Un cient¨ªfico no reconoce otra autoridad que su conciencia
La ciencia es el camino de la democracia porque un ?cient¨ªfico no puede reconocer otra autoridad que su conciencia y su juicio, lo que hace que la ciencia contribuya constantemente a crear una sociedad realmente democr¨¢tica?. Esta es la idea central de la conferencia sobre La democracia del intelecto, pronunciada ayer en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas por Gerard Piel, editor de Scientific American.
?La ciencia nos hace a todos iguales porque trabaja con categor¨ªas objetivas y racionales. Las comunidades cient¨ªficas son mod¨¦licas porque en la discusi¨®n cient¨ªfica todo el mundo es igual y s¨®lo acaba imponi¨¦ndose el proceso racional?, declarar¨ªa m¨¢s tarde a EL PAIS el se?or Piel.Un buen n¨²mero de cient¨ªficos espa?oles, especialmente los m¨¢s ligados al mundo de la informaci¨®n y divulgaci¨®n cient¨ªfica, estaban presentes en el acto con el cual se inicia la edici¨®n en castellano por editorial Labor, de Scientific American, bajo la direcci¨®n de Francisco Gracia.
Esta revista, cuya difusi¨®n alcanza en los Estados Unidos de ,Am¨¦rica cifras cercanas a ochocientos mil ejemplares, est¨¢ tambi¨¦n presente en varios pa¨ªses europeos. La tirada inicial que se va hacer de Scientific American en espa?ol, bajo el t¨ªtulo de Investigaci¨®n y Ciencia, es de 30.000 ejemplares.
La ciencia en la colectividad
Gerald Piel hab¨ªa afirmado en su conferencia que ?la investigaci¨®n cient¨ªfica proporciona un conocimiento del hombre y de su mundo que supera las barreras raciales, nacionales, culturales y de clase y que es compartido cada vez m¨¢s, y con mayor fuerza moral, por todos los seres humanos. La objetivaci¨®n del conocimiento que tiene lugar en la ciencia afirma la primac¨ªa del individuo y convierte en irreversiblemente absurda la apelaci¨®n a cualquier autoridad por encima de su percepci¨®n, de su Juicio o de su conciencia. En su huida del asombro (la expresi¨®n es de Einstein), el hombre ha puesto pie en un universo que supera en escala, sorpresa y esplendor los para¨ªsos y los infiernos de su imaginaci¨®n espont¨¢nea?.Subray¨® el editor de Scientific American que ?los cient¨ªficos se comunican por encima de las barreras nacionales, ling¨¹¨ªsticas o generacionales. La libertad de cada uno para realizar su potencial individual se afirma en un contexto, y la significaci¨®n de una obra cient¨ªfica se mide por su capacidad para reforzar y rehacer el contexto, iluminando la obra de sus ptedecesores, los contempor¨¢neos y los sucesores del autor?, lo que ilumina, desde la perspectiva de las sociedades cient¨ªficas, la posibilidad de alumbrar alg¨²n d¨ªa una sociedad humana racional: ?En palabras de Thomas Jefferson, autor de la Declaraci¨®n de Independencia de los Estados Unidos, en la medida en que podamos pensar como queramos y hablar como pensemos, la condici¨®n humana ir¨¢ mejorando?.
Democratizaci¨®n
Precisamente la ciencia es, seg¨²n ampliar¨ªa posteriormente Gerald Piel a EL PAIS, un ¨¢mbito operacional ?donde cada uno piensa como quiere?. Otros elementos democratizadores est¨¢n presentes: ?la ciencia crea tecnolog¨ªa -afirm¨® el se?or Piel- y la tecnolog¨ªa aumenta el producto social, hace accesible a la totalidad la posibilidad de participar en el gobierno de los asuntos colectivos?.Por otra parte, ?al aumentar la educaci¨®n p¨²blica cada vez es mayor el n¨²mero de personas que piensa racionalmente. Esto supone la eliminaci¨®n de tantos factores de irracionalidad como existen entre nosotros. En la medida en que se disminuye la irracionalidad se eliminan supersticiones, prejuicios y conflictos interindividuales. Los elementos de desacuerdo y discordia van siendo eliminados en la medida en que se se impone la racionalidad en cada uno de nosotros?.
No elimina la concepci¨®n de lo cient¨ªfico de Gerald Piel el posible valor de otras v¨ªas, la fuente irracional del arte o la religi¨®n, etc, pero ?lo racional mismo es un valor, cre¨¢ndose un efecto multiplicador en virtud del cual cada aportaci¨®n cient¨ªfica suscita otras muchas. El conocimiento de la verdad es un valor por s¨ª mismo?.
El sentido colectivo de todo ello es evidente, ya que ?la difusi¨®n de los resultados de cada investigaci¨®n de un cient¨ªfico exige una estructuraci¨®n social de comunicaci¨®n y libertad de expresi¨®n que es potenciada por la misma ciencia?. Adem¨¢s de todos estos factores, la ciencia, al reclamar los m¨¢s brillantes cerebros, fuerza el proceso educativo hacia ese desarroll¨®. La sociedad debe darse cuenta de estas cosas y potenciarlas. De hecho ya est¨¢ sucediendo: cada vez es mayor el nexo entre los cient¨ªficos y la sociedad ?.
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