B¨¦rlinguer, m¨¢s cerca de Tito
La reuni¨®n ?cumbre? de los partidos comunistas del este y del oeste de Europa, que comenz¨® ayer en Berlin, ha coincidido con una serie, de versiones muy significativas sobre supuestas maniobras de acercamiento del Partido Comunista Italiano (PCI) al r¨¦gimen yugoslavo, y de una inminente reconciliaci¨®n del Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) con el de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, incluso con el sector ideol¨®gico m¨¢s duro de la URSS, encabezado por el se?or Suslov.En ciertas canciller¨ªas europeas se cree que de confirmarse estas maniobras -cuyas negociaciones se han llevado hasta ahora en el mayor secreto- podr¨ªa producirse una escisi¨®n considerable en el campo del eurocomunismo: por un lado, el se?or Marchais terminar¨ªa por alejarse definitivamente del se?or Berlinguer, y el secretario general del PCI empezar¨ªa a poner en pr¨¢ctica sus ya sugeridos planes de ?convivencia? con la OTAN y, sobre todo, de ?incorporaci¨®n? a las tesis estrat¨¦gicas de Occidente frente a la URSS.
Un diplom¨¢tico italiano, que ha estado durante muchos a?os en el Departamento de Europa Oriental de la canciller¨ªa romana, habr¨ªa manifestado recientemente en Bonn, durante una conversaci¨®n con un colega alem¨¢n del mismo sector, que Berlinguer ?ha comenzado a creer firmemente en la posibilidad de sufrir un aislamiento por parte de la URSS, semejante al impuesto por Mosc¨² al Gobierno de Tito?, y que por tanto ?desea garantizarse, como aqu¨¦l, el respaldo de los Estados Unidos y de la Comunidad Europea, a cambio de una resistencia efectiva de los requerimientos estrat¨¦gicos, ecorj¨®rnicosy militares de la pol¨ªtica de expansi¨®n sovi¨¦tica en Europa.
?Nuevos contactos con Belgrado?
Aunque naturalmente la versi¨®n no se ha podido confirmar, en fuentes alemanas se cree que el jueves 23, conocidos ya los resultados de las elecciones italianas, else?or Pajetta, miembro del Bur¨® Pol¨ªtico del PCI, habr¨ªa mantenido en Roma -otros sostienen que en Belgrado- una entrevista Secreta con dos miembros del Gobierno yugoslavo muy allegados a Tito. Durante la reuni¨®n, el se?or Pajetta habr¨ªa asegurado que el PCI estar¨ªa dispuesto a respaldar ?t¨¢citamente? una intervenci¨®n militar de la OTAN -t¨¢ctica o formal-, o de algunos de sus miembros, en caso de que la URSS intentase cualquier movimiento, milit¨¢r contra Yugoslavia despu¨¦s de la muerte de Tito. Pajetta, cuya posici¨®n ideol¨®gica no es siempre igual, como se sabe, a la de Berlinguer, habr¨ªa a?adido que de ?todas formas? la ?unidad? del PCI volver¨¢ ahora a sus ?niveles anteriores?, y que su punto de vista sobre la ayuda militar y pol¨ªtica a los seguidores de Tito contaba con la aprobaci¨®n del propio Berlinguer y del Comit¨¦ Central del partido.
Los t¨¦rminos de este y de otros contactos pasados (particularmente uno que habr¨ªa tenido lugar en Bruselas el 26 de mayo) habr¨ªan sido, seg¨²n los alemanes, ?¨¢speramente discutidos? por el se?or Ponomarev, del Bur¨® Pol¨ªtico del PC de la URSS (y art¨ªfice, en gran medida, de la ?cumbre? de Berlin) con el propio Berlinguer.
En el curso de esa tormentosa conversaci¨®n entre Berlinguer y Ponomarev -que se neg¨® a aparecer oficialmente en Roma en v¨ªsperas de las elececiones-, el l¨ªder del eurocomunismo habr¨ªa se?alado que a criterio de su partido exist¨ªa ya, ?por parte de la URSS y del Departamento de Estado norteamericano, la determinaci¨®n de llevar, adelante la doctrina Sonnennfeldt? (por la cual, los Estados Unidos aceptar¨ªan el cgntrol absoluto de Europa oriental y de Yugoslavia por la URSS, y favorecer¨ªan la acci¨®n sovi¨¦tica contra los comunismos nacionales, como el rumano, y quiz¨¢ el del propio se?or Berlinguer, mientras ¨¦ste no consiga el poder en Italia). ?Puestas as¨ª las cosas -habr¨ªa apuntado Berlinguer-, al PCI no le queda ahora otro camino que negociar con la CEE y con Washington la suerte de Yugoslavia, y hasta la nuestra?.
?Marchais se separa del eurocomunismo?
No cabe duda de que esta actitud por lo dem¨¢s bastante realista-, y el hecho de que el PCI ?se haya acercado tanto al poder sin conseguirlo? (¨¦stas habr¨ªan sido las palabras de Katuchev, otro de los delegados de Breznev, durante la visita que hizo a Belgrado para concretar la conferencia, comunista), lo coloca a Berlinguer en una situaci¨®n complicada, tanto de cara a los ortodoxos prosovi¨¦ticos de su propio partido, como en el contexto nacional e internacional del PCI. ?Berlinguer -habr¨ªa dicho Marchais despu¨¦s de las elecciones- ha jugado muy fuerte. No ha perdido, pero tampoco ha ganado definitivamente. En consecuencia, el Partido Comunista Franc¨¦s debe esperar?.
De esa voluntad del PCF de ?esperar hasta que aclare? hay ya algunos indicios. Mientras se anunciaba al cabo de dos a?os de reyertas intestinas, Ia cumbre de Berlin -lo que ha representado, a pesar de las ?concesiones? sovi¨¦ticas, un triunfo personal para Breznev-, una delegaci¨®n del PC ruso era amistosamente recibida en Par¨ªs por Marchais, quien volvi¨® a repetir, como lo viene haciendo desde hace dos meses, su canto a la ?solidaridad comunista internacional?. Parece demasiado para un hombre que s¨ª ha hablado de eurocomunismo, cuando Berlinguer no se atrev¨ªa -y sigue sin atreverse- a pronunciarla palabra.
Este hecho, y el que Marchais hayaaceptado finalmente que en el documento final de Berlin se cite a la URSS entre las ?naciones socialistas? que deben ser ?defendidas? en el cuadro de esa ?solidaridad (a lo que se opuso Berlinguer hasta el ¨²ltimo momento), tiene por fuerza que preocupar al, PCI, y tambi¨¦n al se?or Ceausescu, cuyo comunismo rumano y las reivindicaciones territoriales que se ha atrevido a presentar en el campo ?hist¨®rico?, a Mosc¨², lo convierten en, el primer destinatario del desagrado sovi¨¦tico o, al menos del de los halcones ideol¨®gicos que dirige Suslov.
En resumen por ahora, todo sigue muy oscuro. No se puede saber siquiera si hay o no un verdadero eurocomunismo, ni si ese eurocomunismo se encuentra a tanta distancia de Mosc¨² como parece. Pero en caso de que los hechos vengan a ratificar las versiones y los trascendidos, no es aventurado pensar que la lucha entre la URSS y los PC occidentales no ha hecho m¨¢s que comenzar.
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