Los pa¨ªses catalanes
Nuestro editorial del pasado mi¨¦rcoles sobre ?autonom¨ªas y nacionalidades? ha causado reacciones muy adversas en algunos lugares de Catalunya y el Pa¨ªs Valenci¨¢. De los comentarios de los peri¨®dicos y de las reacciones de algunas personalidades damos cumplida cuenta en p¨¢ginas interiores. Hay que agradecer a todos el tono de cordialidad con el que est¨¢n redactados. Creemos que un di¨¢logo abierto y sincero sobre este problema es muy importante en los momentos actuales. Y si pens¨¢ramos habernos equivocado lo dir¨ªamos clara y llanamente en la seguridad de ser comprendidos en nuestro error. Pero no es el caso.No vuelven los fantasmas del centralismo a las redacciones y a los grupos pol¨ªticos de Madrid, ni hay desprecio por nuestra parte hacia los problemas de pueblos con lengua, cultura, personalidad e historia propias tan injustamente tratados por el r¨¦gimen del general Franco. Dec¨ªamos en el editorial que el pueblo catal¨¢n y todos los pueblos de Espa?a tienen derecho a elegir la autonom¨ªa pol¨ªtica -y no s¨®lo administrativa-, y nos limit¨¢bamos luego a se?alar la ambig¨¹edad del t¨¦rmino nacionalidades: que se viene empleando. Si nacionalidad es s¨ªmbolo de naci¨®n-Estado, y lo que se pide es un Estado federal, ¨¦sa es una posici¨®n respetable pero ut¨®pica y con la que no estamos de acuerdo. Y para nadie es un secreto que ponerla ahora sobre la mesa de negociaci¨®n resultar¨ªa una amenaza real a las posibilidades de construir una democracia en Espa?a.
Resulta que cuando se vislumbran posibilidades de di¨¢logo entre el Gobierno y la oposici¨®n para un pacto que al fin cristalice en la creaci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico, importantes fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas de Catalunya se han negado a venir a Madrid a tratar de unificar posiciones con las del resto del pa¨ªs. Y eso, honestamente nos parece un error lamentable.
Los nacionalistas catalanes, como los vascos, los valencianos o los gallegos, son necesarios a la hora de construir la democracia de todos. Un di¨¢logo con sus representantes es urgente y no deben ser puestas trabas legitimistas a ¨¦l. Pero no s¨®lo para que los nacionalistas expresen sus reivindicaciones y propongan sus soluciones. La ciega pol¨ªtica que les oprimi¨® culturalmente es tambi¨¦n responsable del despoblamiento y estancamiento de otras zonas del pa¨ªs de las que procede hoy la fuerza del trabajo que contribuye a la riqueza catalana o vasca. Los nacionalistas agraviados, adem¨¢s de hacerse oir, tendr¨¢n que escuchar las voces de esas tierras cuyo atraso hay que remediar entre todos; y nunca deber¨¢n olvidar que los sentimientos y las emociones patri¨®ticas, tan f¨¢ciles de manipular en beneficio de intereses ocultos, no son patrimonio exclusivo de ninguna comunidad humana.
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