El socialismo y lo posible
La antipo¨¦tica definici¨®n de la pol¨ªtica, tan socorrida en los tiem pos que corren, como el arte de lo posible secar¨ªa en rigor todo pensamiento de lo pol¨ªtico, porque es propensi¨®n natural del pensar (de ah¨ª que, con sobrada raz¨®n, se lo haya considerado funesto) abrir inquietantes v¨ªas a lo imposible. Ni siquiera en lo pol¨ªtico (si lo pol¨ªtico es algo m¨¢s que una manipulaci¨®n o una t¨¦cnica que la burocracia de Estado o de partido totalizan) podr¨ªa el pensamiento renunciar a lo que es o se considera, aqu¨ª y ahora, no posible. La propuesta pol¨ªtica de lo posible ser¨ªa la propia de un pensamiento conservador, palabra que va mal al pensamiento, pues ¨¦ste procede no por tenaz conservaci¨®n, sino por apertura e incluso abolici¨®n de lo ya pensado, es decir, por destrucci¨®n de los ¨ªdolos. Es claro que en este r¨ªo del pensar no puede nadie (es decir, nadie que piense) ba?arse dos veces en las mismas aguas.La propuesta pol¨ªtica de lo posible tiende a convertir el r¨ªo en charca y la charca en coro de batracios. Conviene, pues, a la dignidad de la polis que el pol¨ªtico no niegue (o no pueda negar, le guste o no) carta de naturaleza a la propuesta, incluso radical, de lo imposible. De lo contrario, la pol¨ªtica de lo posible termina siempre imponiendo el orden como forma de idolatr¨ªa, cuando no lo impone como forma de antropofagia.
En el orden al menos parcialmente atrop¨®fago donde nuestra biograf¨ªa se ha inscrito por entero (y enti¨¦ndase que, no siendo pol¨ªtico, nuestro lenguaje propende a la inocencia natural de las met¨¢foras), ni el socialismo ni los socialismos entraban en la ¨®rbita de lo posible. La inflexi¨®n, apenas incoada, de ese ordenparece suponer el brusco paso del socialismo como imposibilidad al socialismo como posibilidad proteica. La polis, no obstante el tenue barrunto de un proyecto unitario, no est¨¢ viendo ahora m¨¢s que el desfile preliminar o el variopinto muestrarlo con que los socialismos se anuncian. ?Aceptar¨¢n los socialismos espa?oles la propuesta pol¨ªtica de lo posible? Porque parece evidente, desde el aqu¨ª y ahora, que el socialismo ser¨¢ tanto m¨¢s posible cuanto menos desperfectos cause no s¨®lo en el orden que se trata de inflexionar, sino en el contexto geopol¨ªtico a que el pa¨ªs tiende o pertenece.
Desde ese punto de vista nos parece bien justa la alarma con que desde alg¨²n sector se ha visto la posible incrustacion de una l¨ªnea socialdem¨®crata en uno de los j¨®venes socialismos espa?oles. Parece, en efecto, indispensable a la hora de enjuiciarla propuesta de lo posible tener en cuenta que desde contextos gen¨¦ricamente, muy gen¨¦ricamente, socialistas o dem¨®cratas pueden aplicarse medidas como el Radikalenerlass, que excluy¨¦ a los intelectuales de izquierda de la administraci¨®n p¨²blica y de la ense?anza. ?Empezar¨ªa ah¨ª el espectro del socialismo posible?
Tambi¨¦n convendr¨ªa saber hasta qu¨¦ punto, en contextos geopol¨ªticos tan fuertemente estructurados como los actuales, conservan verdadera especificidad o espontaneidad las situaciones nacionales y los socialismos correspondientes. Porque hay, con abundancia cada vez mayor, socialismos para muy distintos gustos y diferentes latitudes. Se ha hablado, como sabido es, de un socialismo africano o de un socialismo ¨¢rabe. Se habla ahora de un eurocomunismo, que ser¨ªa la versi¨®n habilitada para nuestro contexto geopol¨ªtico del llamado socialismo cient¨ªfico. Se supuso, tiempo ha, que la universal propuesta del socialismo cient¨ªfico ten¨ªa un car¨¢cter bastante m¨¢s unitario. Pero en el campo mismo de los socialismos cient¨ªficos o comunismos, la oferta es tan variada que, como ha escrito en un libro todav¨ªa reciente Kostas Papaioannu, ?hace falta un esfuerzo casi sobrehumano para no ser socialista?. ?Pero, al propio tiempo -sigue diciendo el autor citado-, esos comunismos son tan antag¨®nicos que resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil llamarse socialista, es decir, optar por una variante determinada del socialismo cient¨ªfico, sin ser, ipso facto, irreductible, apasionada y sistem¨¢ticamente hostil a las otras.?
En la opci¨®n por una pol¨ªtica de lo posible se presentan, pues, los socialismos con un variado repertorio. Nadie podr¨ªa negar al socialismo la legitimidad de las metamorfosis. El riesgo de los socialismos no est¨¢ en las metamorfosis, sino en la desnaturalizaci¨®n. El proyecto socialista, que heredamos del pasado siglo, naci¨®, entre otras cosas, como un gran sue?o comunitario de superaci¨®n de la autonom¨ªa y abstracci¨®n crecientes de la esfera del poder totalizada por el Estado. La superaci¨®n o abolici¨®n del Estado es ra¨ªz com¨²n del proyecto socialista, sea ¨¦ste ut¨®pico, cient¨ªfico o libertario. ?Ser¨ªa necesario recordar, a la hora de las opciones, que un socialista, sea o pueda llegar a ser hombre de Estado, es por su ontog¨¦nesis enemigo del Estado? He ah¨ª, por v¨ªa de ejemplo, una propuesta de lo pol¨ªtico o de la pol¨ªtica como arte de lo no posible. Una propuesta sin la cual, en rigor, el socialismo no se constituye.
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