M¨¢s de quinientos boxeadores han muerto en lo que va de siglo
Una estad¨ªstica que se abre con el mismo nacimiento del boxeo, y que acumula ya el medio millar de hombres fallecidos, aparte de los muchos que, una vez terminada su carrera, tienen que enfrentarse a la vida con graves disminuciones. La lista de los fallecidos est¨¢ salpicada de nombres espectaculares, como Ernie Schaaf, Jimmy Doule, Sah, Baroudi, Sonny Boy West, Lavern Roach, Eddie Sanders, Harry Campbell, Kid Paret, Davey Moore, Jupp Elze, Ulric Regis... Pero por desgracia, este pu?ado de hombres, que hab¨ªan alcanzado la fama y cuyas muertes provocaron intenso eco, no han sido, ni mucho menos, los ¨²nicos. Muchos otros fallecieron en sus comienzos, o encontraron la muerte cuando ya se encontraban ?de vuelta?, sin haber conseguido ni siquiera la pobre satisfacci¨®n de dejar tras de s¨ª un palmar¨¦s brillante. S¨®lo en el a?o 1953, veinti¨²n boxeadores dejaron de existir. En el 1949, diecinueve. En el 1952, diecisiete. En el 1962, catorce...?Qu¨¦ es lo que mata a un boxeador? Los rivales, naturalmente.
M¨¢s concretamente, los golpes. En general, se estima que todo boxeador es un candidato a esa terrible enfermedad que, hace ya muchos a?os, los cr¨ªticos norteamericanos bautizaron con el nombre de punch drunk, que podr¨ªamos traducir por ?borrachera de golpes?. El punch drunk no es otra cosa que la hemorragia cerebral. La repetici¨®n de los golpes en la cabeza hace que el cerebro golpee contra la pared interior del cr¨¢neo. Cuando un golpe es suficientemente violento, puede hacer que esa reverberaci¨®n entre el cr¨¢neo y el cerebro ocasione la rotura de alg¨²n vaso sangu¨ªneo.
La muerte se ocasiona cuando la hemorragia es muy intensa. En ese caso, todo el espacio que queda entre el cerebro y el cr¨¢neo se llena de sangre, que oprime las meninges y presiona al cerebro. Este experimenta un desplazamiento en el ¨²nico sentido en el que tiene una salida: hacia el orificio inferior del cr¨¢neo, oprime el bulbo raqu¨ªdeo e imposibilita sus funciones. Cabr¨ªa decir que el boxeador muere apuntillado.
Naturalmente, la hemorragia cerebral, la borrachera de golpes, el punch drunk, no tiene por qu¨¦ producirse en un solo golpe. Las m¨¢s de las veces, las primeras lesiones no son lo bastante graves como para ocasionar la muerte, pero s¨ª dejan secuelas. Son muy frecuentes las peque?as hemorragias que se traducen despu¨¦s en un co¨¢gulo de sangre en el cerebro, con la consiguiente lesi¨®n. El mayor de los males, en ese caso, reside en el hecho de que, contrariamente a lo que sucede con las del resto de los tejidos del cuerpo, las c¨¦lulas del cerebro no se regaran.
Esto hace que cualquier boxeador que haya sufrido un n¨²mero suficiente de golpes es un enfermo de punch drunk, un hombre con el cerebro alterado negativamente de forma irreversible. Y, naturalmente, es un candidato a la muerte en el ring, que se producir¨¢ en el momento en que alguna de sus cicatrices cerebrales se abra, dando lugar a una hemorragia m¨¢s intensa, que le producir¨¢ el efecto mortal.
La muerte por punch drunk no suele actuar de forma instant¨¢nea. Son frecuentes los casos de boxeadores que terminaron el combate en condiciones aparentemente normales, en ocasiones incluso como vencededores, y que tomaron tranquilamente el camino de su casa, sin sospechar que iban mortalmente heridos. La hemorragia en pocas horas, bloque¨® sus funciones cerebrales y les hizo morir. Otros pasaron varios d¨ªas en estado de coma hasta entregar su vida, como ha sido el caso de Mart¨ªnez.
Peligros concluyentes
Los peligros del boxeo profesional han preocupado a muchos especialistas de la medicina cerebral. Tal vez el estudio m¨¢s profundo del tema fue el llevado a cabo en el Royal College of Phisicians, de Inglaterra, bajo la direcci¨®n del doctor A. H. Roberts. El Royal College investig¨® acerca de 229 boxeadores que practicaron este duro deporte, desde 1929 hasta 1975. Se comprobaron algunos hechos impresionantes. Por ejemplo, que el 45 por 100 de los boxeadores que tuvieron una carrera de diez o m¨¢s a?os padecen lesiones cerebrales de cierta gravedad. Del grupo de los que boxearon durante m¨¢s de cinco a?os y menos de diez, s¨®lo el 17 por 100 padece estas lesiones. Y s¨®lo el 13 por 100 entre aquellos que cortaron su carrera antes de cinco a?os de pr¨¢ctica.Se comprob¨®, asimismo, que el mal no se detiene en el mismo momento en que el boxeador abandona la pr¨¢ctica de este deporte, sino que las lesiones cerebrales tienden a agravarse, nunca a mejorar. Muchos hombres que abandonaron el boxeo en condiciones aparentemente buenas han sufrido despu¨¦s una degradaci¨®n progresiva de sus funciones cerebrales, ya sea con tendencia a la par¨¢lisis, la demencia o la epilepsia, que parecen ser los destinos m¨¢s frecuentes de estos hombres.
De entre los 229 hombres observados por el Royal College, trece estaban absolutamente imposibilitados para la vida normal, y 37 sufr¨ªan lesiones de mucha gravedad. En total, el doctor Roberts estim¨® que un tercio de todos aquellos hombres acusaban su profesi¨®n anterior, es decir, que estaban ?sonados?. como se dice en el argot. Un ?sonado? es un boxeador que acusa una disminuci¨®n de su facultades mentales a consecuencia de su carrera deportiva. Jaquecas, pasos vacilantes, sordera, visi¨®n defectuosa, intolerancia al alcohol e irritabilidad son algunos de los s¨ªntomas por los que se detecta este estado.
Los guantes son el peor enemigo
Asimismo afirman los especialistas que el peor enemigo para el boxeador son los guantes, en la forma en que est¨¢n concebidos actualmente. Por sorprendente que parezca, el guante de boxeo es m¨¢s da?ino que la manopla de tiras de cuero que empleaban los gladiadores de la antigua Roma. El guante de boxeo, en su concepci¨®n actual, sirve para proteger la mano que golpea, y no la cabeza que recibe el golpe, y permite que los impactos sean mucho m¨¢s fuertes sin que por ello se fracturen los huesos de la mano.La manopla de cuero de los gladiadores produc¨ªa cortes, deformaba la cara, pero no produc¨ªa lesiones de cerebro, porque no ocasionaba esa reverberaci¨®n de la caja craneal que se produce con el guante actual. Este facilita una mayor potencia del golpe, pues preserva a la mano de la fractura, y ofrece una mayor superficie de impacto. La disposici¨®n de la crin por debajo del cuero es la causa de que el golpe haga trepidar el de la cabeza y ocasione la hemorragia cerebral. En la actualidad se realizan estudios para la creaci¨®n de unos guantes de aire comprimido que tengan un efecto m¨¢s benigno que los actuales, de crin. Estos guantes se hallan en per¨ªodo de experimentaci¨®n y pueden ser la soluci¨®n para este deporte.
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