Los panaderos
Iba yo a comprar el pan y me encontr¨¦ a los panaderos, que ven¨ªan con la papela en la mano:-Nada, don Francisco, que ya tenemos el convenio.
Parece que ha habido acuerdo en el convenio de los panaderos madrile?os. El problema de los panaderos es un problema que heredamos del Gobierno anterior. Bueno, tambi¨¦n hemos heredado algunos otros problemas del Gobierno anterior. Realmente, lo que hemos heredado ha sido un puro problema, m¨¢s que un Gobierno.
-Bueno, bueno, pero con pan y vino se anda el camino.
A m¨ª no me vengan ustedes con paremiolog¨ªas, que la paremiolog¨ªa es la jerga de las dictaduras ilustradas.
-Lo que quiero decirle es que por algo se empieza. De momento parece que ya se ha arreglado lo del pan. A lo mejor luego se arreglan m¨¢s cosas.
Si cada vez que hay que firmar un convenio colectivo tenemos que cambiar todo el Gobierno, provocar una crisis-sorpresa y llamar a filas a la nueva generaci¨®n pol¨ªtica, esto va a ser un metesaca que aqu¨ª no hay quien aguante. Yo, si se ponen en esa tesitura, me parece que me voy de exiliado a Par¨ªs, con Garc¨ªa Calvo.
-No, que ¨¦se ya dicen que va a venir ahora. Don Carlos Robles le dej¨® los papeles listos.
He ah¨ª otro problema que heredamos del Gobierno anterior. Los exiliados exteriores e interiores. Los intelectuales y los panaderos. Comprender¨¢n ustedes que un sistema pol¨ªtico donde los panaderos est¨¢n casi siempre en huelga y los intelectuales est¨¢n casi siempre en Par¨ªs, m¨¢s que un sistema pol¨ªtico p¨¢rece un sistema m¨¦trico decimal de los de antes. Pero el panadero est¨¢ hoy contento porque han firmado la papela esa. Ma?ana empezar¨¢ a rascarse con u?as de harina debajo de la boina y a pensar que le han enga?ado en algo.
Este r¨¦gimen nos ha hablado siempre de la soberbia de los intelectuales. Pero, ?y la soberbia de los panaderos? Cuando un panadero se pone soberbio no hay un dios que le aguante. Ni convenio que le aplaque.
Y menos mal que mi panadero es panadera, una se?ora apasionada y simp¨¢tica. Parece la matrona de la revoluci¨®n pendiente. Parece la Tercera Rep¨²blica Espa?ola con delantal.
-Hoy lo tengo de molde, don Francisco. Y de viena, y de salbados, para adelgazar.
Me ha recordado sin querer a otra gorda m¨¢s sexy que vi el otro d¨ªa en el Calder¨®n: Addy Ventura. Le dice Addy Ventura al personal, vestida de cerillera castiza, algo as¨ª como la viuda de Dao¨ªz y Velarde en cachonda:
-Lo tengo rubio. Rubio y picado.
La gente se r¨ªe las tripas. Un p¨²blico de panaderos, claro. Y de carteros en huelga. Y de rojos. Es lo que tienen las huelgas: que encima llenan los teatros. Lo tengo rubio. A d¨®nde hemos llegado. Qu¨¦ falta estaba haciendo la Operaci¨®n Respuesta, que dice Alejandro Armesto, y la subida de los t¨¢citos al poder, que ¨¦sos, como empezaron de botones en el Ya, seguro que, le ponen coto a la Addy Ventura, a la Perla Cristal, a Anto?ito Gala, a Anto?ito Olano e incluso a Anto?ito el Camborio, si falta hiciere. Est¨¢n dispuestos a no dejar un Anto?ito suelto.
-Lo tengo rubio.
Y dale. Luego pasa lo que pasa. Martin Gamero era un blando. Y Areilza un mondaine. Y los carteros estaban con diecis¨¦is mil pesetas de sueldazo. Como son un Gobierno de desconocidos, ni siquiera tienen que luchar por la credibilidad en el mundo. Primero tienen que conseguir la identidad. Pero los panaderos est¨¢n dispuestos a no pasarles una. Y Addy Ventura no deja el preg¨®n, porque cree que sigue la apertura: Lo tengo rubio.
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