El exiliado gana en libertad lo que pierde en contacto con su pa¨ªs
Su ¨²ltima publicaci¨®n en Espa?a, es el estudio definitivo sobre el tambi¨¦n exiliado Blanco White, y como los contactos y concomitancias entre ambos escritores, contra el tiempo, son evidentes, por ah¨ª comenzamos.-La primera vez que vi algo sobre Blanco White fue en la Historia de los Heterodoxos espa?oles, y habituado ya a pensar lo contrario que Men¨¦ndez Pelayo, me puse a buscar la obra del escritor. En Par¨ªs encontr¨¦ s¨®lo algunos textos en espa?ol, pero cuando le¨ª su libro sobre Espa?a, me qued¨¦ realmente sobrecogido, pens¨¦ que era el texto m¨¢s importante y revelador sobre el pa¨ªs, escrito en dos siglos. Mi inter¨¦s por ¨¦l se hizo enorme, y cuando fui a Estados Unidos, busqu¨¦ ansiosamente por las bibliotecas de las universidades americanas toda su obra inglesa. Fue una experiencia realmente impresionante, porque a medida que lo le¨ªa, encontraba p¨¢ginas enteras, p¨¢rrafos enteros que me daban la impresi¨®n de haberlos escrito yo, de estarlos pensando yo. Era un verdadero desdoblamiento, y la raz¨®n era muy simple: las estructuras pol¨ªticas, religiosas, mentales y sociales que atacaba Blanco, eran las mismas que estaba atacando yo. Nuestra relaci¨®n era muy ¨ªntima, porque nuestro conflicto con el pa¨ªs era el mismo.
-Incluso, la apreciaci¨®n de exiliado.
-S¨ª. El exilio tiene ventajas y desventajas. Las desventajas son evidentes: la p¨¦rdida de contacto con el pa¨ªs, con la lengua del pa¨ªs, con su gente, pero tiene tambi¨¦n unas ventajas importantes: permite una evaluaci¨®n mucho m¨¢s objetiva, desde fuera, distanciada. Y una mayor libertad en las ¨¦pocas como la de Blanco, o la Espa?a que he vivido, en que hab¨ªa una dictadura. El exiliado gana en libertad lo que pierde en contacto con el pa¨ªs.
El autor prohibido
-Tambi¨¦n tendr¨¢ que ver en su obra la dificultad del p¨²blico espa?ol para acceder a ella.-Este problema es m¨¢s grave para los l¨ªderes pol¨ªticos o para los escritores testimoniales o realistas, con comillas. De hecho, mis preocupaciones literarias, durante los ¨²ltimos quince a?os, no eran de esta ¨ªndole, sino que estaban mucho m¨¢s centradas en la interpretaci¨®n de la historia de Espa?a y su literatura. Una preocupaci¨®n que part¨ªa de considerar que el r¨¦gimen de Franco no hab¨ªa sido el fruto de una casualidad hist¨®rica, de la mera circunstancia hist¨®rica que motiv¨® el triunfo de sus fuerzas sobre las republicanas, sino que intent¨¦ llevar la reflexi¨®n m¨¢s all¨¢: por qu¨¦ este r¨¦gimen, que conoc¨ª en mi infancia y juventud, hab¨ªa sido posible. Y esto me conduc¨ªa a una interpretaci¨®n del pensamiento oficial ortodoxo espa?ol, pr¨¢cticamente desde los Reyes Cat¨®licos hasta el siglo XX. As¨ª que el estar fuera de Espa?a no signific¨® ning¨²n h¨¢ndicap.
-Sin embargo, una de sus dedicaciones ha sido las colaboraciones period¨ªsticas.
-Yo escrib¨ª sobre pol¨ªtica espa?ola en la prensa francesa, particularmente en Nouvelle Observateur y L'Expres, entre el 58 y el 64, muchos art¨ªculos, algunos con mi nombre y otros con seud¨®nimos. Pero a ra¨ªz de un art¨ªculo que me envolvi¨® en la pol¨¦mica entre Claudin y Sempr¨²n y el Partido Comunista, y en la que este art¨ªculo fue utilizado para excluir a estos amigos, decid¨ª no escribir m¨¢s sobre pol¨ªtica espa?ola.
La dif¨ªcil voluntad de exilio
-Una de las cr¨ªticas m¨¢s comunes a los exiliados voluntarios que mantienen determinadas posiciones pol¨ªticas, es ese mantenimiento del exilio, de motu propio, y como complaci¨¦ndose en una especie de automartirologio...-No creo que yo haya ca¨ªdo en ese ?regodeo en mi propio dolor?, que dice. Empezar¨¦ por decir que yo me march¨¦ de Espa?a, en t¨¦rminos generales, voluntariamente, es decir, no sal¨ª a u?a de caballo, cruzando el Pirineo. Pero de hecho, lo del car¨¢cter voluntario es muy relativo, porque si yo hubiera podido escribir libremente, o ense?ar libremente, o publicar lo que quer¨ªa, nunca hubiera salido del pa¨ªs. Lo cierto es que empezaba a topar con la censura, y ten¨ªa serias dificultades.
-?Y d¨®nde reparte su exilio?
-He vivido desde el 58 en Par¨ªs. Desde el 59 doy cursos en Estados Unidos, en distintas universidades, por una raz¨®n muy simple. Con el dinero de estos cursos, trimestrales o cuatrimestrales, y mis derechos de autor, puedo trabajar a mi ritmo el resto del a?o. El otro tiempo lo reparto entre Par¨ªs y T¨¢nger o Marraquech, porque me gusta poco el clima invernal, y por otro lado, siento una enorme simpat¨ªa por el mundo ¨¢rabe.
Espa?a est¨¢ cambiando
-Ha paseado por la Feria del libro. ?Qu¨¦ impresi¨®n le ha dado la producci¨®n literaria y cultural que ha podido ver?-Una impresi¨®n muy grata, como recorrer los kioskos y ver la prensa. La primera vez que vine a Espa?a, despu¨¦s de la muerte de Franco, tuve la impresi¨®n, para m¨ª muy agradable de estar en el extranjero. Me hab¨ªa acostumbrado a esa informaci¨®n en r¨¦gimen de pan y agua, y de repente, ante aquella carta tan completa, me qued¨¦ muy sorprendido. Ten¨ªa toda la impresi¨®n de estar en Estados Unidos, o en Francia, o en otro pa¨ªs, y lo digo, claro, como un piropo.
-A la vista de todo esto, ?cu¨¢les cree que son las perspectivas de este pa¨ªs?
-Resulta muy arriesgado siempre predecir el futuro, y sobre todo el futuro espa?ol, porque existen tales imponderables en el pa¨ªs que, inevitablemente, todos los adivinos se parten la crisma. Pero a m¨ª me parece que era evidente, desde hace unos a?os, el divorcio entre el pa¨ªs real y las estructuras del pa¨ªs oficial, y que ten¨ªa que llegar forzosamente un momento en que la realidad del pa¨ªs se impusiera sobre la oficialidad. Este mismo divorcio, dir¨¦ de paso, se da en el terreno literario, entre la literatura real y la literatura oficial.
-Y hablando de literatura real: ?qu¨¦ pasa con Juan sin Tierra?
-El a?o pasado la imprimi¨® Seix Barral, pero no pudo salir al mercado y actualmente sigue prohibida. Igual prohibici¨®n se mantiene con la Reivindicaci¨®n del Conde Don Juli¨¢n.
-Antes mencionaba el caso de Claud¨ªn y Sempr¨²n y su alternativa dentro del PC, y todos sabemos c¨®mo acab¨®. ?Cree que la izquierda, revolucionaria o no, plantea verdaderas alternativas de cambio? ?Cu¨¢l es su opini¨®n acerca de esto?
-Creo que, en los ¨²ltimos tiempos, ha habido una evidente renovaci¨®n en el campo marxista, pero me parece que no ha tocado el fondo de los problemas. Cuando, por ejemplo, veo que el PC franc¨¦s o el italiano renuncian a la noci¨®n de Dictadura del Proletariado, me parece muy bien, pero... es la misma impresi¨®n que si un concilio eclesi¨¢stico anunciara que la Virgen no subi¨® al cielo en cuerpo y alma. Es decir, que siguen manteniendo todo un conjunto de dogmas y modos. El verdadero problema, el que habr¨ªa que analizar a fondo es por qu¨¦ lo que se ha llamado dictadura del proletariado es una dictadura sobre el proletariado. Nunca se ha hecho este an¨¢lisis y convendr¨ªa hacerlo. Hay que ir hasta el fondo de las cosas.
-?Y cu¨¢l ser¨ªa la alternativa real? ?Existe una alternativa global?
-Bueno, los movimientos de izquierda han mantenido una serie de aspiraciones confusas de una serie de pueblos de diversos pa¨ªses, que se han venido reflejando, a veces de forma ut¨®pica, desde Fourier a Marcuse, pasando por pensadores como Norman Brown, etc¨¦tera, y sin olvidar, por el lado marxista, gente como. Alexandra Kollontai o Rosa Luxemburgo, o todo el anarquismo espa?ol... No se trata de hacer una s¨ªntesis, pero creo que reflejan una serie de aspiraciones reales, que no se han introducido en los esquemas del marxismo cl¨¢sico.
Sobre las nacionalidades
-Una de las contradicciones que marcan la pol¨ªtica actual viene dada por el resurgir de las nacionalidades, por un lado, y la tendencia a la desaparici¨®n de las fronteras, por parte del capital, por sus propias necesidades econ¨®micas, y por la teor¨ªa revolucionaria, por otro. ?C¨®mo lo ve?-Creo que en Espa?a, el problema de las nacionalidades, el resurgir del problema, se debe al centralismo aberrante de estos ¨²ltimos a?os. En Francia es igual, el centralismo espa?ol se import¨® de all¨ª. Sin embargo, en Alemania e Italia parece haber un sistema de autonom¨ªas regionales. El centralismo ha pretendido la eliminaci¨®n de una serie de caracter¨ªsticas regionales, y el separatismo es un fruto de la actuaci¨®n de los Gobiernos centrales.
-Pero, ?c¨®mo encadenar las reivindicaciones nacionalistas con la pretensi¨®n de desaparici¨®n de las fronteras?
-Es que no se trata de establecer fronteras dentro de, por ejemplo, Espa?a. Supongo que se trata del reconocimiento de su personalidad, y de una evoluci¨®n de todas las fronteras. A m¨ª, por ejemplo, me parecer¨ªa bien un Portugal incluido en el total de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, un total en que cada miembro de la familia ib¨¦rica se sintiera como en su propia casa.
?Realismo? ?Qu¨¦ es el realismo?
-Una de las tesis cl¨¢sicas del marxismo, para la cr¨ªtica literaria, dice, simplificando, que la infraestructura econ¨®mica determina, en ¨²ltima instancia, la producci¨®n literaria y cultural. ?Usted la acepta?-Estoy totalmente en contra de todo tipo de interpretaci¨®n esquem¨¢tica. Hay una relaci¨®n evidente entre la literatura y el sistema productivo, pero es mucho m¨¢s compleja y flexible de lo que los cr¨ªticos improvisados quieren hacernos creer. No se puede leer un texto literario como si fuera un manifiesto pol¨ªtico. Lo digo porque, recientemente, un cr¨ªtico marxista, por otra parte buen amigo m¨ªo y por el que siento mucha simpat¨ªa, ha hecho una interpretaci¨®n de mi Reivindicaci¨®n del Conde Don Juli¨¢n, criticando, por ejemplo, el que no haya puesto de relieve el papel de la clase obrera... Mi prop¨®sito era muy otro: interpretar cr¨ªticamente la cultura espa?ola.
-Se ha dicho que Don Juli¨¢n es una novela anti-espa?ola.
-Durante cuarenta a?os, el t¨¦rmino espa?ol ha sido acaparado por una peque?a minor¨ªa que lo manejaba y consideraba que todo lo que estuviera en contra de esta minor¨ªa era anti-espa?ol. Si esto es ser anti-espa?ol, yo lo soy, porque he estado y sigo estando en contra de esta minor¨ªa.
-?Qu¨¦ es Juan sin Tierra?
-Resulta muy dif¨ªcil definir as¨ª, en dos l¨ªneas, un texto en el que he trabajado varios a?os. Como no tiene argumento, no se puede resumir, ser¨ªa como resumir un soneto. Es imposible. Digamos que es el texto que cierra el cielo que inici¨¦ con Se?as de Identidad y con Don Juli¨¢n.
Por do m¨¢s pecados hab¨ªa
-Parece que Don Juli¨¢n es una especie de exorcismo...-S¨ª. Es una especie de psicoan¨¢lisis individual y psicoan¨¢lisis de la cultura y la historia de Espa?a. La elecci¨®n de Don Juli¨¢n como s¨ªmbolo era importante, porque durante siglos, la interpretaci¨®n de la historia de Espa?a se fundaba sobre ese mito, tan pr¨®ximo por otro lado, al de la ca¨ªda; era el pecado carnal de Rodrigo, la venganza de Don Juli¨¢n, y el castigo: la invasi¨®n musulmana, castigo de una culpa cuyo origen era un delito sexual. Y en las leyendas donde se contaba la historia, ¨¦l era castigado a ser enterrado en un pozo- con una culebra que le devoraba, comenzando por donde m¨¢s pecado hab¨ªa, es decir, que comenzaba por devorarle el sexo. Cuando le¨ª todos los romances y textos en que se contaba la leyenda que ha funcionado durante siglos como explicaci¨®n del origen de la naci¨®n espa?ola, sent¨ª que ten¨ªa base para una explicaci¨®n, digamos freudiana.
-?Y qu¨¦ est¨¢ preparando ahora?
-Estoy trabajando en un libro de ensayos, alguno de los cuales han aparecido en alguna revista. Digamos que el com¨²n denominador es el papel del erotismo y la represi¨®n en la literatura espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.