Dos triunfadores y un gran derrotado.

En las dos im¨¢genes se palpa el triunfo, la desgracia y la esperanza a¨²n de conseguirlo. El lanzador de martillo sovi¨¦tico Sedyh, dentro del copo logrado por las URSS en las pruebas, se fue hasta los 77,52 metros y bati¨® el r¨¦cord ol¨ªmpico de su compatriota Bondartchuk, tercero en esta ocasi¨®n. No es extra?o, pues, que el pelo del atleta, en uno de los giros antes de soltar el martillo, d¨¦ la plena sensaci¨®n de esfuerzo, con la esperanza de la victoria. La misma que a¨²n le queda a Malinowski, el polaco, que va a saltar sobre el alem¨¢n oriental Baumgartl para seguir en pos de Gaerderud, el sueco. Este, sin embargo, marcha a¨²n con m¨¢s fe. Su carrera le valdr¨¢ para batir su propio r¨¦cord del mundo de los 3.000 obst¨¢culos, dej¨¢ndolo en 8-08-02. A ello, sin duda, ayud¨® decisivamente ese desafortunado Baumgartl, que cuando estaba a punto de sobrepasarlo, por entrar demasiado deprisa en el salto del ¨²ltimo obst¨¢culo, tropez¨® y cay¨®. Aunque se levant¨® inmediatamente, s¨®lo pudo ya llegar al bronce. As¨ª es el deporte. Tantas horas de entrenamiento y de ilusiones, rotas en los ¨²ltimos 80 metros por la mala suerte. Baumgartl s¨ª perdi¨® la esperanza.