"Estamos en pleno per¨ªodo constituyente para establecer las bases de una monarqu¨ªa democr¨¢tica"
-Se dice que usted esperaba ser jefe de Gobierno y que en su negativa a colaborar en el nuevo Gabinete habr¨ªan influido razones de molestia personal por no haber sido incluido en la terna del Consejo del Reino.
-La suposici¨®n de que en esa actitud m¨ªa pudiera haber algo de resentimiento o despecho seria ofensiva, si no fuera enteramente rid¨ªcula. Mi actuaci¨®n p¨²blica siempre se ha inspirado en el deseo de servir a Espa?a, en mi lealtad a la Monarqu¨ªa y, desde el 20 de noviembre, en mi estricta fidelidad a la persona del Rey. Esas han sido y siguen siendo las l¨ªneas inspiradoras de mi actividad pol¨ªtica.
- Entonces, si su decisi¨®n se bas¨® en otros motivos, motivos de fondo por ejemplo, parece que usted deber¨ªa dar una explicaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica.
-Pienso que el factor tiempo es esencial en pol¨ªtica. Y que desgraciadamente en estos siete primeros meses de Monarqu¨ªa se ha perdido un tiempo precioso, debido a los frenos y obst¨¢culos con que tropez¨® desde un principio la operaci¨®n de la reforma. Mientras la opini¨®n p¨²blica y los grupos pol¨ªticos y sociales del pa¨ªs iban avanzando, a zancadas, hacia la libertad, el programa reformista progresaba, a pulgadas, en la misma direcci¨®n, quedando siempre rezagado ante la realidad. A¨²n as¨ª, lo conseguido en esos siete meses del Gobierno Arias fue considerable en relaci¨®n con el nivel de partida y, adem¨¢s, represent¨® un logro irreversible en orden al futuro.
Ahora bien; en las circunstancias actuales y no hace falta que me extienda en describirlas, la urgencia se ha vuelto apremiante. No hay margen razonable que permita tomase a estas alturas un per¨ªodo de espera. Las decisiones han de ser tajantes y el recobro de la iniciativa debe ser total. El bloqueo institucional que ha embarrancado en sus arrecifes el proceso de la reforma de las leyes fundamentales no puede resolverse con paliativos. Se ha perdido otro mes -el de julio- y no se intentar¨¢ reflotar el nav¨ªo hasta septiembre u octubre por lo menos. A mi entender, ya es tarde para ello. Estamos, de hecho, en pleno per¨ªodo constituyente. No otra cosa es el intento de reformar una ley fundamental. Pues bien; hay que llamar a las cosas por su nombre y decir que vamos a proponer a la naci¨®n la aprobaci¨®n de una Constituci¨®n nueva para Espa?a. Una Constituci¨®n que establezca en nuestro pa¨ªs, definitivamente, las bases de una Monarqu¨ªa democr¨¢tica.
Esa operaci¨®n de Estado que representa la transici¨®n global del franquismo a las instituciones democr¨¢ticas debe hacerse pac¨ªficamente y dentro de la legalidad. Precisamente por las circunstancias que concurren en la figura del Rey y en los poderes que ejerce y encarna, as¨ª como en la fuerte impronta de su personalidad en la opini¨®n p¨²blica, puede llevarse a cabo dicha iniciativa con rapidez y eficacia y llegarse a la Asamblea elegida por sufragio universal que elabore, discuta y apruebe la nueva carta constitucional. El refer¨¦ndum de ?arbitraje democr¨¢tico?, como lo ha llamado con acierto don Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, ha de ser rotundo y convocado en plazo inmediato para allanar el camino por la v¨ªa instrumental de los decretos-leyes. Eso supondr¨ªa el desbloqueo instant¨¢neo y autom¨¢tico de todos los cerrojos existentes, que se van enquistando m¨¢s y m¨¢s cada d¨ªa que perduran.
Al propio tiempo, atraviesa la econom¨ªa espa?ola por un per¨ªodo de crisis importante cuyos efectos sociales perturban gravemente nuestra convivencia. Para salir al encuentro de esa situaci¨®n es preciso ofrecer, desde ahora, un modelo econ¨®mico adecuado, de vasta y profunda perspectiva, cuya elaboraci¨®n preparen personalidades independientes de relieve y prestigio y de talante democr¨¢tico, procedentes de nuestra brillante pl¨¦yade de economistas, soci¨®logos y urbanistas. Ese modelo nada tiene que ver con los esquemas del desarrollo tecnocr¨¢tico de los a?os sesenta, enteramente agotados e in¨²tiles para la realidad actual, pues correspond¨ªan a un Estado autoritario sin libertades ni democracia pol¨ªtica.
-?Y no cree usted que precisamente la crisis econ¨®mica podr¨ªa retrasar el proceso pol¨ªtico?
-Se ha dicho -desde luego- que el planteamiento econ¨®mico debe adelantarse en prioridad a los problemas pol¨ªticos y que podr¨ªa incluso aconsejar el aplazamiento de aqu¨¦llos. Opino de distinta manera. Entiendo que una vez aceptado el modelo econ¨®mico que corresponde a la nueva sociedad, deber¨ªa ser objeto de un pacto por parte de todos los grupos y sectores democr¨¢ticos del pa¨ªs, comprometi¨¦ndose a respetar sus l¨ªneas maestras incluso m¨¢s all¨¢ de los resultados de la primera consulta electoral, para asegurar la continuidad de una pol¨ªtica econ¨®mica con resultados tangibles.
Inmediata convocatoria a la naci¨®n
-?Qu¨¦ le ha parecido el programa del Gabinete Su¨¢rez?
-La declaraci¨®n program¨¢tica, cuyo lenguaje aplaudo, obliga a convertirla en hechos y a sacar las consecuencias. Si la soberan¨ªa reside en la naci¨®n, hay que convocarla de modo inmediato para que elabore -soberanamente- su c¨®digo de convivencia pol¨ªtica. Todos los grupos democr¨¢ticos del pa¨ªs deben unirse en la tarea de traer las libertades civiles y el sistema democr¨¢tico a Espa?a. Esa alianza debe establecerse con fines inmediatos para ayudar a que el tr¨¢nsito final hacia la Monarqu¨ªa democr¨¢tica se convierta r¨¢pidamente en una realidad. Yo he dicho alguna vez que el Rey es el motor del cambio. Ahora quiero a?adir que debe pasar a la historia como el Monarca que devolvi¨® la soberan¨ªa al pueblo y autolimit¨® despu¨¦s sus poderes, para convertirse en Rey constitucional. Ser¨ªa la legitimaci¨®n democr¨¢tica plenaria de la Corona capaz de ingresar en la ¨®rbita de las Monarqu¨ªas de la Europa Occidental. No hay que tener miedo. Ning¨²n Rey que pacta con su pueblo corre riesgos de naturaleza pol¨ªtica.
-Parece que condici¨®n primera para todo ello es la amnist¨ªa. Ahora muchos temen que ¨¦sta se quede corta. ?Participa usted de esos temores?
- La amnist¨ªa, como la debatida cuesti¨®n del Partido Comunista, son, a mi juicio, falsos planteamientos que los inmovilistas tienden como trampas en el camino, destinadas a retrasar el proceso verdadero que es el de la inmediata democratizaci¨®n de nuestra vida p¨²blica. Pienso que la amnist¨ªa debe ser lo m¨¢s completa posible, abarcando las diversas vertientes jurisdiccionales y administrativas pendientes y liquidando todas las secuelas del pasado. El haber transferido al Rey la decisi¨®n ¨²ltima, como corresponde a la esfera suprema de la gracia, hace concebir las m¨¢ximas esperanzas en el alcance generoso de la medida.
Reforma de la estructura del Estado
-Ha citado usted al Partido Comunista. ?Cu¨¢l es su opini¨®n respecto a la existencia legal del mismo?
-La legalizaci¨®n del Partido Comunista, que resulta posible -dentro del texto aprobado por las Cortes, es un tema que carece, a mi juicio, de inter¨¦s, por ser algo que inevitablemente acabar¨¢ por imponerse, como se imponen las realidades sociales en un pa¨ªs libre. Otra cosa es que la derecha sepa arrebatar las banderas que h¨¢bilmente enarbola aqu¨¦l. ?Qu¨¦ piden los manifestantes multitudinarios de las barriadas y de las ciudades a las que lleg¨® la turbulenta expansi¨®n del urbanismo apresurado? Escuelas; aceras; agua; transportes; educaci¨®n gratuita; hospitales... Se nos dice que todo eso es una sutil maniobra comunista. ?Tremendo programa subversivo! Que la poblaci¨®n urbana espa?ola pida mejor y m¨¢s eficaz infraestructura social a cargo del erario p¨²blico, ?no es la prueba mejor de que el clima general no es revolucionario, ni violento, sino democr¨¢tico y pac¨ªfico?
-Hay otros dos puntos del programa, y de la actualidad pol¨ªtica espa?ola, que nos gustar¨ªa comentara, siquiera brevemente. Nos referimos al problema de las regiones y las autonom¨ªas solicitadas, y a la proclamada libertad sindical.
-Es urgente no olvidarse del car¨¢cter prioritario de los grandes planteamientos regionales, sin mengua de que en su d¨ªa la nueva Constituci¨®n aborde el problema con car¨¢cter general como reforma de la estructura del Estado. En Catalu?a y en el Pa¨ªs Vasco algu?a forma de decisi¨®n pol¨ªtica ser¨¢ necesaria para evitar la absoluta desconexi¨®n actual entre la realidad que all¨ª existe y la ut¨®pica versi¨®n oficial. La Monarqu¨ªa democr¨¢tica puede ofrecer f¨®rmulas audaces que reviertan esa situaci¨®n antes de la convocatoria electoral.
Parecido es el ¨¢mbito sindical al que hay que dar inmediata soluci¨®n de libertad, dejando para las Cortes Constituyentes el definitivo perfil de las organizaciones laborales del futuro.
-Como ministro de Asuntos Exteriores saliente, ?qu¨¦ le ha parecido la actitud de don Juan Carlos al renunciar al privilegio de presentaci¨®n de obispos?
-Me produjo gran satisfacci¨®n la noticia de que el Rey hab¨ªa enviado la carta al Sumo Pont¨ªfice comunic¨¢ndole el prop¨®sito de renunciar al derecho de presentaci¨®n. Es otro ejemplo de limitaci¨®n voluntaria de poderes como el que antes mencionaba. La negociaci¨®n con la Santa Sede, que se encuentra pr¨¢cticamente ultimada, puede convertirse ahora en fecunda realidad.
Una Iglesia libre y un Estado libre que pactan una m¨²tua concordia de intereses mirando hacia el futuro. El Estado es un poder; la Iglesia una fuerza espiritual. En Espa?a esa concordia es muy importante y necesaria. Entre otras cosas, ha de servir para que no haya ingerencia alguna de la Iglesia en la pol¨ªtica civil, ni directamente, ni a trav¨¦s de grupos, Institutos o asociaciones que traten de servir equ¨ªvocamente sus propios intereses envolvi¨¦ndolos en el velo de la religi¨®n.
El Ej¨¦rcito pertenece a la colectividad
-?Cu¨¢l cree usted que ha sido el papel del Ej¨¦rcito en estos meses? ?Cu¨¢l cree que puede ser?
-Las FFAA han mantenido hasta la fecha y durante la dif¨ªcil etapa de transici¨®n una actitud verdaderamente ejemplar, de fidelidad a su misi¨®n constitucional y de neutralidad estricta, ante las opciones pol¨ªticas diversas que se van manifestando. No veo raz¨®n alguna para que esa posici¨®n cambie. Antes al contrario, pienso que no ver¨¢n con buenos ojos cualquier intento o tentaci¨®n de comprometerlas en una direcci¨®n determinada.
La era de las intervenciones militares en la pol¨ªtica se ha terminado en nuestra historia como consecuencia de nuestra mayor¨ªa de edad econ¨®mica, social y cultural. A una naci¨®n que es la no-
"Estamos en pleno per¨ªodo constituyente para establecer las bases de una monarqu¨ªa democr¨¢tica"
vena potencia industrial del mundo, con 3.000 d¨®lares por habitante y de alto nivel de cultura informativa, le corresponde ser una democracia industrial de masas del modelo llamado occidental, pero en ning¨²n caso podr¨ªa gobernarse por una ?Monarqu¨ªa militar a lo Maeztu? o por una dictadura del tipo sudamericano o africano. Ni por supuesto tampoco por un r¨¦gimen totalitario colectivista.Las FFAA tienen el respeto m¨¢ximo de todos los grupos pol¨ªticos y sociales de la naci¨®n, ya que son pieza indispensable como instrumento de la independencia nacional y de la cohesi¨®n social. El Ej¨¦rcito, como la Patria, es algo que pertenece a la colectividad. La Patria somos todos. El Ej¨¦rcito, tambi¨¦n.
-Usted siempre se ha definido como un hombre de la derecha. Sin embargo, podr¨ªa decirse que la derecha espa?ola, o parte de ella, prefiere soluciones distintas a las que usted propugna y por eso la crisis de Gobierno se inici¨® con el signo que se inici¨®. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece el futuro de la derecha espa?ola?
-El peligro est¨¢ en que se trate de jugar al gran equ¨ªvoco. Aqu¨ª hay una escuela de pensamiento con incrustaciones de sociolog¨ªa norteamericana y aventureros conocidos, que trata de presentar una especie de argamasa, neocat¨®lica, seudo-socialista, infeudada a las altas esferas de la finanza multinacional, como protagonista de un determinado cambio que corresponder¨ªa de un modo fatalista a la evoluci¨®n de nuestro pa¨ªs. Una especie de ?uni¨®n de las derechas? que aspirar¨ªa en realidad a perpetuar determinada oligarqu¨ªa en los niveles del poder pol¨ªtico y, sobre todo, econ¨®mico. Nada ser¨ªa tan peligroso para la Monarqu¨ªa como confiar en esa aparente soluci¨®n. Ni siquiera los Estados Unidos apoyar¨ªan a la hora de la verdad lo que algunos hilos sueltos de la CIA, ca¨ªdos de la madeja de Watergate, hayan propiciado con palabras de aliento.
-Habla usted del Watergate. El Watergate, sin embargo, es un ejemplo de lo que la prensa y los medios de comunicaci¨®n pueden influir en los procesos pol¨ªticos. Es evidente que peri¨®dicos y revistas, en este pa¨ªs, juegan un papel importante en los momentos actuales. Pero la Televisi¨®n -en la que incluso fue censurada una entrevista suya cuando usted era ministro- permanece muda...
-Es urgente, por eso, abrir la Televisi¨®n Espa?ola a los grandes debates nacionales sobre los temas que interesan visceralmente a la comunidad. No es solamente el acceso a la pantalla de los grupos o partidos diversos lo que propicio, sino el planteamiento p¨²blico de los problemas que nos afectan como espa?oles. Esa conciencia general hecha a trav¨¦s de los canales de la audiovisi¨®n significar¨ªa un enorme paso hacia adelante en el progreso para la democracia.
-En definitiva, ?se muestra usted o no optimista respecto al futuro de la Corona?
-Tengo fe absoluta en que la Monarqu¨ªa democr¨¢tica tendr¨¢ en su d¨ªa el apoyo mayoritario de la naci¨®n. Y pese a todos los problemas, soy optimista respecto al futuro de Espa?a.
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