Moscard¨® y Carabanchel aburrieron
El encuentro entre Moscard¨® y Carabanchel conllevaba varios alicientes. El primero, y fundamental, era que se trataba de un partido entre, si no eternos rivales, s¨ª pr¨®ximos rivales. El segundo, accesorio, estaba en funci¨®n del lugar que ambos conjuntos ocupaban en la tabla, en la que figuraban igualados a puntos.El encuentro, ante estas perspectivas, promet¨ªa inter¨¦s. La lluvia constante, el consiguiente mal estado del terreno de juego y los nervios se encargaron de romper dr¨¢sticamente la ristra de ilusiones que los m¨¢s animosos hablan depositado en los noventa minutos de juego. Porque el tedio puso colof¨®n a todo.
El Moscard¨® jug¨® un f¨²tbol insulso y efectivo s¨®lo para poner el marcador en clara ventaja para sus colores. El gol de Julio, en el minuto once, promet¨ªa algo m¨¢s de los rojiblancos.- Con el tanto conseguido cuando apenas si faltaban cuatro minutos para que finalizara la primera parte se acab¨® el incentivo de los locales. Un equipo que perdi¨® el ¨¢nimo ambicioso de la goleada y que se olvid¨®, a la postre, de dar a la afici¨®n lo que m¨¢s desea en un partido: goles.
El Carabanchel, que dio la impresi¨®n de saltar al terreno de juego con la idea de una voluntad puesta al servicio de un espect¨¢culo, languideci¨® poco a poco. Con el gol de los locales se muri¨® la poca vida animada que hab¨ªa tenido su f¨²tbol. Lento, sin ideas, impreciso hasta la desesperaci¨®n en aquel campo resbaladizo, no supo mantenerse en el marcador. El gol que acortaba distancias en el marcador ni siquiera fue fruto, de una jugada de previa elaboraci¨®n.
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