G¨¢rate
G¨¢rate se llev¨® para la caseta colchonera la ¨²ltima Copa del General¨ªsimo, mientras el Rey le aplaud¨ªa porque la ganaba y porque se la llevaba.El Bernab¨¦u estaba solemne en la presidencia y henchido en los grader¨ªos. Pienso que el f¨²tbol ha sido c¨¢tedra c¨ªvica de cuarenta a?os de franquismo, como los toros fueron c¨¢tedra redonda de falta de civismo durante dos siglos de monarquismo. G¨¢rate se ha llevado la ¨²ltima copa futbol¨ªstica que lleva el nombre -o mejor la dignidad- de Franco, pero los cuarenta de Ayete no se quieren llevar a la caseta el trofeo de su poder simb¨®lico para ponerlo en el anaquel de las melancol¨ªas. Claro que los del Atl¨¦tico s¨®lo son once y los de Ayete son cuarenta. Pueden rodearnos en cualquier momento.
Mientras tanto, Eanes se llevaba la copa portuguesa de la Revoluci¨®n, tambi¨¦n a la vitrina de los recuerdos, y Ford reafirmaba en Puerto Rico, su imperialismo de chicle y cocacola, la chispa de la vida, ante los siete magn¨ªficos del capitalismo mundial: G¨¢rate pegaba gritos en la caseta pidiendo que le dejasen volver a salir, pero los del gimnasio le metieron un masaje en la l¨ªnea froid (para un afeitado fresco) y al final se hab¨ªa cumplido la suprema voluntad reaccionaria de Luis, que siendo una consigna futbol¨ªstica parece casi una consigna del R¨¦gimen: jugar mal, pero ganar.
?Y qu¨¦ otra cosa se ha hecho aqu¨ª en muchos a?os? Jugar mal, pero ganar. Ganar guerras, batallas diplom¨¢ticas internacionales, batallas c¨ªvicas nacionales, pleitos entre hermanos. Jugar mal, pero ganar y llevarse a casa la Copa de Su Excelencia. Cu¨¢ntos ex directores generales de algo la tienen en casa, sobre la chimenea, junto a la copa de tiro de Somontes, y la copa de tenis (bronce) del Club de Campo.
Con la c¨ªnica consigna de Luis, hemos tirado cuarenta a?os: jugar mal, pero ganar.
David Jato, presidente del Congreso de Falange Espa?ola de las JONS, le quita la Copa del General¨ªsimo a Cantarero del Castillo, que ha preferido siempre jugar bien, aunque perdiendo. Es un eterno perdedor.
Nicol¨¢s Sartorius, que es el G¨¢rate de Comisiones Obreras, no para de meterle goles a la UGT, pero la UGT no acepta la adjudicaci¨®n de infiltraciones fascistas en sus siglas y se deshace de la Copa del General¨ªsimo.
No s¨¦ si es cierto que se han vendido bonos de Comisiones a la puerta de las iglesias, como dice el runr¨²n, pero desde luego, a la puerta del Bernab¨¦u, el d¨ªa de la final, s¨®lo se vend¨ªan gorritos colchoneros y blanquillos para la afici¨®n. Mi suegro se me queja de que le han bajado mucho las telef¨®nicas y le digo que pruebe con los bonos de Comisiones que est¨¢n en alza.
El se?or Mart¨ªn-Gamero le ha explicado al Ap¨®stol Santiago que hay que servir la libre comunicaci¨®n de ideas, personas y pueblos, pero el Ap¨®stol se hace el sordo, porque de muy cerca de Vigo le llegan las palabras m¨¢s gratas de Fern¨¢ndez de la Mora: ?Tenemos que actuar en¨¦rgicamente?. Don Gonzalo y cierra Espa?a. Jugar mal, pero ganar, como en las Navas de Tolosa, porque meter de pronto un santo en la batalla, con su caballo mitol¨®gico, fue hacerles trampa a los Pel¨¦s de la morisma en aquel torneo de Copa de la Reconquista, que dur¨® siglos. Casi como la Copa del General¨ªsimo.
Salimos del Bernab¨¦u contentos de haber visto a las autoridades, fascinados de haber visto a G¨¢rate, que las da todas, y pregunt¨¢ndonos si esa ¨²ltima Copa del General¨ªsimo es el s¨ªmbolo definitivo que se va a cerrar con siete llaves como el sepulcro del Cid. Los ma?os, perdidos por Madrid, cantaban jotas sin garra camino de los autocares. Les faltaba el jotero mayor reci¨¦n investido en El Pilar: don Salvador de M¨¢dariaga.
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