Lope de Vega o la tergiversaci¨®n esc¨¦nica
Escribir sobre la sociolog¨ªa del teatro de Lope de Vega es hurgar en un tema candente. Y es eso lo que acaba de hacer Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez Borque en su reciente libro. Pocos cr¨ªticos, escas¨ªsimos cr¨ªticos, han logrado escaparse a la fascinaci¨®n verbal del poeta. Entre la muchedumbre de sus adoradores, el incienso siempre ha logrado nublar los juicios cr¨ªticos racionales. Ante la menor objeci¨®n a la obra dram¨¢tica de Lope, sus ac¨®litos siempre han argumentado que aun en la peor de sus obras siempre en contraremos la consolaci¨®n de un soneto perfecto o una letrilla admirable. Esto ser¨ªa v¨¢lido si una obra dram¨¢tica -que es un conjunto de relaciones esc¨¦nicas- pudiera flotar con el salvavidas postizo de unos excelentes versos. La rutinaria admiraci¨®n ha sido mucha y posee la solidez de lo viejo; mientras que la reacci¨®n activa de los colmillos cr¨ªticos es minoritaria y m¨¢s bien reciente.En una ¨¦poca como la actual, en la que algunos historiadores est¨¢n llevando a cabo una revisi¨®n cr¨ªtica de nuestra historia, Lope de Vega tendr¨ªa, forzosamente, que acabar cargando su abultado petate. El fue, si no el creador, s¨ª el gran decorador, el poderoso galvanizador verbal de la topiquer¨ªa del poder imperial. Y hoy, al tratar de hacer una reinterpretaci¨®n ideol¨®gica del pasado m¨¢s coherente con la verdad hist¨®rica, no es de extra?ar que algunos disparos caigan de lleno en la hasta ahora invencible flotilla de barcos de papel del F¨¦nix.
Sociolog¨ªa de la comedia espa?ola del siglo X VII,
de Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez Borque. Madrid.Ediciones C¨¢tedra. 1976.
Dijo Amado Alonso que ?Lope de Vega ha sido el m¨¢s grande poeta de la conformidad?, frase que Diez Borque hace suya. Tal juicio gana una considerable trascendencia al referirlo, sobre todo, a su obra dram¨¢tica. Si la proyecci¨®n social de su capacidad po¨¦tica se hubiera limitado a la l¨ªrica, cuyo medio de difusi¨®n es el libro, la influencia que su verbo hubiera podido ejercer sobre su ¨¦poca, aun siendo mucha, habr¨ªa estado condicionada por la forma de comunicaci¨®n que el propio libro impone: la comunicaci¨®n individual izada. Por el contrario, el discurso esc¨¦nico se proyecta de modo colectivo, es un rito social. Y este car¨¢cter de comunicaci¨®n p¨²blica, de conmoci¨®n colectiva, le otorga al acto esc¨¦nico una capacidad subyugante dif¨ªcil de alcanzar por otros medios de comunicaci¨®n social.
?Los casos de la honra son mejores porque mueven con fuerza a toda gente?, estableci¨® este habil¨ªsimo vendedor de palabras en su ?Nuevo arte de hacer comedias?, esa especie de codificaci¨®n del dar gusto al p¨²blico, cosa que Lope manejaba a maravilla. Pese a todo, este inventor del teatro comercial no sent¨ªa el menor apego por su propio p¨²blico, aunque si por sus dineros. Su conciencia de servidor a los intereses del poder obnubilaba, interesadamente, su ¨¦tica de autor popular.
Ejemplo
Lope de Vega es un palpable ejemplo de escritor sin conflicto con la realidad. Un escritor que supo acoplarse sin gran esfuerzo a la ideolog¨ªa imperante. Pero esto no lo hizo tan ingenuamente como es el caso del jilguero en la rama. Hay indicios para pensar que Lope sab¨ªa qu¨¦ se tra¨ªa entre manos. Su propia experiencia le mostraba diariamente las considerables posibilidades de captaci¨®n que el teatro ofrec¨ªa. Porque cuando Lope no escribe para la escena, sino que escribe una novela dialogada como La Doroica, es decir, un libro, su pluma vuela con libertad y nos cuenta cosas que en sus escritos para la escena reprime y tergiversa sin empacho.D¨ªez Borque divide su libro en tres partes: relaciones individuales, pol¨ªticas y sociales. En cada una de ellas se ve la mano de Lope ama?ando la realidad de su ¨¦poca, bien mediante el endulzamiento directo o mediante la manipulaci¨®n del pasado. Claro que el libro de D¨ªez Borque, centrado en la sociolog¨ªa del teatro, no aborda las implicaciones art¨ªsticas que se desprenden de la ?conformidad? lopesca. Su autor nos dice que su prop¨®sito ?es poner en relaci¨®n la comedia y la realidad en el siglo XVII para, al descubrir la especificidad de la comedia como literatura, llegar a unas conclusiones sobre la funci¨®n del teatro?.
El tema de las implicaciones art¨ªsticas parece reservarlo D¨ªez Borque para un pr¨®ximo libro. De todos modos, de ¨¦ste que ahora nos entrega se desprende que si en el teatro de Lope los conflictos personales, pol¨ªticos y sociales restiltan desvirtuados siempre el resultado art¨ªstico aparecer¨¢ en consecuencia despotenciado. Posiblemente en principio. Lope de Vega no ten¨ªa menos quilates po¨¦ticos que Shakespeare. La falta de genio no era su problema.
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