Problemas administrativos en la primera pel¨ªcula de Pilar Mir¨®
?La petici¨®n ya est¨¢ autorizada, pero en ella aparece una escena de cama muy fuerte. Desde luego los espa?oles, cuando se ponen a hacer escenas de sexo, lo hacen a lo grande?, declaraba no ha mucho un alto dignatario de la naci¨®n refiri¨¦ndose -off the record- a la primera realizaci¨®n cinematogr¨¢fica de Pilar Mir¨®.Tras las frases m¨¢s o menos triunfalistas en las que se dejan entrever, siquiera sea el nivel de un simple esbozo, el sentido de grandeur de lo hisp¨¢nico, o del imperio en terminolog¨ªa m¨¢s fet¨¦n, se esconde, cuando menos, una inexactitud: La petici¨®n, basada en un relato de Emile Zola y terminada hace m¨¢s de un mes, deambula todav¨ªa por los pasillos administrativos en busca de su autorizaci¨®n definitiva. Al parecer dicho filme ha traspasado el techo de la permisividad. Quiere ello decir que si no se cortan determinados metros de celuloide, la pel¨ªcula no est¨¢ autorizada.
Las dificultades, o algunas de ellas, comienzan a la hora de las valoraciones cualitativas. ?Importan mucho unos cuantos metros de celuloide? La respuesta es m¨²ltiple: para el funcionario administrativo cuyo rol social parece ser el de velar por los inexpertos ciudadanos de este pa¨ªs, parece evidente que unos metros de m¨¢s o de menos es algo accidental y, desde luego, secundario. Para el productor, que es quien invierte los caudales en el proyecto y en el caso de La petici¨®n dicha inversi¨®n supera los 20 millones de pesetas (pel¨ªcula de ?¨¦poca?, alquiler de coches de caballos, vestuario, etc.)- los metros pueden afectar al producto en funci¨®n de la importancia de lo censurado para la comprensibilidad del resto de la narraci¨®n. Es decir, el productor suele considerar la conveniencia o la inconveniencia del hecho con el autor del filme. Para el director de una pel¨ªcula parece obvio que si se plantea el realizarla, y en ¨¦ste caso concreto se ha planteado antes el escribirla. si dedica una parte importante del a?o a prepararla. rodarla, montarla y sonorizarla, el resultado final, el que presenta ante la ventanilla correspondiente, es su pel¨ªcula, su resultado final por lo que dif¨ªcilmente aceptar¨¢ ning¨²n corte (todo ello al margen de la calidad del producto, sobre lo que, por supuesto, no se manifiesta). Sin embargo queda un cuarto componente del proceso, sin duda su destinatario y justificaci¨®n ¨²ltima de todo el invento: el p¨²blico. Parad¨®jicamente este componente no es consultado en ning¨²n momento. El funcionario vela por ¨¦l, al menos te¨®ricamente. El productor produce para ¨¦l. El autor realiza para ¨¦l y ¨¦l se limita a pagar un dinero en taquilla para contemplar el resultado final.
?Qu¨¦ opinar¨ªa el p¨²blico de los cortes de celuloide? Esto evidentemente deber¨ªa responderlo el propio personal, pero apuntemos el dato objetivo y constatable de que este querido p¨²blico, al que tanto se le quiere y tanto se le debe, est¨¢ habituado a escuchar en los momentos de cierta seriedad, halagos de los gobernantes en base a su serenidad y su madurez. No estar¨ªa de m¨¢s que la madurez alcanzara tambi¨¦n a un sector de la Administraci¨®n que pretende velar por la conciencia de los ciudadanos, utilizando para ello no un c¨®digo conciso y claro, sino una muy subjetiva escala de valores, por los que se suele medir la conveniencia o inconveniencia de unos metros de celuloide.
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