Su¨¢rez renov¨® su letra
ANOCHE, ANTE las c¨¢maras de televisi¨®n, el presidente Su¨¢rez, con indudable telegenia y conocimiento de los trucos comunicativos que ofrece el medio que utiliza, ha renovado la letra de cambio de la que pervive el Gobierno. Ya es un ¨¦xito y un m¨¦rito, dado lo precario del sustento pol¨ªtico sobre el que se mueve.La principal promesa que Su¨¢rez ha ofrecido al pa¨ªs es que dentro de nueve meses unos diputados elegidos por sufragio universal van a recibir encima, y de golpe, el peso de los problemas institucionales que el actual Gobierno no sabe, no puede o no quiere resolver.
Los espa?oles se fueron anoche a la cama como si el hombre del tiempo del ¨²ltimo telediario les hubiera anunciado una borrasca de la que no hay escape posible. En resumidas cuentas, el presidente vino a decirnos que la recensi¨®n econ¨®mica es consecuencia de la inestabilidad pol¨ªtica. Totalmente de acuerdo. El problema estriba en que Su¨¢rez nos anunci¨® ayer que se prepara precisamente una larga temporada de inestabilidad y no se explica as¨ª c¨®mo podr¨¢ poner remedio a los problemas econ¨®mico y financiero que tenemos encima.
Si nadie lo remedia, reviviremos en un flash-back alucinante fechas ya conocidas y experimentadas: un dictamen de un Consejo Nacional que no quiere la reforma y una batalla en las Cortes, que tampoco la quieren -pues bien mirado no se sabe por qu¨¦ habr¨ªan de desearla-.
Por lo dem¨¢s, el parlamento del presidente no ha pasado de un nuevo chaparr¨®n de palabras, palabras y palabras. Quien haya soportado, trabajosamente, los casi veinte minutos de oratoria Su¨¢rez, se habr¨¢ quedado sin embargo sin saber en qu¨¦ consiste el proyecto de ley que tan ardientemente defend¨ªa o c¨®mo se va a articular la ley electoral que nos llevar¨¢ a esas urnas tan invocadas.
Dir¨ªamos adem¨¢s que el an¨¢lisis de la situaci¨®n hecho por el se?or Su¨¢rez es certero, pero no supo aportar soluciones. El presidente dio la sensaci¨®n de conocer los problemas del momento, pero no dijo c¨®mo piensa solucionarlos. O, m¨¢s bien, dijo que no piensa solucionarlos en modo alguno, pues ese es, a su juicio, cometido de quienes resulten elegidos, no se sabe cu¨¢ndo ni c¨®mo, en un futuro que muchos dudan llegue alg¨²n d¨ªa por el camino que vamos.
Cabe aceptar -y ojal¨¢ sea as¨ª- que nos equivoquemos de pron¨®stico y que este Gobierno tenga capacidad para superar el oto?o laboral que se avecina, el esc¨¢ndalo de la Lockheed, el descalabro de las finanzas y tantas cosas m¨¢s. Imaginemos que el pueblo espa?ol llega a las urnas en un clima de aceptable libertad y con una ley electoral m¨ªnimamente aceptada para elegir unas Cortes Constituyentes como promete el Gobierno. En ese caso, tampoco se habr¨¢ cerrado el per¨ªodo de inestabilidad, pues lo que se abrir¨ªa entonces es una legislatura que tendr¨ªa que comenzar a discutir la Constituci¨®n entera.
La charla del presidente, por su tono de alejamiento del franquismo, habr¨¢ gustado a muchos, pero es dif¨ªcil que convenza por m¨¢s que acierte en la m¨²sica y las tonalidades. El moderado ¨¦nfasis puesto en lo que respecta a los contactos con la oposici¨®n puede inducir a enga?o. Su¨¢rez no ha negociado la reforma y m¨¢s bien ha dicho a los partidos democr¨¢ticos que no la piensa negociar. Ha elegido, con m¨¢s brillantes maneras, el camino de su predecesor en el sill¨®n.
La naci¨®n necesitaba en esta hora un gobernante en quien creer y dif¨ªcilmente va a ser ¨¦l despu¨¦s de la alocuci¨®n de anoche. El presidente ha logrado desinteresar a los espa?oles en el cambio pol¨ªtico que ofrece. Y nos tememos que s¨®lo el miedo al miedo, al que ¨¦l mismo aludi¨® como l¨ªcito, sea la raz¨®n por la que hoy tantos espa?oles que no tienen fe en ¨¦l est¨¢n dispuestos a ayudarle. Pues si el Gobierno fracasa, ser¨ªa el fracaso tambi¨¦n de muchas cosas: la hora de los oportunismos y la ocasi¨®n del v¨¦rtigo.
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