Poes¨ªa de realismo cr¨ªtico
Tratado de urbanismo, de Angel Gonz¨¢lez. Barcelona. Edit. El Bardo. 1976. 76p¨¢ginas.
La poes¨ªa atraviesa un momento de reediciones. No se trata de un homenaje nost¨¢lgico ni de un caprichoso repliegue temporal. Tampoco creo que el inter¨¦s po¨¦tico haya subido tantos grados como para revivir aventuras culturales. Cabe la posibilidad de que los editores presientan un mercado id¨®neo para distribuir una cosecha hace, tiempo ensilada. El desconcierto actual es evidente. Corros y camarillas arropan con voz esquinada un vac¨ªo casi end¨¦mico. Por otra parte, cada d¨ªa se piensa. menos, a pesar de que se lee m¨¢s. Y si a lo estrictamente po¨¦tico nos reducimos, ?qu¨¦ encontramos? Una capacidad mim¨¦tica fuera de lo com¨²n y un o¨ªdo bien acostumbrado. Pero tambi¨¦n es posible que el retorno sea justa confirmaci¨®n de un Plano expresivo, todav¨ªa vigente.
Epoca
Orillas del 55 surge un pu?ado de poetas que hablan con voz clara, pronta y libre. La misma de la calle, del campo o del d¨ªa. El verso baja de los balcones a las aceras. La novedad ten¨ªa precedentes. Desde Blas de Otero y Gabriel Celaya, el lenguaje po¨¦tico rompi¨®, con tos brusca, el nevado encanto de la posguerra inmediata. La poes¨ªa era ya una cuesti¨®n de urgencia, y el hombre en bruto, su primera instancia. Los j¨®venes de entonces -Barral, Gil de Biedma, Valente, C. Bonald, Angel Gonz¨¢lez, etc-, reciben en herencia tal cometido e inyectan en el poema emociones diarias.
En este ambiente aparece Angel Gonz¨¢lez: Oviedo, 1925, Derecho y entre otras peregrinaciones, universidades norteamericanas. Preceden a Tratado de urbanismo cuatro obras m¨¢s, todas ellas de t¨ªtulo revelador: Aspero mundo (1956), acc¨¦sit del Adon¨¢is-, Sin esperanza, con convencimiento (1961); Grado elemental (1962), Premio Antonio Machado, y Palabra sobrepalabra (1956). Realismo cr¨ªtico
En estos poemas la realidad no sufre demasiadas transformaciones. Entre ella y la palabra no hay suturas. La dicci¨®n es un¨ªvoca. No obstante, en toda selecci¨®n interviene nuestra perspectiva. De ah¨ª que el realismo, sin dejar de serlo, adquiera tambi¨¦n tintes personales.
El trasfondo selectivo de Angel Gonz¨¢lez parte de la filosof¨ªa existencialista. En sus primeras obras encontramos expresiones como ?escombro tenaz?, ?pasi¨®n fatal?, referidas a su propia persona, y en el Tratado, con referencia m¨¢s amplia, ?asco introvertido?, ?equipaje de angustia?. La existencia se reduce a un proyecto absurdo, que provoca en su misma trayectoria un v¨®mito perenne. Tal postura s¨®lo puede hallar sosiego en el ¨¢mbito humano. Nada existe o tiene valor al margen de la compa?¨ªa, y aun ¨¦sta es luz que alumbra distintamente.
La descripci¨®n de lo real est¨¢ en funci¨®n de un revisionismo humano. El hombre se separa inconscientemente o con intenci¨®n mal¨¦vola de su centro plural: la solidaridad. El poeta, ante la escisi¨®n, arroja sus palabras como dardos, contra esa p¨¦rdida de conciencia. Sin los dem¨¢s no hay propiamente vida. El tiempo, a sus espaldas, se vuelve hostil. La realidad interna se desvanece en acorde de media tarde. La externa rompe toda posible escapatoria: apenas se alza el vuelo de una ilusi¨®n, i z¨¢s !, el choque con la arena..
La cr¨ªtica opera en este caso a trav¨¦s de la s¨¢tira. Lo real aparente se despersonaliza hasta tal punto que la realidad, por gracia del ritmo po¨¦tico, recupera su perfil. As¨ª vemos en esta,obra que el bullicio de la riudad es propiamente la espuma del contrasentido; que los hombresjuegan el juego de la proximidad; que los objetos pierden su funci¨®n de uso y se tornan hostiles en raz¨®n del abuso; que los valores, en fin, se desrealizan por penuria social. La ciudad entera se convierte en nido de mentiras y falsas composturas.
Hay, evidentemente, un distanciamiento cr¨ªtico, pero s¨®lo en el decurso y no en las partes del poema, que son,, como dije, un¨ªvocas, excepto cuando la s¨¢tira arremete contra el lenguaje vendido. De esta manera el verso ejerce una acci¨®n cat¨¢rtica y provoca un rechazo. Es entonces cuando la poes¨ªa cumple una funci¨®n ¨¦tica y depuradora.
Este tipo de expresi¨®n es todav¨ªa vigente. Lo percibimos, un tanto desfigurado, en la canci¨®n contestataria. Aparece en alguno de los nov¨ªsimos y puede rastrearse entre los venecianos, aunque s¨®lo en lo que este movimiento tiene de descriptivo. El cuidado del relieve en la pintura de los objetos y la descripci¨®n emotiva por ellos provocada recuerda el objetivismo b¨¢sico de los poetas surgidos en torno a los a?os cincuenta
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