Once posibles causas del desastre en carretera
A m¨ª me parecen pocos los accidentes que hay, pues si consideramos al conductor un ciudadano corriente y si al ciudadano corriente lo miramos con la lupa psicol¨®gica, le encontraremos las mismas taras o minusval¨ªas que a otro ciudadano no conductor. Es decir:1- Un alto porcentaje no tiene inteligencia suficiente para resolver r¨¢pidamente situaciones l¨ªmite.
2- Otros ir¨¢n llenando las carreteras con sus graves deficiencias en los c¨¢lculos de espacio y tiempo.
3- Psic¨®patas fuera del veh¨ªculo y dentro de ¨¦l, pagando ellos mismos y los dem¨¢s las culpas de su conducta psicop¨¢tica.
4- Los psic¨®ticos no detectables, es decir, sin s¨ªntomas claros de psicosis que con su ausencia. de conciencia de la existencia de los dem¨¢s y hasta de su propio cuerpo, al subir en un veh¨ªculo no percibir¨¢n casi nada claramente, y lo que es peor, trasnforman sus emociones en actos de da?o para s¨ª o para los dem¨¢s: son esos que se estrellan en una recta con visibilidad contra un ¨¢rbol.
5- Los toxic¨®manos de alcohol o drogas, buscando una vez m¨¢s su autodestrucci¨®n, con el accidente.
6- Los que hacen de las carreteras, como de su vida, un territorio sin moral y sin ley. ?Como se les va a exigir que cumplan unas leyes m¨¢s?, ?Las de tr¨¢fico! Este grupo sin moral ni dentro ni fuera del veh¨ªculo creo que es de un 30 por 100.
7- Los que est¨¢n conduciendo en un momento de conflicto personal consigo mismo o con los dem¨¢s.
8- Los que buscan su destrucci¨®n, en su vida familiar o social o de conductor. Son masoquistas armados de veh¨ªculo.
9- Aqu¨¦llos que al subirse a su veh¨ªculo, se les reactivan todos sus conflictos neur¨®ticos. Intentan demostrar su potencia al volante porque en otra parte no est¨¢n muy seguros; su exhibicionismo; su intolerancia a perder y ganar, ?a m¨ª me pone nervioso ver coches delante de mi y que me pasen?; y mil conflictos de tipo neur¨®tico m¨¢s.
10- A casi toda la poblaci¨®n le falta la sensaci¨®n de estar vivo, de ser fr¨¢gil, de ser limitado, de tener cuerpo vulnerable. No pueden amar a otros seres humanos por el hecho de serlo y porque les produzca placer buscar a otros y encontrarlos y comprobar que son igual que uno mismo, mortales, peque?os, fr¨¢giles, pero capaces de amar, trabajar y sentirse solidarios.
A falta de estas sensaciones normales, necesarias para un buen conductor, las otras personas, no es de extra?ar, que cuando suben a un autom¨®vil sufran trastornos de su esquema corporal, pierdan el temor y no sientan que el que va en otro coche es un ser como ellos, un ser para vivir y para ser respetado.
11- Las marcas automovil¨ªsticas nos han hipnotizado a todos. Nos hacen sutiles lavados de cerebro sobre la seguridad. El Estado no comprueba, por supuesto, esa seguridad. Y nos hacen creer en los anillos de seguridad y en las carrocer¨ªas absorbentes de impactos.
?A que cualquier otro producto de consumo capaz de matar a 50 personas en un fin de semana ya se habr¨ªa analizado sutilmente? ?Por qu¨¦ al autom¨®vil no y al automovilista tampoco? ?Por qu¨¦ no hacer un estudio detallado de todo veh¨ªculo, la marca. etc¨¦tera, del conductor, su estado de ¨¢nimo... Accidentes pasados..., su manera de vivir, etc¨¦tera, toda una investigaci¨®n en serio de todo accidentado? ?Qu¨¦ eso cuesta dinero? Y cu¨¢nto vale un ser humano? ?Que se deteriorar¨ªa la imagen de marca automovil¨ªstica y eso traer¨ªa baja de ventas y el consiguiente paro? Pues hagamos la vista gorda administraci¨®n y administrados. Pero que no nos recomienden prudencia los locutores con su cara de buenos, bien vestidos. La Administraci¨®n que emplece por dar ejemplo de prudencia ella. Finalmente, como tenemos una manera de vivir como sociedad, muramos como ella, violentamente. ?Nos atreveremos alg¨²n d¨ªa a investigar el c¨®mo y el porqu¨¦de estas muertes? Una investigaci¨®n as¨ª, pondr¨ªa en cuesti¨®n muchas cosas que ahora se tapan con retiradas de carn¨¦s, multas y todo eso que no es sino una forma de dar palos de ciego.
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