Relatos de cristianismo castellano
La obra literaria de Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano se halla en continuidad unitaria con su obra reflexiva. En realidad es tambi¨¦n, y no menos que ¨¦sta, obra reflexiva y cr¨ªtica. Con frecuencia, cr¨ªtica de la religi¨®n inquisitorial establecida en Espa?a, reflexi¨®n sobre la religiosidad profunda, ortodoxa o no, de dentro y fuera de ella. Puestos a la fastidiosa tarea de clasificar, yo dir¨ªa que Jim¨¦nez Lozano en excelente prosa ha hecho novela, o, mejor dicho, con su propia palabra, novelaci¨®n hist¨®rico-religiosa. Pero lo que en su ¨²ltima obra, El santo de mayo, acaba de hacer es lo mismo y otra cosa. Por de pronto y formalmente, se compone de menos que cuentos, de vi?etas apenas, en las cuales se prescinde de la escenificaci¨®n hist¨®rica, salvo en tres relatos en relaci¨®n con la, Biblia, en La mas¨ªa, sobre los ¨²ltimos d¨ªas, de Antonio Machado, en el retrato de un tit¨¢nico ?benefactor? hispanoamericano y en el de un ex sacerdote de pa¨ªs comunista. Pero Espa?a en su historia -tremenda historia de vidas espa?olas- es estrujada en casi todos los relatos, aun cuando el que lleva el t¨ªtulo de Inventario espa?ol es, en efecto, como la cifra y compendio de todo ¨¦l, el hilo que recorre casi toda la obra. (Habr¨ªa que excluir El para¨ªso perdido, m¨¢s libremente imaginativo, y, sobre todo, Los ¨¢ngeles de Bernini, de personal suprarrealismo.)Lo que yo encuentro de particularmente nuevo en este libro, aparte su estructura, es el tono tremendo -exceptuemos otra vez, s¨®lo hasta cierto punto, el cuento burlesco La gloriosa invenci¨®n de do?a Berta-, no tremendista, de un cierto Baroja, Solana o Cela con preocupaci¨®n .centralmente religiosa, de noventa y ocho heterodoxo o sacr¨ªlego, apestado, jud¨ªo, excomulgado o teol¨®gicamente desesperado; o bien de un interiorizado ?realismo social? que presenta la opresi¨®n vista -desde dentro, por activa y por pasiva, desde el oprimido y desde el opresor, desde la internalizaci¨®n de la servidumbre harto ? bien mandada ? y la expoliaci¨®n, historias de perros, historias de pobres.
El santo de mayo,
de Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano. Barcelona. Ediciones Destino. 1976.
Texto, pues; en lo m¨¢s propiamente suyo, de historia. No de historia de guerras o revoluciones, de cultura o de econom¨ªa. De historia que, aun cuando deber¨ªa, no suele pasar a la Historia, de historia que, o se ha vivido personalmente, o se ha. revitalizado buscando y, leyendo documentos olvidados, recorriendo caminos y cementerios, archivos parroquiales y olvidados desvanes de viejas casas castellanas. En est¨¦ sentido -y en otros- se trata de un libro que ni es ni quiere ser ?moderno?. No, es el texto sin autor, exento, desnudo, an¨®nimamente entregado al lector. Es el libro de un cristiano solitario, que ilumina la santidad donde, quiz¨¢s, ¨²nicamente se encuentra: en medio del pecado, de la contradicci¨®n, de la existencial heterodoxia.
Cuando yo le¨ª este libro por primera vez, antes de que se publicase, no pude menos de descubrir su clave andariego-experiencial y nada objetivo-estructural, en el ¨²ltimo relato. Ley¨¦ndolo, me pareci¨® ver de lejos a Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano, ?forastero.?, y nada ?turista?, yendo de un camposanto perdido a otro, a la b¨²squeda -en el ?corralillo?, el triste, el vergonzante, el apestado muladar, irrisorio cementerio civil- del santo de mayo o de diciembre de cada a?o. Porque en, este modo nada triunfalista, nada glorioso, m¨¢s bien luterano o jansenista, siempre -esper¨¦moslo- habr¨¢ santos miserablemente pecadores entre nosotros.
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