El urbanismo en la calle.
El urbanismo ha venido a ser hoy uno de los temas m¨¢s sociol¨®gicamente conflictivos de nuestro pa¨ªs.Todos los d¨ªas decenas de miles de personas que se manifiestan -legal o ilegalmente- pidiendo a gritos la amnist¨ªa y protestando por la carest¨ªa de la vida, presentan tambi¨¦n, en primer plano de sus preocupaciones, la abultada problem¨¢tica del lamentable urbanismo que padecen.
Esta del mal urbanismo es una realidad que se ha ido lentamente gestando a golpes de corrupci¨®n e incompetencia y que tiene muy dif¨ªcil, y en muchos pasos poco-menos que imposible, soluci¨®n. Y cuando la tiene, es a costa de unas inversiones muy cuantiosas, y de muy confusa adscripci¨®n municipal o particular, ya que los causantes -y beneficiarios- de esas deficiencias se quedan muy astutamente fuera de escena, cuando se llegan a conocer y sufrir sus consecuencias.
Dos, aspectos se desprenden de esta situaci¨®n. Uno le ellos, la necesaria y urgente necesidad de corregir, de la menos mala forma posible, los defectos grandes y chicos de un mal urbanismo que hemos heredado de un pasado inmediato.
El otro, la necesidad de replantear de una forma nueva el problema Para lo que se haga de ahora en adelante, no adolezca de los defectos anteriores.
Ni uno ni otro de estos aspectos son f¨¢ciles de resolver, ni son problemas subalternos dentro de la actual problem¨¢tica pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs, como lo demuestra el hecho de que despu¨¦s de la amnist¨ªa, e inmediatamente despu¨¦s de la subida del coste de la vida, la intuitiva perspicacia de las gentes, jerarquiza en inmediata importancia al urbanismo, en su doble componente del vivir y del convivir, que pl¨¢sticamente se traducen, para el vivir, en la casa y su infraestructura urbana de servicios: agua, luz, desag¨¹es, etc¨¦tera, y en el convivir, en el equipamiento urbano de escuelas, guarder¨ªas, parques, instalaciones sanitarias, deportivas, etc¨¦tera.
El paliar pasadas deficiencias siempre tendr¨¢ que ser un penoso trabajo de zapatero remend¨®n con mejor o peor fortuna.
El iniciar un camino nuevo para un mejor urbanismo de] futuro es algo que -aparte de ser mucho m¨¢s apasionante- es en lo que tenemos todos una responsabilidad que no debemos eludir, si queremos salir de una vez del paternalismo en el que todo se nos daba ,hecho, y desgraciadamente muy mal hecho.
En t¨¦rminos g¨¦nerales, cuatro son los actores que han de intervenir en la elaboraci¨®n de un correcto urbanismo: la Administraci¨®n a todos los niveles; los promotores, en el. supuesto de que la promoci¨®n no haga la propia Administraci¨®n; los usuarios, y los t¨¦cnicos.
La primera condici¨®n que se ha de cumplir para que en urbanismo sea correcto es la de que todos estos ingredientes, a nivel de personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas intervengan en el proceso con la jerarqu¨ªa y en el momento que les corresponda.
Para iniciar un nuevo rumbo en el urbanismo nacional, el problema ha de plantearse, en primer lugar, los m¨¢s altos niveles de Gobierno.
Con la ley del Suelo, actualmente vigente, confusa difusa y llena de sibilinas contradicciones, no ha, posibilidad de marchar hacia la obtenci¨®n de un suelo urbano exento de especulaci¨®n, que es la primer, condici¨®n para que sean correctos los costes reales de una gesti¨®n urban¨ªstica.
Despu¨¦s es necesario puntualizar de una forma cIara los m¨¢rgenes legales y econ¨®micos y las responsabilidades en que han de moverse tanto los promotores como las empresas constructoras.
La forma de intervenir y la responsabilidad que ha de corresponder a los usuarios, a nivel personal y sobre todo, a nivel colectivo a trav¨¦s de las asociaciones de vecinos, de amas de casa, etc¨¦tera, es tambi¨¦n una cuesti¨®n de la mayor importancia. Pero para que esa intervenci¨®n necesaria sea eficaz y positiva ha de ir precedida de una informaci¨®n -y una formaci¨®n- que elimine las manipulaciones que sobre ellas puedan hacer el consumismo, como receta comercial, y poI¨ªtica partidista, de uno u otro signo, que persigan fines extraurban¨ªsticos.
Por ¨²ltimo, la intervenci¨®n t¨¦cnica ha de ser solvente, y la mejor forma de conseguirlo es que no s¨®lo se acepte una cr¨ªtica profunda a todos los niveles, sin que se formente para obligar a los proyectistas a justificar s¨®lidamente las soluciones adoptadas.
Todo esto, como ¨ªndice esquem¨¢tico de la reforma que es hoy indispensable realizar en Espa?a en materia de urbanismo, puede parecer relativamente asequible, pero, a nivel operativo, exige unas cotas muy elevadas de madurez social y pol¨ªtica.
No se puede olvidar que el urbanismo es la expresi¨®n pl¨¢stica, imposible de falsear, de las realidades, sociales y pol¨ªticas de un pueblo; ah¨ª reside su importancia, su dificultad y tambi¨¦n su val¨®r de test¨ªmonio como espejo de la historia.
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