Un rumor: el Museo de Goya se construir¨¢ en el Jard¨ªn Bot¨¢nico
La gravedad del caso oscila, por ahora, entre la verosimilitud del rumor y la constancia de hechos consumados. ?El nuevo Museo de Goya, en los viejos terrenos del Jard¨ªn Bot¨¢nico? S¨ª, y con irreparable deterioro de una de las m¨¢s antiguas y ricas colecciones florales que a¨²n perviven en el mundo.Un buen d¨ªa se cerraron las puertas del Bot¨¢nico (los soberbios p¨®rticos de Juan de Villanueva), se alzaron vallas en su l¨ªmite con la calla de Alfonso XII, se abrieron zanjas... y se hizo discretamente visible el trasiego de herramientas devastadoras y ¨²tiles de la construcci¨®n. Otro d¨ªa fueron desapareciendo las admirables dependencias del siglo XVIII y XIX que serv¨ªan de viveros, y los viveros mismos. Y en d¨ªas y meses sucesivos se inici¨®, con igual discreci¨®n, la talada de alg¨²n ¨¢rbol ¨²nico y la siega de otras especies tambi¨¦n ¨²nicas.
La operaci¨®n se ha venido llevando acabo como en secreto y a merced de una desconcertante intermitencia. Cerradas al p¨²blico las puertas de ese orgullo de Madrid que es (o era) el Jard¨ªn Bot¨¢nico, comenzaron a abrirse a tal cual veh¨ªculo de acarreo, pasaban a la vista del transe¨²nte mesurados sacos de cementos, contadas torres de ladrillos, calculadas porciones de arena y ¨¢ridos... y sal¨ªan cercenadas (generalmente con el crep¨²sculo) estas y aquellas especies bot¨¢nicas. Entre pausa y tajo, la empresa iba adelante.
Arquitectura y Bot¨¢nica, al traste
Y va adelante. Se ignora si un quehacer tan secreto y silencioso obedece averg¨¹enza o trata de evadir justificadas repulsas, aunque el rumor insin¨²e que el ritmo lento e intermitente de las obras responde con exclusividad a fluctuaciones presupuestarias. Por lo dem¨¢s, parece que el proyecto ha sido oficialmente aprobado y tardar¨¢ o no tardar¨¢ en adoptar el cuerpo y la forma de un edificio rectangular a lo largo de lo que hoy es la verja de la calle de Alfonso XII, avanzando hacia el centro del jard¨ªn en la proporci¨®n de unos ?15 metros!La p¨¦rdida, al cabo, de una buena porci¨®n del jard¨ªn, con la consiguiente desaparici¨®n de especies florales ¨²nicas en el mundo e imposibles de recuperar. ?Al traste los trabajos minuciosos de Linneo en la esmerada y cient¨ªfica selecci¨®n de especies y buen destino de un jard¨ªn que ¨¦l cuid¨® como propio y para disfrute ajeno! ?Al traste tambi¨¦n las razones de arquitectura, ecolog¨ªa y urbanismo de Juan de Villanueva y la suma de sus muchos desvelos en pro de un conjunto ejemplar sobre la ejemplaridad misma del paseo del Prado!
A nadie se le oculta que la cantidad y calidad de las obras de Goya merecen un ¨¢mbito m¨¢s adecuado que las diversas y asfixiantes salas del Prado a ¨¦l dedicadas. Pero ?por qu¨¦ ha de asentar el nuevo y merecido museo sus cimientos bajo tierra abonada ?nada menos que por Linneo!, ofrecida por Villanueva como singular imagen c¨ªvica y reclamada por el ciudadano consciente como una exigencia razonable frente al irracional y paulatino deterioro de la ciudad en que mora?
Incomprensible tolerancia
?Es acaso viable una zona de museos sobre el trazado de una ordenaci¨®n preestablecida y agobiante como la que circunda al del Prado, cuyas actuales obras de climatizaci¨®n suponen, al parecer, un costo equivalente al de un nuevo edificio? ?No valdr¨ªa la pena, en tales circunstancias, trazar de nuevo cu?o un verdadero conjunto muse¨ªstico all¨ª donde sea adecuado, al menos, a sus propias necesidades? ?Por qu¨¦ se confina a extramuros el alucinante Museo de Arte Contempor¨¢neo y se insiste en profanar el Bot¨¢nico para instalar el de Goya?No remitimos a quien corresponda el suma y sigue de estas y an¨¢logas preguntas, por ser ¨¦l en el anonimato del membrete oficial, el tolerante o promotor del desm¨¢n que aqu¨ª se denuncia. El encargo proviene, seg¨²n el rumor, de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico y Cultural (antes; de Bellas Artes), corriendo el proyecto de cuenta de dos arquitectos restauradores, cuya actividad se ha desarrollado en aquel Ministerio o Ministerios que m¨¢s hab¨ªan de velar por los despojos de nuestro Patrimonio Hist¨®rico.
Babelia
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