Wilson, preocupado por el comunismo en el Mediterr¨¢neo
Harold Wilson, que no ha le¨ªdo a Carlos Marx, dice que el fantasma del comunismo recorre Europa y amenaza no s¨®lo a la OTAN, sino a la propia cohesi¨®n continental. Para Wilson, los socialdem¨®cratas cometen un error al aceptar alianzas con los comunistas.
El ex primer ministro laborista afirma en una entrevista publicada ayer en The Times que la creciente importancia electoral de los comunistas en Francia e Italia presenta el peligro de convertirse en un fen¨®meno mediterr¨¢neo, que afectar¨ªa, entre otros pa¨ªses, a Espa?a.Sobre este punto, Harold Wilson dice exactamente: En gran Breta?a, el Partido Comunista apenas consigue votos, mientras que, desafortunadamente seg¨²n mi criterio, los comunistas los consiguen en Italia y en Francia. Por eso -a?ade- veo de ah¨ª un peligro real. Lo que yo denunci¨¦ en Elsinore (Dinamarca) fue la posibilidad de que esto se convirtiera en un fen¨®meno mediterr¨¢neo, que se extendiera por la ribera de ese mar, desde Yugoslavia, pasando por Grecia y Espa?a, hasta llegar a Portugal.
Este es el peligro que Europa ha de combatir en los pr¨®ximos a?os, en los pr¨®ximos meses y en los pr¨®ximos d¨ªas, dice Wilson, quien sostiene que un fracaso continental en esa batalla afectar¨ªa negativamente a la Alianza del Atl¨¢ntico Norte y a la cohesi¨®n europea.
En cuanto a los partidos comunistas que Wilson considera triunfantes, el ex l¨ªder laborista piensa que tanto el PC de Italia, como el de Francia son particularmente est¨¦riles.
No es la primera vez que Harold Wilson advierte a Europa de los peligros de una alianza socialdem¨®crata con los comunistas. Aparte del ya citado discurso de Elsinore, el ex l¨ªder laborista se refiri¨® al tema en una conferencia que se pronunci¨® en Halifax, Inglaterra, pocas semanas despu¨¦s de dejar el cargo de primer ministro.
El comunismo brit¨¢nico, ?arterioescler¨®tico?
Harold Wilson no parece tan preocupado por la presencia del comunismo del viejo estilo en su pa¨ªs. Al comunismo tradicional brit¨¢nico le dedica un calificativo a¨²n m¨¢s despiadado que el que le concede al italiano y al franc¨¦s: lo llama arterioescler¨®tico. Puede tener alguna influencia en ciertas industrias, en ciertas situaciones, pero la extrema izquierda -indica- es ahora mucho m¨¢s abigarrada que antes.Wilson cree que otras formas de comunismo, las proclamadas por socialistas internacionales y por neotrostkistas y marcusianos, por ejemplo, est¨¢n incluso representadas en el Parlamento por gente muy capaz que se conoce muy bien su filosof¨ªa socialista. Para algunos brit¨¢nicos, sin embargo, le dice el entrevistador, el Partido Laborista que ¨¦l ha dirigido no es otra cosa que una coalici¨®n de socialdem¨®cratas y comunistas. No, no, -contesta Wilson- Algunos de los nuevos hombres y mujeres, que forman parte del comit¨¦ ejecutivo del partido representan diversas formas de enfoque socialista; pero no se parecen en nada, a mi entender, con los componentes del m¨¢s bien est¨¦ril Partido Comunista Franc¨¦s o, por lo que yo conozco, al igualmente est¨¦ril Partido Comunista Italiano.
En la misma entrevista, Harold Wilson, cuyo nombre se ha citado como probable presidente de la Internacional Socialista, declara: Yo nunca he le¨ªdo a Marx, porque cuando llego a la segunda hoja, yame siento aburrido por las enormes notas a pie de p¨¢gina que hay en sus libros. Aunque pienso que tengo una vaga idea de lo que ¨¦l quer¨ªa conseguir, me parece que lo que pretend¨ªa no es lo que yo entiendo por socialismo brit¨¢nico.
Las declaraciones de Wilson han coincidido en el tiempo con la polvareda levantada por el ataque contra la influencia sovi¨¦tica en Occidente, hecho el s¨¢bado por la l¨ªder de oposici¨®n Margaret Thatcher. En su discurso, la se?ora Thatcher acus¨® a los laboristas de estar arriesgando la seguridad interior brit¨¢nica al conceder pr¨¦stamos que el Gobierno de Mosc¨² usaba para incrementar su poder¨ªo militar. Los comunistas sovi¨¦ticos, dijo, har¨¢n todo lo posible por minar nuestro modo de vida, porque por principio est¨¢n en contra de lo que significa Gran Breta?a.
Al criticar el contenido de ese discurso, el ministro de Defensa brit¨¢nico acus¨® a Margaret Thatcher de estar provocando a los rusos, a cuyos esfuerzos de paz, tras la conferencia de Helsinki -dijo- hay que conceder credibilidad.
Las preocupaciones anticomunistas de Harold Wilson se dan a conocer tambi¨¦n pocas semanas despu¨¦s de que Schmidt, el canciller alem¨¢n, expresara similares criterios, al parecer sostenidos por los l¨ªderes occidentales en la cumbre de Puerto Rico.
Schmidt y Wilson son muy buenos amigos. El ex l¨ªder laborista us¨® a su colega alem¨¢n, cuando el Gobierno brit¨¢nico lanz¨® el refer¨¦ndum sobre el Mercado Com¨²n, para que convenciera al ala izquierda del Partido Laborista de que la alianza con los colegas socialistas de Europa iba a fortalecer el movimiento laborista de Gran Breta?a.
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