os de edad, ser¨¢ probablemente el candidato presidencial por el Partido Dem¨®crata, despu¨¦s de sus victorias del martes en las elecciones primarias de Ohio y Nueva Jersey. En las de California, sin embargo, Carter fue derrotado por el gobernador de este Estado, Edmond Brown. En el campo republicano, el presidente Ford venci¨® tambi¨¦n en Ohio y Nueva Jersey, pero fue derrotado por Ronald Reagan en las de California, lo que impidi¨® al presidente alcanzar la mayor¨ªa de delegados necesaria para ser elegido candidato en la primera vuelta en la convenci¨®n republicana. Ford, en estos momentos, aventaja a Reagan por unos 50 compromisarios, con lo que su situaci¨®n puede calificarse de apurada.
Les jeux sont fais, messieurs. A partir de ahora no habr¨¢ m¨¢s vencedores ni vencidos: el gran casino de las primarias americanas, que funicon¨® sin fallos durante las ¨²ltimas 5 semanas, acaba de cerrar sus puertas. Los candidatos para la presidencia de los Estados Unidos se est¨¢n entrenando ahora para otro juego, a¨²n m¨¢s dificil y m¨¢s discreto: la ?caza? de delegados no comprometidos. Los medios informativos no est¨¢n incluidos en el reparto del segundo acto de la campa?a: Ford dejar¨¢ de utilizar los anuncios anti-Reagan y Jimmy Carter tendr¨¢ que limitarse a exhibir su sonrisa ante el tel¨¦fono de la esperanza. Su ?operaci¨®n encanto? contin¨²a, pero s¨®lo por intermedio del hilo m¨¢gico que le ermite hablar con dos o tres personas al mismo tiempo, dialogar con el norte y el sur, con los agricultores y los pol¨ªticos.Es probable que el ?show Reagan? contin¨²e. El californiano es a la vez conservador, favorito y... artista. A Reagan le encantan los decorados y las celebraciones de grandes e incluso ficticias victorias en compa?¨ªa de sus amigos, los actores de Hollywood. Pero la pel¨ªcula de pol¨ªtica ficci¨®n del ex gobernador provoca cierta inquietud en la capital de los Estados Unidos. En efecto, muchos funcionarios del Gobierno temen que el ?show Reagan? podr¨ªa acabar con un tiroteo entre republicanos, como casi todas las pel¨ªculas del oeste.
?Qui¨¦n ganar¨¢? ?Los ?buenos? o los ?malos? El gui¨®n de Reagan est¨¢ firmado por... Reagan. Es de suponer que el protagonista no pretende suicidarse al final de la obra. Vaya usted a saber...
Jimmy Carter, que lleva 16 meses preparando su entrada en el escenario pol¨ªtico de este pa¨ªs, ha logrado el mayor ¨¦xito electoral. Ayer, Carter ten¨ªa ya unos 1.100 delegados dispuestos a apoyar su candidatura en el Madison Square Garden de Nueva York. El sure?o espera contar con los 229 delegados del senador Jackson, con los de George Wallace y ?por qu¨¦ no?, con los de Frank Church. Carter, este hombre honrado y desconocido, que tiene dotes de mando y sabe ganarse la confianza de sus compatriotas, se ha convertido en la pesadilla de la Casa Blanca. En efecto, seg¨²n una encuesta realizada ayer por el New York Times y la cadena CBS, el ex gobernador de Georgia es m¨¢s popular que cualquier otro candidato dem¨®crata, m¨¢s conocido y estimado que Ronald Reagan y Gerald Ford. Carter es la medicina-milagro del pueblo americano, que desea olvidar la guerra de Vietnam y el esc¨¢ndalo de Watergate, la corrupci¨®n de los pol¨ªticos y las dificultades econ¨®micas. La panacea universal no existe, claro est¨¢. Jimmy Carter ha prometido muchos cambios, los pol¨ªticos estiman que se ha comprometido demasiado, pero el americano medio tiene una gran confianza en ¨¦l. Quiz¨¢s porque el sure?o nada tiene que ver con el establishment de la capital.
Posibles alianzas
Poco despu¨¦s de haberse hecho p¨²blicos los resultados de Ohio y Nueva Jersey, el ex gobernador de Georgia llam¨® a Morris Udall y a Frank Church, sus ex competidores y posibles aliados en un futuro no tan lejano. ?Mo? Udall, que hab¨ªa criticado durante meses la ?poca consistencia? del programa de Carter, declar¨® que el georgiano est¨¢ ahora en el umbral de la investidura y que ¨¦l, Udall, estar¨ªa dispuesto a apoyarle ?si Carter desea pactar con los liberales?.Frank Church, que se limit¨® a hacer campa?a desde Washington, sacando los trapos sucios de la CIA, el FBI y dem¨¢s organismos de inteligencia americanos, sab¨ªa perfectamente que no iba a ser el n¨²mero uno en las elecciones. Church se present¨® en muy pocas primarias y cuenta con poqu¨ªsimos delegados. En principio, el jefe del comit¨¦ para la inteligencia del Senado estar¨ªa dispuesto a ceder sus delegados a Carter a cambio de la vicepresidencia de los Estados Unidos. Sin embargo, parece que el nombre de Church no figura en la lista de segundos de a bordo del sure?o, cuyo favorito es Walter Mondale.
El reci¨¦n llegado Jerry Brown, un dem¨®crata igual de conservador que Ronald Reagan, vot¨® a favor de... Jerry Brown, claro est¨¢. El gobernador de California, que acaba de descubrir las teor¨ªas elaboradas a principios de siglo por los pol¨ªticos de la Costa Este de los Estados Unidos, no parece dispuesto a abandonar el combate. Brown ha anunciado que est¨¢ dispuesto a recorrer todos los Estados y a hablar con los delegados no comprometidos, ganar votos a posteriori y preparar un enfrentamiento con Carter, que se niega a aceptar el desaf¨ªo. Algunos estiman que Brown viola las reglas del juego. Eso es cierto, pero muy pocos piensan que el californiano, que se da cuenta de su fracaso, est¨¢ prepar¨¢ndose el terreno para las elecciones de 1980.
Ford, inseguro
Gerald Ford, que gan¨® las primarias de Ohio y de Nueva Jersey, se encuentra en una situaci¨®n bastante dif¨ªcil. El presidente necesita m¨¢s de 300 delegados para la investidura de Kansas City, pero los sondeos de opini¨®n indican que los republicanos no comprometidos coquetean con las ideas de Reagan, que parte de los delegados a¨²n no elegidos estar¨ªan dispuestos a apoyar al californiano. Los consejeros de Ford aseguran que el presidente llegar¨¢ a la convenci¨®n con la mayor¨ªa necesaria para ganar en la primera votaci¨®n, pero los observadores imparciales estiman que Ford deber¨ªa prepararse para un combate m¨¢s largo y m¨¢s duro. Es extra?o, pero en un pa¨ªs donde el presidente cuenta siempre con la ayuda de casi todos los grupos de presi¨®n, Gerald Ford se convierte en la excepci¨®n que confirma la regla. El hombre de la Casa Blanca debe sentirse abandonado: Ford no est¨¢ seguro de su victoria en Kansas y todav¨ªa no quiere pronunciarse sobre el porvenir de los republicanos en las elecciones generales de noviembre. El presidente arrastra tres r¨¦moras: la guerra del Vietnam, el esc¨¢ndalo de Watergate y el perd¨®n de Richard Nixon.La quinta parte de la poblaci¨®n norteamericana dio luz verde a las convenciones de julio y de agosto. El tel¨®n acaba de bajar, pero el descanso ser¨¢ relativamente corto. Dentro de un par de d¨ªas, Am¨¦rica seguir¨¢ el segundo acto de la obra, que podr¨ªa titularse ?conversaciones secretas? o ?juegos de mano?. Ha llegado el momento de la reconciliaci¨®n, de las alianzas y... de las conjuras.
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