Un canto al humanismo libertario
Francisco Garc¨ªa Salve, de cuarenta y cinco a?os de edad, ha sido durante muchos a?os miembro de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, que abandon¨® para incardinarse en la di¨®cesis de Segovia como sacerdote diocesano. Fue uno de los primeros curas-obreros de nuestro pa¨ªs. Comprometido en las luchas del mundo obrero, pag¨® las consecuencias con a?os de c¨¢rcel, sobre todo en la prisi¨®n concordataria de Zamora, de la que ha salido recientemente con motivo del ¨²ltimo decreto de amnist¨ªa. Es miembro activo de Comisiones Obreras y pertenece igualmente al Comit¨¦ Central del Partido Comunista Espa?ol. Ultimamente acaba de pedir su reducci¨®n al estado laical.?Este libro -dice en el pr¨®logo- escrito en 1973, sale hoy a la luz Y busca lectores que deseen evolucionar paso a paso, lectores abiertos al tiempo nuevo y sus ideas. He rele¨ªdo el original y encuentro que tal como est¨¢ puede servir. No he querido retocarlo porque me exigir¨ªa hacer otra cosa; otra cosa que por el momento no puedo por m¨²ltiples razones. Siempre me sucede y me alegro, me alegro al ver que mis libros quedan detr¨¢s en mi caminar hacia adelante. Quedan como mojones de mi evoluci¨®n y tambi¨¦n quedan como mojones de la marcha del pa¨ªs. Lector, desde abajo, con los topos, te saludo?.
Y robar¨¢s el fuego,
de Francisco Garc¨ªa Salve. Salamanca. Ediciones S¨ªgueme. 1976.
El librito contiene un enjundioso haz de lo que podr¨ªamos llamar humanismo libertario de honda raigambre cristiana. Por ejemplo: ?Libertad es la actitud avizora del hombre, en pie frente a la vida. para doblegarse s¨®lo a los imperativos de su conciencia (p. 19). ?Qui¨¦n ser¨¢ el afortunado mortal que camine por la vida sin complejo alguno? Es ir al desgaire, ser tan grande por dentro que puedas presentarte al natural sin horrorizar a las fieras, caminar con paso no imitado, ser del grupo sin ser de la manada? (p. 20).
Garc¨ªa Salve -Paco el cura, como amistosamente lo llamaban sus compa?eros de lucha y de prisi¨®n- nunca ha pensado que su fe cristiana tenga que ceder ante el imperativo del compromiso con la lucha del mundo obrero: ?Oigo decir y me saltan los t¨ªmpanos al o¨ªrlo, que algunos, por un compromiso radical con la vida perdieron o pusieron en peligro su fe. Ydigo: ?Basta de ideas falsas! ?Claridad, compa?ero, y no arrugarse! Este punto de choque entre la fe y el compromiso con la vida no existe. Es una pesadilla de los pusil¨¢nimes, que tienen miedo a la intemperie. Fe y compromiso caminan juntos, cuando la fe es crecida y el compromiso maduro?. (pp. 36s.)
Amputaci¨®n
Igualmente, Garc¨ªa Salve no piensa que la conservaci¨®n de la fe tenga que hacerse a costa de la amputaci¨®n de la Iglesia. Ni mucho menos: ?Yo creo en la iglesia quincallera. Me duele lo de quincallera, pero debo decirlo. (?Qu¨¦ es Roma, F¨¢tima, Lourdes... sino quincalla? ?Y nuestros templos?) A pesar de su quincalla, ¨¦sta es la Iglesia de Jes¨²s, la que amo con dolor y en la que creo amargamente. Creo en la Iglesia pecadora de los pecadores, necesitada de reformas importantes en su colegialidad, democracia, misi¨®n de justicia, testimonio de pobreza y libertad prof¨¦tica... Se me llena la boca al afirmar con verdad absoluta: ning¨²n partido, ning¨²n pueblo ha sufrido tanta persecuci¨®n ni ha da(lo tanta sangre por la liberaci¨®n integral del hombre? (p. 43).Llevado precisamente de ese sentido de libertad y de liberaci¨®n, aprendido en la ?Iglesia quincallera?. Garc¨ªa Salve crey¨® que ten¨ªa que ?bajar al pueblo?. El lo cuenta pol¨ªticamente as¨ª: ?Si por ley de herencia, por nacimiento o por traici¨®n, desertaste del pueblo, vuelve a la masa germinal de la tierra. ?Vuelve a tu centro! Este volver al pueblo no significa degradarte con falsas imitaciones folkl¨®ricas de lo residual del pueblo. Significa renunciar a todo privilegio. Para empezar, significar¨¢, casi siempre, no vivir a cuenta de nadie, ganarte la vida con el trabajo honrado y el esfuerzo depurador. Vivir f¨ªsicamente metido en el pueblo, sin esperar que el pueblo te acepte a la primera. Baja con humildad al pueblo, sin exigir nada. ?Bajar, bajar, bajar! Y el roce con la vida dura del pueblo ir¨¢ cerniendo d¨ªa a d¨ªa el salvado de las clases dominantes, esa costra de ego¨ªsmo personalista. Un d¨ªa sabr¨¢s que eres del pueblo y abrir¨¢s las puertas y ventanas de tu casa, feliz de sentirte pueblo? (p. 120).
Un libro de Garc¨ªa Salve en estas circunstancias no puede ser presentado a trav¨¦s de la sola lectura descarnada de sus letras. Por eso, con su expreso permiso, me atrevo a ampliar noticias sobre su ubicaci¨®n actual, para que con ello la lectura del libro tenga un verdadero sentido hist¨®rico. Con fecha del 22 de agosto de 1976 me escribe: ?El documento adjunto eres el primero en conocerlo, despu¨¦s del obispo, puedes hacer el uso que creas mejor, yo no tengo ning¨²n secreto. A veces salen cosas falsas en la prensa sobre m¨ª, pero no creo necesario rectificar, se pierde tiempo y humor, tan necesarios ambos para seguir luchando. El pueblo me conoce, me quiere y ellos no se confunden. Ahora oigo hablar a mis vecinos, para ellos casi no existen ?los papeles? (prensa), me conocen, vivo a su altura, con ellos. ?Y son ellos los que importan!?.
Declaraci¨®n
El documento adjunto, a que se refiere, es la declaraci¨®n que ha hecho en el expediente oportuno como tr¨¢mite a su can¨®nica reducci¨®n al estado laical. De ¨¦l entresaco: ?Es cierto que nunca mi condici¨®n de sacerdote me impidi¨® la lucha en pro de los oprimidos, ni mi actividad en Comisiones Obreras ni tampoco mi militancia en el Partido Comunista de Espa?a. Igualmente cierto que nunca, mi obispo, Antonio Palenzuela, fue impedimento en mi vida honrada de militante obrero esto es algo que proclamo agradecido?.Y robar¨¢s el fuego, adem¨¢s de ser una verdadera joya literaria, puede quedar ah¨ª como un hito en ese dif¨ªcil itinerario de la humanidad -sobre todo, de la que nos coge m¨¢s cerca, la espa?ola- hacia formas nuevas de convivencia y de libertad. Como ¨¦l mismo dice, se alegra de que su vida vaya dejando atr¨¢s a sus libros. Por eso, ser¨ªa una ingenuidad tomar una actitud absoluta ante el gesto actual de Garc¨ªa Salve: y digo absoluta en las dos direcciones: o de exaltaci¨®n triunfante o de condena tajante. El sue?a con una humanidad m¨¢s libre, m¨¢s consciente, m¨¢s igual. Para ello ha dado unos pasos determinados, ha declarado que su fe cristiana y su compromiso pol¨ªtico-social concreto forman un matrimonio bien avenido: ?por qu¨¦ no creerlo? El (personalmente) ha pensado que el ejercicio del sacerdocio en la que llama (Iglesia oficial) le impide el compromiso con el pueblo; compromiso que, por otra parte ha aprendido a trav¨¦s de la (?Iglesia quincallera?), y por eso pide su reducci¨®n al estado laical. Otros (por ejemplo, yo mismo) no creemos que esto sea necesario en s¨ª, y mantenemos una dif¨ªcil actitud de equilibrio dial¨¦ctico, intentando imitar, aunque de muy lejos, a los profetas cl¨¢sicos. Pero en todo caso unos y otros nos encontramos amistosamente en el cruce del mismo desaf¨ªo: por la libertad por la liberaci¨®n.
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