Ir¨¢n compr¨® armamento USA por diez mil millones de d¨®lares en cinco a?os
Durante los ¨²ltimos cinco a?os Ir¨¢n compr¨® armamento en Estados Unidos por un valor superior a los diez mil millones de d¨®lares (casi setecientos mil millones de pesetas), gracias a una decisi¨®n secreta tomada por el presidente Nixon en 1972, por la que se permit¨ªan todo tipo de ventas de armas al Ir¨¢n. Esta decisi¨®n del ex presidente fue revelada ayer en un informe del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado.
Parece ser que fue la retirada de las tropas brit¨¢nicas del golfo p¨¦rsico lo que empuj¨® a Nixon a reforzar el potencial militar de sus aliados en el ¨¢rea y especialmente el de Ir¨¢n y Arabia Saudita. Durante una escala en Teher¨¢n, en mayo de 1972, Nixon se entrevist¨® con el sha y adopt¨® esta decisi¨®n de permitir cualquier tipo de venta de armamento al Ir¨¢n. Un a?o despu¨¦s, a consecuencia de la subida de precios de los crudos, los ingresos del Ir¨¢n por este concepto se multiplicaron por cuatro, con lo que aument¨® considerablemente sus pedidos b¨¦licos, que fueron puntualmente servidos por distintas compa?¨ªas norteamericanas hasta totalizar la cifra de diez mil millones de d¨®lares en cinco a?os, lo que convirti¨® al Ir¨¢n en el mayor comprador de armas de Estados Unidos y tambi¨¦n en el pa¨ªs necesitado de un mayor n¨²mero de t¨¦cnicos capaces de manejar el armamento ultramoderno.Nixon no comunic¨® su decisi¨®n sobre las ventas de armamento al Ir¨¢n cuando inform¨® al Congreso de los Estados Unidos de su viaje. Por otra parte, en el comunicado oficial posterior a la entrevista entre Nixon y el sha se hizo una vaga referencia a la cooperaci¨®n de Norteam¨¦rica en ?el fortalecimiento del sistema defensivo del Ir¨¢n?.
Durante los cinco ¨²ltimos a?os las compras del sha a la industria del armamento norteamericana incluyeron los m¨¢s sofisticados elementos y, seg¨²n los anunciados proyectos de compra, la carrera armamentista del Ir¨¢n parece mantenerse constante cara al futuro. Entre los pedidos ya servidos se incluyen ochenta aviones de combate ?F-14?, treinta y siete bater¨ªas de missiles antia¨¦reos ?Hawk?, con 1.800 proyectiles, 500 helic¨®pteros ¨²ltimo modelo, 400 ca?ones autopropulsados de largo alcance, cuatro destructores con un equipo m¨¢s completo que los que se fabrican para la propia armada norteamericana, 10.000 misiles antitanque, etc¨¦tera. Entre las previsiones de compra se encuentran 300 reactores de combate ?F-16? o "F-18", un n¨²mero indeterminado de aviones de reconocimiento y alerta equipados con complejos sistemas electr¨®nicos y otra cantidad importante de helic¨®pteros de. b¨²squeda y rescate.
En esta feria del armamento se hab¨ªa pensado tambi¨¦n en la posibilidad del pago en especie. En efecto, varias compa?¨ªas petrol¨ªferas norteamericanas mantuvieron conversaciones con la industria del armamento para negociar el pago de los pedidos del sha a trav¨¦s del suministro, a largo plazo, de crudos iran¨ªes.
Junto a la alarma que puede suponer este armamento desenfrenado de un pa¨ªs situado en una zona estrat¨¦gica ?caliente?, la mayor preocupaci¨®n en los Estados Unidos se centra en el equipo de t¨¦cnicos norteamericanos que estas ventas lleva consigo. A principios de este a?o hab¨ªa en Ir¨¢n unos 24.000 norteamericanos, vinculados en su mayor parte a la industria del armamento. Seg¨²n el informe del Senado, de seguir las cosas al ritmo actual, para 1980 habr¨¢ en el Ir¨¢n entre cincuenta y sesenta mil ciudadanos estadounidenses.
Por otra parte, la venta de estas ingentes cantidades de armas lleva, anejos unos compromisos de mantenimiento, entrenamiento, suministro de munici¨®n y recambios, etc., que no pueden romperse sin provocar una grave crisis diplom¨¢tica. E incluso se especula con la posibilidad de que el sha utilizase estas armas para alg¨²n prop¨®sito contrario a la pol¨ªtica exterior norteamericana como, por ejemplo, apoyar a los ¨¢rabes contra Israel. Cualquier reacci¨®n de Washington podr¨ªa verse frenada ante el hecho de que los norteamericanos residentes en Ir¨¢n fuesen utilizados como rehenes, concluye el informe del Senado.
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