Evocaci¨®n de los a?os veinte, con el fascismo al fondo
A pesar de que la ¨¦poca no parece demasiado propicia a los grandes estrenos comerciales, largas colas de espectadores acuden a ver esta Divina criatura, cuya publicidad se apoya por entero en el indiscutible atractivo de Laura Antonelli -catapultada como estrella internacional desde Malicia y Pecado venial, estrenada en Espa?a, la primera con una sensible reducci¨®n del metraje m¨¢s interesante- capaz de entusiasmar hasta a los ilustres acad¨¦micos de la Lengua, a juzgar por los textos de los anuncios.Giuseppe Patroni Griffi, antiguo comedi¨®grafo, es casi desconocido aqu¨ª, ya que su film m¨¢s importante -dentro de lo que cabe-, Metti, una sera a cena... (Pongamos que una noche, cenando ... ) permanece a¨²n in¨¦dito entre nosotros, pese a que su audacia t¨ªmida de hace ocho a?os habr¨¢ quedado ya m¨¢s que rebasada. Esta nueva incursi¨®n cinematogr¨¢fica posee una indiscutible dignidad, conseguida gracias a un presupuesto elevad¨ªsimo y al talento de un equipo t¨¦cnico y art¨ªstico bien elegido, a la cabeza de los cuales est¨¢ la fotograf¨ªa de Giuseppe Rotunno -recu¨¦rdese El Gatopardo, por ejemplo- destrozada casi por completo al hinchar la copia a 70 mil¨ªmetros, y con la pobr¨ªsima proyecci¨®n del actual sistema Cinerama, que ha sacrificado la calidad al gigantismo.
La divina criatura (La divina fanciulla)
Gui¨®n de G?useppe Patroni Griffi, adaptado de la novela de Lucio Zuccoli, realizado por ¨¦l mismo. Fotograf¨ªa: G?useppe Rotunno. Int¨¦rpretes: Laura Antonelli, Terence Stamp, Marcello Mastroianni. Estrenada en el Real Cinema-Cinerama.
Clima decadente
La divina criatura es una novela de quinta categor¨ªa muy ligada al clima decadente y enfermizo que los cr¨ªticos literarios acostumbran a denominar danunzianismo, por ser una prolongaci¨®n de los excesos sensuales e ideol¨®gicos del escritor de los Abruzzos que acaba de ser adaptado tambi¨¦n por Visconti en El inocente, su obra p¨®stuma, ya comentada en estas mismas p¨¢ginas. Asistimos, al parecer a un revival D'Annunzio, muy ligado tambi¨¦n a la evocaci¨®n de los a?os veinte, una ¨¦poca muy significativa en la evoluci¨®n del mundo contempor¨¢neo, especialmente en Italia, con el irresistible ascenso fascismo. En esta pel¨ªcula, las referencias hist¨®ricas se reducen a unas cuantas anotaciones demasiado simples, porque lo que interesa al director es evocar un ambiente turbio y angustioso, a trav¨¦s de los objetos, muebles y vestuario, minuciosamente estudiados para que la escenograf¨ªa sea absolutamente cre¨ªble. Es una l¨¢stima que las energ¨ªas de Griffi se hayan quedado en este nivel escenogr¨¢fico, cuya importancia nadie discute, siempre que est¨¦ sometido a una recreaci¨®n dram¨¢tica que aqu¨ª se ha descuidado en beneficio del ambiente general. La narraci¨®n es caprichosa y descuidada, con frecuentes baches y cambios de rumbo, pero el problema b¨¢sico que el desarrollo de esta obra es la falta de entidad de la historia, esmaltada de citas literarias -Ruskin, Proust, Baudelaire, Mallarm¨¦, el mismo Zuccoli- que intentan apostillar el car¨¢cter amoral de las conductas. Laura Antonelli es, efectivamente, el centro de un relato m¨®rbido y complaciente que no analiza el fondo de las acciones, sino que recoge las contradicciones superficiales de la clase aristocr¨¢tica italiana incapaz de superar sus condicionamientos.
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