Se consolida necesidad de nuevo compromiso hist¨®rico
Hasta las seis de la ma?ana de hoy no se tendr¨¢n los datos definitivos sobre la C¨¢mara de Diputados, seg¨²n anunci¨® el ministro del Interior, Francesco Cossiga. Durante toda la noche, la televisi¨®n italiana ha transmitido un servicio ¨²nico electoral, alternado con m¨²sica ligera, durante el cual, recog¨ªa las reacciones de los pol¨ªticos, las impresiones de los periodistas, y las primeras declaraciones de los mejores de ?polit¨®logos? de toda Europa.
Los diarios saldr¨¢n hoy con estos titulares: ?La Democracia Cristiana refuerza, el Partido Comunista avanza? (Il Giornale de Milan), ?Recuperaci¨®n DC. Avance PSI, ?Flexi¨®n PSI, ca¨ªda laicos: (Il Giorno de Milan), ?Nueva impetuosa avanzada comunista? (L'Unit¨¢, ¨®rgano comunista), ?Victoria Democracia Cristiana? (II Popolo, ¨®rgano de la DC), ?El Partido Comunista Italiano avanza, la Democracia Cristiana se recupera en peruicio de los laicos? (Paese Sera, pro-comunista).
Las declaraciones de los l¨ªderes obedecen al lenguaje todav¨ªa incompleto, pero elocuente, de las cifras: desilusionados y nerviosos los socialistas; alica¨ªdos y pesimistas, los partidos menores laicos (socialdem¨®cratas, liberales y republicanos); con el rabo entre las piernas los neofascistas; triunfalistas los grandes partidos de masas (Democracia Cristiana y Comunista), ejes del sistema y manzana de la discordia de la consulta electoral.
La declaraci¨®n probablemente m¨¢s pol¨ªtica de toda la noche la hizo el secretario general del Partido Comunista, Enrico Berliguer: ?La DC tiene que hacer cuentas con nosotros. Nosotros no podemos ignorar tampoco la fuerza popular de la DC.?
Todos los comentaristas coinciden en constatar la ingobemabilidad del pa¨ªs y la necesidad de un compromiso. Aunque la DC se haya cerrado elector¨¢lmente a todo compromiso hist¨®rico con lo comunistas, es dif¨ªcil saber esta noche s¨ª en un futuro no lejano podr¨¢ seguir cazurramente cerr¨¢ndose al compromiso que ya funcionaba en algunas regiones y a otros niveles del pa¨ªs.
No hay, al parecer, otra altemativa al llamado equilibrio, de la ?mpotencia en que se encuentra el sistema de bipartidismo imperfecto italiano.
Ha sonado, por otra parte, ya desde esta misma noche. la hora de las responsabilidades. El secretario republicano Oddo Biasini ha declarado que ?estas elecciones fueron un error de quien insistentemente las busc¨® y provoc¨®. El voto acentu¨® la situaci¨®n de ingobemabilidad de Italia?. Por su parte, el socialdem¨®crata Antonio Cariglia declar¨® sin rodeos ni pudor: ?Las elecciones sirvieron para potenciar respectivamente a la DC y al PCI en nuestro perjuicio, del PSI y de las fuerzas laicas. El secretario nacional radical Gian Franco Spadazza dijo: ?Desgraciadamente el PSI no supo o no quiso escuchar,la advertencia que le hicimos de renovar su pol¨ªtica la v¨ªspera de las elecciones?.
Ahora se lucha con encono y conc¨¦ntricamente contra el partido de mayor¨ªa relativa, la Democracia Cristiana. El resultado ha sido que este partido no ha perdido la hegemon¨ªa que desde hace treinta a?os detenta. Es verdad que analizando el voto es posible que el aumento le haya venido de los socialdem¨®cratas, liberales y neofascistas. As¨ª aparece una DC conservadora, cuya: alma popular tiene hoy puesta en discusi¨®n m¨¢s que nunca. Al lado de burgues¨ªa parasitaria poco importa que. haya sido elegido senador democristiano el administrador delegado de la Fiat, Umberto Agnelli; no quiere esto decir que la burgues¨ªa ilustrada italiana haya votado democristiano. Se trata simplemente de una DC. que ha obedecido a los tres ?noes? que ped¨ªa Fanfani present¨¢ndose con PCI revanchista de las derrotas sufriolas estos ¨²ltimos a?os: no para que el PCI obtenga la mayor¨ªa relativa, no a la convergencia comunista y socialista, no disminuir la posici¨®n de mayor¨ªa relativa de la DC.
Aunque Zaccagnini diga que la renovaci¨®n de su partido viene de los j¨®venes y de alg¨²n sindicalista que a ¨²ltima hora le ha dado su apoyo obrero, no se puede afirmar que la DC sea hoy un partido abiertoa la lucha cultural (Universidad, diarios, editoriales) que monopolizan el PCI y no se sabe c¨®mo sabr¨¢ responder a la batalla econ¨®mica que ¨¦ste le declare. Su recurso al miedo o a la protesta ha coagulado un electorado nuevo en tomo a la DC, que no es el que busca una Italia nueva.
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