La URSS, hacia la "unificaci¨®n" econ¨®mico-estrat¨¦gica del COMECON
Los proyectos de integraci¨®n energ¨¦tica y de transportes, que la Uni¨®n Sovi¨¦tica acaba de presentar en la XXX sesi¨®n del Consejo de Ayuda Econ¨®mica Mutua (COMECON), clausurada en Berl¨ªn el 9 de julio; la ola de subida de precios que se empieza a registrar en Europa oriental -despu¨¦s de la conmoci¨®n polaca, en Checoslovaquia y Hungr¨ªa se anunciaron el martes 7, alzas del 30-40 por 100 para los productos alimenticios-; los acuerdos sovi¨¦ticos-norteamericanos de noviembre pasado, por los cuales la URSS le entregar¨¢ a los Estados Unidos, durante tres a?os, petr¨®leo a cambio de cereales, y las perspectivas sombr¨ªas de las siembras de invierno en Georgia, Bielorusia y otras regiones sovi¨¦ticas, son factores que pueden provocar, a corto plazo, una modificaci¨®n sustancial, no s¨®lo en las relaciones de Mosc¨² con los pa¨ªses de su ¨¢rea, sino tambi¨¦n en las del propio poder civil con el poder militar sovi¨¦tico.
Hacia el bonapartismo
Un observador tan atento de los acontecimientos del Este como el se?or Kreisky, canciller de Austria, le habr¨ªa se?alado recientemente al presidente Giscard d'Estaing, durante su visita a Par¨ªs, que los extra?os cambios operados en mayo en el mando militar ruso, luego de la muerte del mariscal Gretchko, ?pueden determinar un vuelco, hacia el bonapartismo, en la estructura de fuerzas intemas de la URSS?.Tal posibilidad, que sin duda pondr¨ªa en peligro la continuidad del se?or Breznev en el gobierno, no totalmente asegurada a¨²n a pesar de su aparente ¨¦xito personal en el XXV Congreso del Partido, a comienzos de este a?o, es la que habr¨ªa inducido al secretario general a tratar de hacer aprobar r¨¢pidamente en esta sesi¨®n del Comecon, planes de unificaci¨®n econ¨®mica que de hecho contradicen la pol¨ªtica de relativa distensi¨®n, o de ?liberalizaci¨®n? respecto de sus ?asociados?, impuesta precisamente por Breznev a principios de esta d¨¦cada, y que adem¨¢s despiertan las mayores resistencias en casi todas las capitales del Este.
En una conversaci¨®n privada con el se?or Breznev, en la ?cumbre? de Berl¨ªn, el mariscal Tito habr¨ªa subrayado que Breznev, sometido ahora a una ?extraordinaria presi¨®n militar?, estar¨ªa intentando dejar sin argumentos a los generales, para lo cual -indic¨®- ?tiene que militarizar la econom¨ªa de toda la zona sovi¨¦tica, y cortar de raiz los tanteos de entendimiento bilateral con la CEE hechos ¨²ltimamente por Hungr¨ªa, Polonia, Rumania y Checoslovaquia. En Mosc¨² -habr¨ªa a?adido- se recela m¨¢s de esas libertades que del eurocomunismo?.
La ?unificaci¨®n?
La idea de la ?unif¨ªcaci¨®n econ¨®mica? del Comecon, desarrollada en el hotel Stadt de Berl¨ªn, primero por el se?or Sindermann, jefe de gobierno de Alemania oriental, y luego por el propio se?or Kossigyn, tiene, evidenternente, un car¨¢cter estrat¨¦gico, puesto que se refiere a las comunicaciones y a la energ¨ªa, elementos b¨¢sicos de cualquier econom¨ªa pol¨ªtico-militar. Otro tanto ocurre, seg¨²n apuntan los expertos de la CEE, con la iniciativa tomada en abril por la URSS, en el sentido de buscar una especie de ?institucionalizaci¨®n? de las relaciones del Comecon con el Mercado Com¨²n a la que tan reacia se muestra la CEE. Con esta maniobra -dijo en mayo a este corresponsal un miembro de la Comisi¨®n Europea- la URSS quiere cortar las negociaciones bilaterales de cada naci¨®n del este con Bruselas, y sustituirlas por un entendimiento de bloque a bloque, que l¨®gicamente le permitir¨ªa a Mosc¨² actuar como ¨²nico representante de su sector?.De acuerdo con la versi¨®n dada ahora en Berl¨ªn por uno de los delegados yugoslavos, los consejeros del se?or Jaroszewicz, ?premier? polaco, y de su colega rumano Manescu, ?reaccionaron vivamente? cuando el se?or Nicol¨¢s Baibakov, presidente del Gospl¨¢n sovi¨¦tico, describi¨® lo que ¨¦l calific¨® de ?programas de cooperaci¨®n a largo t¨¦rmino?, y cuando el se?or Neporojny, ministro de Energ¨ªa, enumer¨® los ?principios del futuro esquema general del sistema electro-energ¨¦tico del Comec¨®n?. ?La URSS -aseguraron los yugoslavos- pretende fijar precios internacionales (8-10 d¨®lares el barril) al petr¨®leo que exporta a Europa oriental, y cobrarlo adem¨¢s en divisas fuertes. Busca as¨ª equilibrar los precios pol¨ªticos (se habla hasta de 4-5 d¨®lares por barril) que ha concedido a los Estados Unidos, a cambio del suministro de 40 millones de toneladas de cereales entre 1976 y 1978. Ese acuerdo, que perjudica a la OPEP, ha sido denunciado ya por el tercer mundo. Mosc¨² busca as¨ª trasladar al Comec¨®n el costo de su desastre agr¨ªcola. El problema es de una gravedad extrema para todos los pa¨ªses socialistas de Europa, ya que el 80 por 100 del petr¨®leo que consumen proviene de la URSS?.
La oposici¨®n de gran parte del Comec¨®n ya fue puesta de manifiesto por Rumania en junio de 1975, durante la anterior conferencia del organismo en Budapest. A pesar de que esta vez la prensa de Bucarest guard¨® un prudente silencio antes de la sesi¨®n de Berl¨ªn, Manescu, luego de la ?propuesta? de Neporejny, advirti¨® que el plan podr¨ªa interrumpir el desarrollo industrial de Rumania. ?Te¨®ricamente -dijo- un aumento de precios nos beneficia. (Aparte de la URSS, Rumania es casi la ¨²nica gran productora de petr¨®leo del ¨¢rea). Pero la cuesti¨®n es -agreg¨® no sin malicia- que este proyecto se lanza despu¨¦s, y no antes, de que nuestros camaradas sovi¨¦ticos hayan firmado un tratado con nosotros por el cual podr¨¢n disponer de casi lada nuestra producci¨®n petrol¨ªfera a cambio de maquinaria y de asistencia tecnol¨®gica, no de divisas fuertes. ?Cu¨¢nto vale -pregunt¨® finalmente- el petr¨®leo rumano??. Al parecer, esta respuesta? del se?or Manescu encoleriz¨® al se?or Kossyguin, y m¨¢s a¨²n cuando observ¨® que Lazar, de Hungr¨ªa y Tchouhafitch, vicepresidente de Yugoslavia, estaban decididos -tambi¨¦n con el probable respaldo de Jaroszewicz- a hacer causa com¨²n con Manescu. ?La discusi¨®n se hizo tan ¨¢spera -informaron los yugoslavos- que Kossyguin, que sufre del coraz¨®n, debi¨® abandonar la sala, y Sindermann tuvo que intervenir para calmar los ¨¢nimos?.
Pero las ?reacciones? de los ?asociados? fueron m¨¢s ?vivas? todav¨ªa frente al esquema sovi¨¦tico sobre transportes. Seg¨²n lo anticipado por Baibakov, la URSS ha previsto, para el per¨ªodo 1976-1979 la construcci¨®n o la modernizaci¨®n en todas las naciones de la regi¨®n, de 19 l¨ªneas ferroviarias, 39 carreteras, 26 aeropuertos y 40 puertos. En todos los casos, estas obras aparecer¨ªan conectadas con la red de comunicaciones y abastecimientos militares de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el Este. ?Su valor -dijeron los yugoslavos- es exclusivamente estrat¨¦gico, no econ¨®mico?.
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