La confusi¨®n pol¨ªtica
Advierte la propaganda: ?Hable de pol¨ªtica sabiendo lo que dice?. Es una confesi¨®n de que por no saber de qu¨¦ va, nadie permanece con la boca callada. Hemos pasado de un pa¨ªs presuntamente apol¨ªtico a una politizaci¨®n desmadrada, deslenguada. Estamos en la cresta de la ola de las vocaciones democr¨¢ticas y socialistas. Actrices hay que se confiesan socialistas cuando no han aprendido todav¨ªa el camino de la disciplina fiscal, cuando no saben a¨²n que pagar los impuestos es el primer deber democr¨¢tico. ?Qu¨¦ m¨¢s quieren? A partir de ah¨ª, sigue siendo Castilla muy ancha.Un pol¨ªtico nunca podr¨¢ censurar que la gente hable de los grandes temas de la vida p¨²blica. Para que la pol¨ªtica no sea el arte de impedir que la gente se ocupe de aquellas cosas que le interesan, tal como aseguran que dec¨ªa c¨ªnicamente Paul Val¨¦ry, es preciso darle a todo el mundo un ancho margen de confianza. Pero es un margen que el interesado ha de tomarse para descubrir sus verdaderos problemas. No para ensayar un discurso lleno de t¨®picos, esnobismos o declaraciones de cara a la galer¨ªa. De otro modo s¨®lo se puede caer en la confusi¨®n o en la frivolidad. Y esto est¨¢sucediendo de forma alarmante. Sobre todo, porque este es un pa¨ªs que no ha recobrado su sentido del humor y la amputada tradici¨®n perdida. Y si Marx llegaba a decir que ¨¦l no era marxista, s¨ª hay ciudadanos que aseguran que fue un corruptor de las costumbres morales, cuando lo cient¨ªfico ser¨ªa decir que, como tantos hombres de su tiempo, vivi¨® del dinero de su mujer, que adem¨¢s era condesa, yse dedic¨® a asediara su criada, f¨ªjense todo lo que nos queda por aprender. Por ejemplo, el principio de la relatividad de los dogmas y el agnosticismo de la duda que es uno de los fundamentos m¨¢s correctos de una buena formaci¨®n liberal.
Me est¨¢ empezando a preocupar que en una sociedad tan conservadora nadie quiera ser de derechas. Que en un contexto de absoluta insolidaridad, de ego¨ªsmo claro, se finjan progresismos puramente propagand¨ªsticos. S¨®lo el se?or Mart¨ªn Sanz se atreve a repetir en Barcelona que la palabra democracia repugna a los est¨®magos del ?bunker?. Los dem¨¢s, fascistas o estalinistas, se presentan con piel de oveja democratizadora. Si fueran conversos, mejor que mejor. Lo grave es que muchos de ellos son simples oportunistas. ?Y c¨®mo separar el grano de la paja? ?C¨®mo saber qui¨¦n es cada qui¨¦n si no se dice lo que piensa y se limitan a repetir lo que consideran m¨¢s agradable para las orejas del auditorio?
Estos d¨ªas he le¨ªdo unas maravillosas confesiones de Louis Althusser a Jos¨¦ Mart¨ª G¨®mez y Josep Ramoneda. Pertenecen a la m¨¢s pura elocuencia del estalinismo nost¨¢lgico. La defensa del centralismo democr¨¢tico, de la dictadura del proletariado, de la unidad doctrinal de la vanguardia obrera, est¨¢n hechas con la energ¨ªa del hombre que habla con el coraz¨®n en la mano, con el rigor de la propia coherencia. Soy un viejo lector de los dif¨ªciles textos althusserianos. No comparto sus puntos de vista, pero los respeto. Y por lo menos yo puedo preguntarme por qu¨¦ Garaundy fue expulsado del partido y Althusser no. Pero s¨¦ que tanto el uno como el otro son absolutamente sinceros y que nada pueden obtener a cambio de fingir o enga?arse. ?D¨®nde est¨¢n sus equivalencias en el proceso espa?ol?
No puede haber debate pol¨ªtico sin riesgos. Para afirmar y sostener un programa, o una ideolog¨ªa, hay que arriesgarse a provocar la reacci¨®n de los intereses contrapuestos. Aqu¨ª, en cambio, parece como si en ocasiones vivi¨¦ramos un concilio de moralistas, donde se tratara de establecer c¨®digos ideales sin baquetearlos en la disputa de la conflictividad inmediata. Probablemente existe demasiada confusi¨®n. El aprendizaje ha sido demasiado brusco y muchos no han digerido la empanada mental. Cuando Berlinguer dice que el ?eurocomunismo? es posible dentro de la OTAN pero dentro del pacto de Varsovia, creer o¨ªr m¨²sica celestial. Pretenden juzgar la realidad de cada d¨ªa igual que si fuera una pel¨ªcula de ladrones y polic¨ªas. Nos sobra pasi¨®n y nos falta gimnasia.
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