"La antinaturaleza", an¨¢lisis minucioso de un mito
Durante los ¨²ltimos a?os, hemos asistido a un proyecto filos¨®fico de re-interpretaci¨®n del pensamiento de F. Nietzsche, que permanec¨ªa injustamente asociado a una determinada postura pol¨ªtica de funesto recuerdo. Ciertamente, algunos trabajos eruditos, entre los que destaca el realizado por K. Schlechta, demostraron con toda evidencia la serie de manipulaciones que sufri¨® la obra del fil¨®sofo alem¨¢n, sobre todo en funci¨®n del oportunismo de su hermana Elisabeth Foerster-Nietzsche; en cualquier caso, este primer ajuste hist¨®rico, capaz de proporcionar nos una imagen cabal de la personalidad de Nietzsche, deb¨ªa ser completado por una investigaci¨®n estrictamente filos¨®fica, que desarrollara el potencial cr¨ªtico de su pensamiento. En este sentido, y sin olvidar algunos estudios, ya cl¨¢sicos, de la filosof¨ªa alemana (Jaspers, Heidegger, L?with), cabe destacar, por su original y renovador planteamiento, el papel jugado por un determinado sector de la filosof¨ªa francesa contempor¨¢nea especialmente el situado en torno a nombres como el de P. Klossowski y G. Deleuze.En el contexto de esa corriente neo-nietzscheana francesa hay que situar la figura de Cl¨¦ment Rosset, cuya L¨®gica de lo peor acaba de publicarse en Espa?a. Conviene recordar que de Cl¨¦ment Rosset ya ten¨ªa noticias el lector espa?ol interesado por temas filos¨®ficos por la publicaci¨®n de otra de sus obras, titulada La anti-naturaleza.
L¨®gica de lo peor
de C. Rosset. Barcelona. Editorial BarraL 1976La anti-naturaleza de C. Rosset. Madrid. Editorial Taurus. 1974
Inter¨¦s por el irracionalismo
Cl¨¦ment Rosset, cuya evoluci¨®n filos¨®fica guarda m¨¢s de un paralelismo con la de G. Deleuze -no olvidemos la significativa proximidad de algunos de los t¨ªtulos publicados por ambos autores: L¨®gica del sentido-L¨®gica de lo peor, El anti-Edipo-La anti-naturaleza, ha demostrado, a lo largo de toda su producci¨®n, un inter¨¦s constante por las filosof¨ªas llamadas ?irracionalistas?, especialmente por los sistemas de Shcopenhauer y Nietzsche. Naturalmente que la atenci¨®n dedicada por Rosset a los sistemas mencionados, a los que hay que sumar otros que, en distintas ¨¦pocas, poseen un similar talante -Empedocles, los sofistas Montaigne, Pascal, Graci¨¢n, Hobbes, etc.,-, no se inscribe en las interpretaciones acad¨¦micas convencionales, para las que todo lo que se refiera a escepticismo, pesimismo o vitalismo es la consecuencia natural de una injustificada o interesada desconfianza en la raz¨®n, a la que pretenden subrepticiamente ?asaltar?, seg¨²n la f¨®rmula de combate que vulgarizara Luk¨¢cs. El asalto, dir¨ªamos nosotros, se dirige, en todo caso, contra la Raz¨®n con may¨²scula, una Raz¨®n concebida como instancia absoluta y normativa, que, al trascender todo l¨ªmite individual, limita, a su vez, el desarrollo de la pluralidad de razones.
Orden racional
Precisamente esa misma Raz¨®n, que alcanzar¨¢ su expresi¨®n m¨¢s completa hist¨®ricamente en la filosof¨ªa de la Ilustraci¨®n, ser¨¢ el objeto de la cr¨ªtica de los tres pensadores revolucionarios m¨¢s grandes de todo el siglo XIX: Marx, Freud y Nietzsche. En realidad, el pensamiento ilustrado hab¨ªa conseguido legalizar, de una vez por todas, un viejo anhelo de la filosof¨ªa occidental: el orden racional del universo, momento que Kant saludar¨ªa como ?la superaci¨®n del hombre de su estado de minor¨ªa de edad?. Frente al oscurantismo religioso, que el pensamiento ilustrado juzgaba, junto con cualquier forma de superstici¨®n, como la principal dificultad para la emancipaci¨®n humana, en la medida en que toda trascendencia arrebataba al hombre la capacidad de controlar directamente su destino, se opon¨ªa la autonom¨ªa de la Raz¨®n, desde la cual poder criticar la idea cristiana del hombre como ser radicalmente escindido (equivocan contrariedades con contradicciones, afirmaba socarronamente Voltaire) y desde la cual afirmar un Orden que interesaba por igual a la Naturaleza y al Hombre: la Raz¨®n se hac¨ªa ?transparente?. En el proceso pudo sufrir la creencia en la existencia de un Dios personal pero no la idea de Religi¨®n, que permanec¨ªa inc¨®lume en el concepto de naturaleza ?divinizada?, porque, como se?ala Rosset: ?Los presupuestos b¨¢sicos de la ideolog¨ªa religiosa no son, en efecto, diferentes de los presupuestos naturalistas, que aparecen de esta manera como el n¨²cleo de toda religi¨®n: la invenci¨®n del mundo (idea de naturaleza) precede necesariamente a la invenci¨®n de un dios en el origen del mundo (idea religiosa)?. No es de extra?ar, por consiguiente, que las cr¨ªticas m¨¢s acerbas de Nietzsche se dirijan precisamente contra ese concepto clave de ?naturaleza divinizada?, tal y como lo expresa en el aforismo 109 de la Gaya ciencia, texto con el que significativamente Rosset comienza su Anti-naturaleza: ??Cu¨¢ndo daremos t¨¦rmino a nuestros escr¨²pulos y prevenciones! ?Cu¨¢ndo dejaremos de estar obcecados por todas esas sombras de Dios? ?Cu¨¢ndo habremos ?desdivinizado? completamente a la naturaleza? ?Cu¨¢ndo nos ser¨¢ al fin permitido, a nosotros los hombres, comenzar a ser naturales, a ?naturalizarnos?, con la pura naturaleza, la naturaleza recobrada, la naturaleza liberada??.
Afirmaci¨®n del azar
Esa pura naturalidad reclamada imperiosamente por Nietzsche no obedece a ning¨²n otro orden desde el cual poder de nuevo sobreponerse; por el contrario, supone la afirmaci¨®n del azar como ¨²nica realidad substante. Cr¨ªtica radical que tr¨¢smutar¨¢ el orden convencional en el que el pensamiento occidental ha desarrollado su discurso legal, pues recobra el h¨¢lito original sobre cuya negaci¨®n todo sistema se construye y que ya fue expresado por el f¨ªsico griego Anax¨¢goras: ?Al principio era el caos, luego vino la inteligencia y lo orden¨® todo?. Pensamiento puramente negativo, pues deshace los presupuestos de cualquier raz¨®n objetiva, de cualquier necesidad, devolviendo al discurso su car¨¢cter gratuito y artificioso. La filosof¨ªa de C. Rosset trata de adentrarse por esos caminos prohibidos, m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites impuestos por lo ?razonable?: pensamiento del desorden y del caos. Puede as¨ª llamar a su empe?o ?tragedia?, pues requiere una ?visi¨®n imposible, visi¨®n de nada -de una nada que no significa la instancia metaf¨ªsica denominada la nada-, sino m¨¢s bien nada de lo que es en el orden de lo pensable y de lo designable?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.