Los tecn¨®cratas
Que dice que vuelven los tecn¨®cratas.-No, el que vuelve es Carrero Blanco.
Cuando la gente entra en el c¨ªrculo de las reencarnaciones, que dice mi querido Carlos Luis, o en la barquillera de los espectros, que digo yo (porque soy autodidacta y ramoniano), hay que dejarles con la torta, porque es que vacilan barbaridad.
-Pero el presidente ha asegurado que no, que los tecn¨®cratas no vuelven.
Por eso digo. Que si acaso volvieran o volviesen. Cojo el tel¨¦fono y llamo a Adolfo Marsillach. Adolfo es tan tecnocrat¨®logo, desde que les puso cantables en la funci¨®n aquella que hizo. Pero la se?orita de la centralilla dice que el se?or Marsillach anda por los pasillos del apartotel vestido s¨®lo con un tanga y diciendo unas cosas muy raras: ?Ay, m¨ªsero de m¨ª; ay, infelice, apurar urnas pretendo, y teniendo yo m¨¢s Tierno tengo menos libertad.? Pobre Adolfo, lo comprendo todo. Gracias, se?orita. Y cuelgo. A los c¨®micos les queda el recurso de vestirse de Segismundo y llorar en perneta viva la vuelta de los tecn¨®cratas. Yo en tanga quedo fatal, de modo que me aplico a estudiar cient¨ªficamente la situaci¨®n, como es mi deber. Visualizo interiormente la cosa con ayuda del l¨¢udano, de la marihuana y de -un par de optalidones. Aqu¨ª el ¨²nico que sonr¨ªe bajo su nariz corvina es Fern¨¢ndez-Miranda.
Como aquella beata que se qued¨® embarazada. Ya saben ustedes lo que dijo el m¨¦dico: ?Habr¨¢ que operarla para quitarle la cara de satisfacci¨®n.? Don Torcuato ten¨ªa un embarazo pol¨ªtico de nueve meses y por fin ha roto aguas.
-Pues el se?or Oriol tambi¨¦n dicen que sonre¨ªa de medio lado. Y el se?or Gir¨®n sonre¨ªa con los ojos bajos.
-Claro, son los abuelos morgan¨¢ticos de la criatura. Y conste que no estoy hablando de personas concretas. Yo s¨®lo me trato con personas jur¨ªdicas.
-?Y eso que tra¨ªa EL PA?S de que hab¨ªa mucho Banesto en el ajo?
-Tengo que llamar a Pitita Ridruejo para que me lo cuchichee.
-?Pero usted se trata con Pitita?
-Qu¨¦ quiere. Tengo debilidad por los Ridruejo. Claro, que a m¨ª el que me iba era Dionisio, pero nos lo mataron de dolor de Espa?a. Y ahora hasta le proh¨ªben los homenajes que se le hacen despu¨¦s de muerto. Con Pitita hablo de parapsicolog¨ªa.
-?Entiende?
-Cantidad. A lo mejor ella puede explicarnos la reencarnaci¨®n de Carrero.
A esto le llaman ya una pol¨ªtica de manga corta. Me suena como aquello de la Espa?a alegre y faldicorta. Cuando la oligarqu¨ªa se pone a hacer pr¨ºt-¨¢-porter es para no hacer democracia. Iba yo a comprar el pan y me encuentro a Jimmy Gim¨¦nez-Arnau. (Los hijos de los padres que am¨¦ tanto hoy me saludan como si fuera un santo.) Dice Jimmy:
-Que Areilza ha recogido ya del despacho sus plumas de ave y se pira de banda.
Hab¨ªa estado yo en un alto gabinete period¨ªstico donde se estudiaban estructuralmente las posibilidades de huida o permanencia en la saga/fuga de J. M. Areilza. El lenguaje golfo de Jimmy est¨¢ lleno de signos y significantes espont¨¢neos, y me aclar¨® m¨¢s cosas en un momento que toda la combinatoria de los tecnol¨®gicos enfrentados a los tecn¨®cratas. Fraga ha hecho otra frase: ?Una cosa es que yo parezca un guardia civil y otra que lo sea.? Acto seguido envolvi¨® su tricornio en unas hojas del Bolet¨ªn Oficial (las del cese de Arias), para marcharse. Tamames me lo dec¨ªa hace poco: ?Fraga es un esforzado luchador contra la Historia.?
La Historia le ha noqueado por sorpresa, como a Vel¨¢zquez. La tecnocracia, los ejecutivos, el b¨²nker y los azules anteriores a Omo aspiran a mejorar un poco al personal para que olvide los tambores pol¨ªticos y todo sea un feliz neocarrerismo sin Carrero. Ya les avis¨¦ en esta p¨¢ginas del revival Escriv¨¢. No ser¨¦ el futur¨®logo, pero tampoco soy tonto.
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