Las insuficiencias laborales de la declaraci¨®n del Gobierno
Cuando este comentarista de temas laborales y sindicales escuch¨® primero y analiz¨® despu¨¦s la declaraci¨®n program¨¢tica del Gobierno Su¨¢rez tuvo que reconocer que, desde el punto de vista pol¨ªtico, se trata de la m¨¢s positiva declaraci¨®n de intenciones que el Gobierno de este pa¨ªs haya hecho desde 1939. Sin embargo, la especializaci¨®n exige que centre mi atenci¨®n en los pronunciamientos del Gobierno que, de manera directa o indirecta, afectan a los trabajadores.Llama la atenci¨®n que el Gobierno, que al parecer ha tomado respetuosa nota de la existencia de la oposici¨®n pol¨ªtica, no haya hecho otro tanto con la oposici¨®n sindical que es rigurosamente ignorada por la declaraci¨®n program¨¢tica, en contraposici¨®n con el espec¨ªfico reconocimiento de su plural existencia hecho por el ministro de Relaciones Sindicales en su reciente mensaje ?al mundo del trabajo y de la producci¨®n?. Sin embargo, el Gobierno ha elegido el camino de pronunciarse por el expreso reconocimiento de las libertades sindicales ?de conformidad con los principios que inspiran la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo?. As¨ª las cosas al primer Gobierno de la Monarqu¨ªa no le queda otra soluci¨®n, para cumplir su promesa, que proponer a las Cortes la inmediata ratificaci¨®n de dos convenios de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, el Convenio 87 (sobre la libertad sindical y la protecci¨®n del derecho de sindicaci¨®n) y el Convenio 98 (sobre el derecho de sindicaci¨®n y de negociaci¨®n colectiva) que, desde 1948 y 1949 respectivamente, est¨¢n esperando la ratificaci¨®n del Gobierno espa?ol.
Por supuesto que la duda que surge de manera inmediata es si las actuales Cortes est¨¢n o no por la tarea de traer la libertad sindical que supondr¨ªa la ratificaci¨®n de estos convenios. En relaci¨®n con ello el Gobierno tendr¨¢ que pronunciarse a cort¨ªsimo plazo sobre el destino que piensa dar al T¨ªtulo IV del proyecto de ley de reforma constitucional elaborado por el gobierno Arias, en cuyo articulado se contemplaba la reforma sindical de Mart¨ªn Villa, que, he tenido oportunidad de se?alar no hablaba ni de sindicatos ni de libertad sindical.
Sorprende no obstante que el mismo d¨ªa en que el Gobierno Su¨¢rez proclama su amor a la libertad sindical, haya aprobado en Consejo de Ministros un decreto sobre Organizaciones Profesionales de Funcionarios P¨²blicos, en el que se niega a los funcionarios civiles del Estado el derecho y la libertad de sindicaci¨®n, imponi¨¦ndoles dos esquemas preestablecidos de organizaciones funcionariales. Quede as¨ª detectado el tema como muestra de la incongruencia entre la declaraci¨®n program¨¢tica del Gobierno y su primer decreto sustantivo y de c¨®mo no es ese camino a seguir para que la democracia est¨¦ presente entre nosotros.
El proceso de acomodaci¨®n de las leyes laborales espa?olas a los modelos vigentes en el mundo occidental, por los que se inclina la declaraci¨®n del Gobierno, exige, sin mayor espera, el reconocimiento del derecho de huelga. Tal vez el Gobierno, para no asustar a los empresarios, ha preferido no decirlo as¨ª de claro, utilizando en cambio la per¨ªfrasis, pero conviene no olvidar que los trabajadores han entendido, que homologarse con el mundo occidental significa, cuando menos, poder ir a la huelga, con todas las de la ley.
Llama la atenci¨®n por otra parte la desproporci¨®n entre las amplias, aunque vagas, manifestaciones que la declaraci¨®n program¨¢tica dedica a los temas de pol¨ªtica econ¨®mica general y de econom¨ªa de la empresa, y las escasas l¨ªneas en que contempla los temas laborales y sindicales. Tan menguada reflexi¨®n tal vez tenga sus razones en el hecho de que ni el ministro de Trabajo ni el de Relaciones Sindicales han formado parte de la comisi¨®n redactora de la declaraci¨®n program¨¢tica.
Lo cierto, sin embargo, es que al Gobierno se le han quedado en el tintero temas tan importantes como la amnist¨ªa laboral, que ni se ordena a las empresas ni se les recomienda; la reordenaci¨®n de la Seguridad Social, la reforma de la empresa, o el futuro que espera a la ley de Relaciones Laborales. Resulta curioso que estos temas hayan sido los m¨¢s trabajados en la reciente Asamblea de Empresarios celebrada en Madrid bajo el patrocinio de la Organizaci¨®n Sindical, a cuyas conclusiones ha sido m¨¢s sensible el Gobierno que a las reiteradas peticiones de amnist¨ªa laboral y sindical, derecho de huelga, y descongelaci¨®n salarial machaconamente hechas por los sindicatos obreros.
Entiendo, como valoraci¨®n de conjunto, que la declaraci¨®n program¨¢tica ha ido mucho m¨¢s all¨¢ en los temas de pol¨ªtica general que en los sindicales y laborales.
Para intentar llevar a cabo su programa el Gobierno necesita no s¨®lo la paz con los empresarios sino tambi¨¦n su ayuda, para lo cual lo primero que ha hecho desde la declaraci¨®n ha sido tranquilizarles. Eso explica que la declaraci¨®n program¨¢tica no haga la m¨¢s m¨ªnima referencia a la nueva pol¨ªtica salarial de la que tan necesitado est¨¢ el pa¨ªs, y que trate de circunscribir el ¨¦nfasis democr¨¢tico gubernamental a lo puramente pol¨ªtico.
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