El Colegio de Abogados, contra los clientes morosos

El Colegio de Abogados de Madrid ha emprendido una serie de actuaciones contra los clientes morosos de los abogados y ha comenzado a organizar un fichero que podr¨¢ ser consultado por cualquier colegiado, incluso por tel¨¦fono. Los abogados de Madrid han recibido una carta en la que se les adjuntan cuatro tarjetas en las que deber¨¢n poner el asunto, nombre del cliente y cantidad adeudada, para que consten en el fichero.Con posteridad, el Colegio estudiar¨¢ alguna medida por la que pueda ayudarse al cobro de minutas impagadas.

La medida de creaci¨®n del fichero con los nombres de los clientes morosos ha sido bien acogida, en general, entre los abogados de Madrid, si bien se ponen pegas al procedimiento empleado para comunicarla a los interesados, sin tenernos en cuenta y por correo, como si el Colegio fuera una sociedad an¨®nima, seg¨²n ha comentado un colegiado.

Seg¨²n los abogados de diferentes especialidades consultados por EL PA?S, no puede decirse que, en general, los clientes sean m¨¢s morosos en unas ramas que en otras, ya que en aqu¨¦llas que pudiera pensarse que podr¨ªa haber menos deudores, como en la laboral, la ¨®ptica es distinta; en general, no deja de pagar el trabajador con conciencia de clase, sino aqu¨¦l que, precisamente, tiene ciertos medios.

El problema se plantea -afirma un letrado- por la mentalidad que se tiene con respecto al abogado y por la falta de informaci¨®n sobre su misi¨®n. Hay personas que creen que si un asunto no se gana no hay que pagar y otras que piensan que la misi¨®n del abogado es similar a la de un asistente social.

Un abogado penalista afirma que, en esa especialidad, los problemas tienen diversas vertientes. Seg¨²n ¨¦l, el cliente rico paga normalmente, porque tiene bienes, y si no lo hace pueden seguirse procedimientos contra ¨¦l, pero los presos por ejemplo, oficialmente son insolventes, por lo que las dificultades de cobrarles las minutas son grandes.

En el campo del Derecho Civil hay asuntos en los que el abogado no interviene directamente, sino que su labor es de asesor¨ªa, con lo que se plantea de nuevo el que el cliente suponga que no ha de pagarle.

En temas como las separaciones matrimoniales, en que podr¨ªa pensarse que existe una mentalidad previa de que se van a barajar sumas de dinero altas, tambi¨¦n muchas veces el letrado tiene dificultades para el cobro, sin contar los clientes que, en cualquiera de las especialidades jur¨ªdicas, hablan a la vez con varios abogados y desaparecen sin haber pagado a ninguno, una vez solucionados sus asuntos.

Al parecer, estos factores de impago de minutas se agravan en el caso de los abogados j¨®venes, cuyo trabajo se considera muchas veces como de puro amor al arte.