K?hl y Strauss discrepan sobre el papel de la derecha en Alemania
Todos hacen balance en la Rep¨²blica Federal de Alemania. Helmut K?hl, el l¨ªder de la cristianodemocracia alemana, derrotado en las elecciones generales del domingo pasado en Alemania Federal, quiere abandonar su cargo de primer ministro del Estado federado de Renania-Palatinado siempre y cuando los cristianosociales de Franz-Joseph Strauss no conviertan en realidad su amenaza de constituirse en un cuarto partido a nivel nacional.Este hecho indica que entre Helmut K?hl y Strauss existen ya desavenencias b¨¢sicas en lo que concierne al futuro papel de los conservadores de la Rep¨²blica Federal.
Strauss opera en relaci¨®n con el ?buen hombre de Maguncia? con una ventaja relativa. El Partido Cristianosocial de Baviera consigui¨® en las elecciones un resultado sensacional. K?hl triunf¨® a nivel nacional de modo inesperado para algunos, e inferior para otros. Strauss no ha sentido nunca, el pasado lo ha demostrado hasta la saciedad, demasiadas simpat¨ªas por K?hl, que en su opini¨®n adolece de falta de entereza pol¨ªtica y garra.
Demagogia orientada hacia Baviera
Strauss insiste, seg¨²n K?hl, en una demagogia partidista excesivamente orientada hacia una sola regi¨®n: Baviera. A las diferencias de concepci¨®n entre ambos pol¨ªticos habr¨ªa que a?adir las de tipo humano que inclinan muchas veces la balanza en favor de uno u otro. A la eficiencia verborreica de Strauss opone K?hl su acusado sentido de la mesura. Pues bien, la oposici¨®n alemana tendr¨¢ que vivir a lo largo de los cuatro a?os pr¨®ximos bajo el estigma dela contraposici¨®n de dos caracteres opuestos; de los cuales uno, Strauss, representa un conservadurismo no estrictamente alem¨¢n, sino preponderantemente made in Baviera, mientras que su antagonista, Helmut K?hl, es el representante de una ideolog¨ªa conservadora m¨¢s moderada.Teniendo en cuenta estas diferencias humanas y program¨¢tico-conceptuales, el conflicto entre K?hl y Strauss puede darse por hecho. Cada cual intentar¨¢ arrimar el ascua a su sardina. Cada cual har¨¢ lo posible para dejar en entredicho a su ?amigo? entre par¨¦ntesis: El mal llamado conservadurismo alem¨¢n arrostra tiempos dif¨ªciles, aunque s¨®lo sea por el hecho incontrovertible de que tambi¨¦n el contrario ideol¨®gico ha tomado posiciones ?conservadoras?. Para corroborar esta afirmaci¨®n dial¨¦ctica basta la cita de las declaraciones que el canciller federal en funciones. Helmut Schmidt y casi seguro jefe de Gobierno Federal despu¨¦s de la sesi¨®n plenaria del Bundestag del 14 de diciembre pr¨®ximo, acaba de hacer en el sentido de que en la Rep¨²blica Federal no hay lugar para experimentos socialistas de cu?o extremista, y a que a la izquierda del SPD (Partido Socialdem¨®crata) s¨®lo hay un 0,5 por 100 del electorado. Con esta afirmaci¨®n, Schmidt ha vuelto a demostrar que el conservadurismo alem¨¢n no ha tenido mejor candidato que ¨¦l. Con Helmut Schmidt ha triunfado, visto as¨ª, una orientaci¨®n pragm¨¢tico-pol¨ªtica de estirpe conservadora.
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