Preguntas sin respuestas
Hace va casi medio siglo, uno de los temas m¨¢s controvertidos en la ciencia y en el puro entretenimiento fue el de las relaciones con el m¨¢s all¨¢. Es verdad que el hombre, desde antiguo, siempre tuvo tal preocupaci¨®n, pero s¨®lo entonces, el cine, espejo de costumbres, dio testimonio de tal fen¨®meno, apresur¨¢ndose a incorporarlo a su tem¨¢tica, a lo largo de historias en las que las relaciones con otros mundos y con nuestro mundo interior se ofrec¨ªan a trav¨¦s de lo maravilloso o lo fant¨¢stico, pasadas, seg¨²n el talento del realizador, por el tamiz del humor o el melodrama.Hoy que el ir y venir de ideas, creencias, temas y pr¨¢cticas m¨¢s o menos ocultas trae hasta. nosotros un nuevo inter¨¦s por nuestro propio yo, todos reconocemos la eterna afici¨®n del hombre a evadirse de una vida que apenas le satisface, que, por lo general, calla ante las eternas preguntas planteadas desde su nacimiento y que arrastra hasta su muerte sin clara respuesta.
La chute dun corps
Gui¨®n y direcci¨®n,Michel Polac. Fotograf¨ªa, Claude Agostini. Int¨¦rpretes: Marthe Keller. Fernando Rey, Daniel Ceccaldi, Dominique Guezenec, Folon Mnie. Zovc, Jacques Stenberg. Francia. Dram¨¢tica. Local de estreno: Cine Gavarre.
Parapsicolog¨ªa, brujer¨ªa, zen, esconden bajo un aspecto fr¨ªvolo que les confieren sus santones inevitables un inter¨¦s de siempre por lo que no llegamos a entender, por lo que no est¨¢ a nuestro alcance y s¨®lo se nos muestra con recelo y misterio envuelto en el atrayente colorido de lo ex¨®tico. Esta vez, sin embargo, no se trata del m¨¢s all¨¢, sino de nuestro propio interior, de nuestra capacidad de llegar a ser felices en una lociedad donde todo se halla ideado, programado, dielerido por y para nosotros, donde el hombre alcanza la libertad particular de no participar en ese caldo -ajeno y hedonista a la vez, donde flota su vida.
As¨ª, la protagonista de esta historia, miembro de una burgues¨ªa dorada, alienada, sin problemas apenas, a causa de un acontecimiento extraordinario, vine a entrar en contacto, sin apenas propon¨¦rselo, sin buscar en un principlo ningauna clase de respuesta, con su propio yo. con su propio vac¨ªo interior, que intentar¨¢ llenar al final de alguna manera, asistiendo a una serie de experiencias m¨¢s o menos esot¨¦ricas. El filme desde entonces se convierte en una especie de documental, a trav¨¦s del cual se nos muestran desordenadamente tales pr¨¢cticas. La historia se vuelve confusa, pierde aliento y cansa. Sin progresi¨®n dram¨¢tica, salvo en la evoluci¨®n que la mujer experimenta, exteriormente sobre todo, pues de lo que en su interior sucede, nada se nos explica, el filme discurre a lo largo de im¨¢genes m¨¢s o menos afortunadas, subrayadas en gran parte por una serie de m¨²sicas que, a veces, suenan bien, y otras caen en los t¨®picos orientales.
Seguramente este mundo de gur¨²s existe, con sus disc¨ªpulos, sus pr¨¢cticas y sus teor¨ªas, no es preciso sino asomarse a los peri¨®dicos, donde se anuncian tan profusamente, mas el que aqu¨ª se nos ofrece parece poco claro, poco ameno o cient¨ªfico. Una leve an¨¦cdota policiaca sirve para dar principio y fin a esta historia en la que sobresale Fernando Rey en su primer personaje principal a nivel internacional, despu¨¦s de su gran ¨¦xito en Tristana.
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