En busca de la sociedad liberal avanzada
Toda la carrera del bulldozer, como apellid¨® Pompidou a Chira su creador, est¨¢ sembrada de golpes: con 42 diputados a la hora de las presidenciales se ali¨® a Giscard contra el candidato gaullista. Chaban Delmas. Poco despu¨¦s contra los barones hist¨®ricos del gaullismo en cosa de segundos, se apoder¨® del aparato de la UDR. Si Giscard se lo hubiera permitido, en octubre, a quemarropa, hubiera anunciado las legislativas con la izquierda en cueros, asustando a los franceses. El pragmatismo de De Gaulle le condujo un d¨ªa, parece ser, a afirmar que los franceses eran terneros. Y su filosof¨ªa pol¨ªtica no desminti¨® nunca su sensibilidad simplificadora. Chirac, el animal pol¨ªtico m¨¢s vertiginoso del gaullismo, piensa de sus conciudadanos que son ?conservadores, chaumistas, mojigatos y ahorradores?. De aqu¨ª los principios m¨¢s viscerales de su estrategia pol¨ªtica. Y de aqu¨ª el motivo de su dimisi¨®n: Chirac piensa que el presidente se equivoca que sus ?intelectualismos, sus elucubraciones en torno la ?sociedad liberal avanzada? no son con un ?pueblo que degusta 600 clases de quesos y. en consecuencia con el que no hay nada que hacer?, seg¨²n observaci¨®n, tambi¨¦n, del general De Gaulle. Chirac desde el pasado d¨ªa 25, espera segunda hora: Giscard perder¨¢ las elecciones legislativas, la izquierda pasar¨¢ moment¨¢neamente, por el poder y despu¨¦s ?la Francia profunda? echar¨¢ mano de su nuevo hombre providencial, autoritario.. La orientaci¨®n los m¨¦todos de Giscard no coincid¨ªan con los de Chirac sus partidarios de la UDR. Su coexistencia se mantuvo durante dos a?os gracias ?al equilibrio del terror?, seg¨²n sentenci¨® un d¨ªa Sanguinetti otro ortodoxo de la independencia no nacional gaullista. Desde el d¨ªa siguiente del desenlace de la crisis, los colaboradores del presidente encargaron de explicar el an¨¢lisis primero de Giscard, relativo o a su estrategia electoral para celebrar las legislativas en su d¨ªa y ganarias: ?los franceses no comprender¨ªan que se disuelva a una mayor¨ªa para pedirles elijan la misma mayor¨ªa Por otra parte seg¨²n sondeos de la opini¨®n p¨²blica, muy apreciados por el palacio del El¨ªseo un 60 por 100 de los franceses hoy, estar¨ªan dispuestos a votar por la izquierda, pero s¨®lo un 41 por 100 escaso desear¨ªa se aplicase el programa com¨²n de los tres partidos que integran la oposici¨®n. De aqu¨ª las conclusiones de Giscard ?existe un porcentaje, muy superior al 10 por 100 de los electores, que votan por la izquierda a causa de descontentos pasajeros En dos a?os, pues, llevando a cabo el plan de reformas previstas, la mayor¨ªa debe con quistarlos?,
La sociedad avanzada de Giscard
Toda la estrategia, pol¨ªtica, econ¨®mica y social, con la que Giscard quisiera llegara las legislativas de 1978 ganarlas ampliamente, se conocer¨¢ con detalle en la ¨²ltima decena de septiembre condensada en las 200 p¨¢ginas es casas de su Carta sobre la sociedad liberal avanzada. El pr¨ªncipe Poniatowski, uno de sus inspiradores y su brazo de hierro en el Ministerio del Interior repite con frecuencia: ?el d¨ªa que Giscard abandone el poder, dentro de doce a?os, sin que la gente se haya dado cuenta, habr¨¢ realizado una sociedad socialista, a lo sueco, economizando el traumatismo y los riesgos de un proceso revolucionario?.
Si tales son sus designios las dificultades no son de menor talla:
1. Ganar las elecciones legislativas del 78. La experiencia ya lo demostr¨® con De Gaulle y, la misma evidencia, con la dimisi¨®n de Chirac no se le ha escapado a los especialistas de la Constituci¨®n francesa: en los hechos, de manera inexorable, el presidente gobierna ¨¦l solo. Y cuando un primer ministro pretende imitarle, en el momento oportuno, o dimite o se le ejecuta. El presidente en Francia, es emanaci¨®n del sufragio popular y s¨®lo a ¨¦l se debe. El primer ministro queda reducido a ejecutante. Pero, como consecuencia, cualquier consulta de car¨¢cter nacional, como las legislativas, pone en juego el consenso presidente-electores. Si Giscard pierde las del 78, teniendo en cuenta que Mitterrand no podr¨ªa ser un ejecutante, Giscard se ver¨ªa obligado a poner punto final a su carrera.
2. Para ganar las legislativas ampliamente, Giscard debe contentar al casi 20 por 100 de descontentos que, actualmente, votar¨ªan por la izquierda. ?Conseguir¨¢ agrietar lo bastante a la oposici¨®n para arrastrar al electorado?
3. Con vistas al deslizamiento de este electorado hacia la ?socialdemocracia a la francesa?, que en definitiva pretender¨ªa construir poniendo en pr¨¢ctica reforma eficaces, tendr¨¢ que conseguir un pacto social que, en Francia en 1976 no ofrece la misma viabilidad que en Alemania Federal, en Inglaterra, en Suecia e incluso en Italia, en donde los sindicatos ?tienen en cuenta las dificultades econ¨®micas para superar las crisis? En Francia la confrontaci¨®n directa, entre el patronato y las centrales sindicales, es una tradici¨®n. Los sindicatos franceses se pretenden revolucionarios y son al¨¦rgicos a los sindicatos reformistas de otros pa¨ªses vecinos. Tanto la CGT, comunista como la CFDT, autogestionaria, ya estudian como uno de sus problemas vitales su actitud, ?para no sentirnos ligados a la decisiones de un eventual Gobierno de izquierdas?, seg¨²n formul¨® la CFDT en su ¨²ltimo congreso hace tres meses. En Francia, entre todos los sindicatos, no llegan a cinco millones de afiliados: Es decir, se consideran altamente politizados. Y, por a?adidura, divididos en centrales rivales, la puja radicaliza sus reivindicaciones.
?Compromiso hist¨®rico en Par¨ªs?
Sin embargo esta jugada total, para unos, es un producto de laboratorio destinado al fracaso, propio del ?monarca que nos gobierna, que necesita ser amado, servido y. con el que, cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil hablar?, y para otros, una baza pol¨ªtica de gran estratega. Pasadas las emociones de las primeras horas, un semanario de izquierdas antes que nadie. Le Nouvel Observateur, pr¨®ximo al Partido Socialista (su propietario, Perdriel, se dijo hab¨ªa financiado parte de la campa?a de Mitterrand en 1974) lanz¨® la posibilidad de ?hacer un buen uso del giscardismo?, lo que inmediatamente, teniendo en cuenta el silencio prudente de los principales l¨ªderes socialistas desde la dimisi¨®n de Chirac, fue interpretado en ciertos sectores como un globo—sonda destinado a explorar las premisas de ?un compromiso hist¨®rico a la francesa?.
Enfrentamiento
El razonamiento que, parece ser podr¨ªan hacerse algunos l¨ªderes socialistas, seria el siguiente: Giscard por fin, se ha enfrentado con el ala m¨¢s reaccionaria de la derecha francesa, cuyo l¨ªder, en lo sucesivo, ser¨¢ Jacques Chirac. Por otra parte, en el plano internacional. Estados Unidos, Alemania Federal e Inglaterra (que esta superando su grave crisis), pa¨ªses pilotos de occidente, se revelan nuevamente fuertes. S¨®lo en Francia, pa¨ªs linterna roja entre las naciones industrializadas, en materia de desigualdades sociales, se tambalea. Si Giscard realmente, est¨¢ dispuesto a hacer frente a esa social ?no ser¨ªa preferible aprovecharlo? En caso contrario, se sigue razonando, la izquierda llegar¨ªa al poder en condiciones tan desastrosas que en efecto, podr¨ªan dar raz¨®n al chiraquismo del horizonte 80, un neogaullismo cuya autoridad ser¨ªa proporcional a la fuerza de una izquierda mayoritaria.
?Ha llegado a tiempo Jacques Chirac poni¨¦ndose en la reserva de la Francia profunda, reaccionaria? ?Ha llegado a tiempo el su puesto intento de socialdemocracia a la francesa de Giscard d'Estaing, mercanc¨ªa consumida en Europa occidental desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo y. hoy, confrontada con problemas socioecon¨®micos sin respuesta aparente? O ?quiz¨¢ es el Partido Comunista Franc¨¦s quien ha llegado retrasado, con una evoluci¨®n atropellada en su cabeza, que a¨²n no ha sido digerida por la base"
El Partido Socialista Franc¨¦s determin¨® la ¨²ltima etapa del cisma que separ¨® a Giscard y a Chirac. El mismo partido, el m¨¢s potente, hoy del pa¨ªs, parece tener el secreto de tantas preguntas. Y. a la hora de las legislativas de 1978 pudiera convertirse en el juez que pronunciase el veredicto sobre el puesto que va a ocupar Giscard d'Estaing en la historia de Francia,
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