Se confirma la divisi¨®n del L¨ªbano en dos Estados contrapuestos
La resistencia de los campos de refugiados palestinos enclavados en el sector cristiano de Beirut, Nabaa, Jisr el Bacha y Tal al Zaatar, se ha debilitado. Con ello la guerra libanesa entr¨® en una etapa importante, la de la homogeneizaci¨®n confesional de los sectores cristiano y musulm¨¢n.la divisi¨®n del L¨ªbano en un ?Estado cristiano? homog¨¦neo, y un L¨ªbano musulm¨¢n compartido con los palestinos, qued¨® as¨ª confirmada. Aunque la radio palestina afirma que a¨²n se combate en torno a Tal al Zaatar, el fuerte asedio cristiano no permite albergar dudas sobre el final de la batalla.
Los extranjeros que a¨²n estaban en Beirut, principalmente funcionarios diplom¨¢ticos, evacuaron ya la ciudad, temerosos de la represalia que se avecina, una ?guerra popular total?, seg¨²n el l¨ªder de la izquierda libanesa Kamal Jumblatt. Los ¨²ltimos en salir han sido ,los sovi¨¦ticos que lo han hecho, significativamente, por el puerto sure?o de Sid¨®n, controlado por los palestinos y asediado de nuevo por los sirios.
Si los cristianos parecen haber logrado su objetivo de dividir al pa¨ªs, los sirios a¨²n han de probar que pueden hacer ?entrar en raz¨®n? a la Resistencia palestina, como sostienen ya abiertamente en Damasco. La guerra prosigue con su interminable adici¨®n de v¨ªctimas.?Porqu¨¦ y para qu¨¦".
Los or¨ªgenes inmediatos de la actual contienda es la guerra ¨¢rabe-israel¨ª de octubre de 1973, que puso en marcha un proceso hac¨ªa la negociaci¨®n del conflicto general. Aparentemente a los palestinos se les inform¨® de que como resultado de ese proceso negociador ya en marcha, recuperar¨ªan la Cisjordania y podr¨ªan constituir all¨ª un Estado -peque?o- palestino. Sobre esta d¨¦bil esperanza, la Resistencia se dividi¨® y apareci¨® el Frente del Rechazo que sosten¨ªa que no se -pod¨ªa convertir por simples promesas los medios en fines ni las t¨¢cticas en estrategias.
El acuerdo egipcio-israel¨ª sobre el Sina¨ª de 1975 dej¨® a Siria aislada en el campo inc¨®modo y dividido de los palestinos. Su uni¨®n con Jordania tuvo como finalidad aliviar su soledad: sus ataques posteriores contra la Resistencia, obligarla a lograr la cohesi¨®n necesaria para negociar sobre la ¨²nica base posible -el peque?o Estado palestino-, dada la coyuntura internacional.
No son descabelladas las noticias que llegan de El Cairo, seg¨²n las cuales, la tan buscada reconciliaci¨®n de Egipto y Siria podr¨ªa hacerse sobre la base de concesiones mutuas tales como reconocimiento por parte de Siria del acuerdo egipcio-israel¨ª del Sinai, y la aceptaci¨®n por El Cairo de la prolongaci¨®n de la intervenci¨®n siria en el L¨ªbano hasta lograr la suficiente capacidad de persuasi¨®n sobre la Resistencia palestina.
En L¨ªbano la situaci¨®n es cada vez m¨¢s confusa. El presidente electo Elias Sarkis pas¨® a un segundo plano. Soleiman Frangieli sigue gobertiando lo que queda de gobernable en el sector cristiano. El ministro de Relaciones Exteriores Camille Chamun, nombrado hace poco por Soleiman Frangieh e inmediatamente rechazado por el primer ministro Rachid Karame, envi¨® una protesta a la ONU en contra de la presencia de fuerzas pacificadoras libias en el L¨ªbano.
Los cristianos del Partido Falange (Kataeb), que ahora cobran imagen de moderados frente a los extremistas del presidente Chamun, declararon que no tuvieron ?m¨¢s remedio que sumarse a la ofensiva ¨²ltima de la extrema derecha?, pero que ellos ?pod¨ªan haber llegado a un acuerdo con los palestinos y Kamal Jumblatt?. ?Quieren con ello no hipotecar un futuro de probable negociaci¨®n con sus rivales de hoy? La realidad es que como casi todos los minoritarios de Oriente, no han sabido recoger la posibilidad de negociar con los grupos mayoritarios con los que deben convivir y prefirieron colocarse del lado del m¨¢s fuerte, para lograr objetivos inmediatos.
El capitalismo liban¨¦s, eminentemente dominado por los cristianos y la burgues¨ªa musulmana, ha sido descrito como ?capitalismo salvajo.? Los cristianos prefieren el ostracismo de la monta?a antes que renunciar a sus privilegios y predominio sobre las otras comunidades.
Todas las partes tienen prisa en lograr sus objetivos. La crisis del Medio Oriente, apesar de su insoluci¨®n, ha pasado a segundo plano del inter¨¦s de los grandes. La verdadera confrontaci¨®n del futuro est¨¢ en Africa, dividida ya en dos por un cord¨®n de Estados revolucionarios que va desde Guinea Bissau a Mozambique, pasando por Angola y la rebeli¨®n en ciernes del Africa a¨²n bajo reg¨ªmenes racistas.
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