Berlinguer reafirma la pol¨ªtica moderada del PC italiano
?Los comunistas entre Marx y la lira?; ?las dos almas del Partido Comunista Italiano?; ?la l¨ªnea de Berlinguer se impone a pesar de los desacuerdos?; ?acentos diversos en el Comit¨¦ Central del Partido Comunista?.As¨ª ve la opini¨®n p¨²blica italiana la reuni¨®n del Comit¨¦ Central del Partido Comunista que desde el lunes pasado ha discutido no s¨®lo sobre la grave situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, sino principalmente sobre la estrategia pol¨ªtica que el partido tiene que seguir. El discurso final del secretario Berlinguer, publicado ayer por la tarde, remacha la l¨ªnea moderada y de mediaci¨®n que ya habla trazado en el documento base de la discusi¨®n.
La moderaci¨®n de Berlinguer se denuncia en su pol¨ªtica de seguir manteniendo en vida al Gobierno Andreotti, sin que abstenci¨®n quiera decir apoyo al Gobierno y tanto menos identificaci¨®n con ¨¦l. La mediaci¨®n de Berlinguer se da de hecho entre la base de su partido y el v¨¦rtice. En relaci¨®n con las masas populares tenemos que estar menos angustiados de cuanto han demostrado estarlo algunos miembros del Comit¨¦ Central en el curso del debate. No queremos ser demagogos, ni queremos estar a la ventana, ha reiterado Berlinguer. La mediaci¨®n se advierte, sobre todo, si se tiene en cuenta las diversas posturas que del debate han surgido. El anciano ?l¨ªder hist¨®rico? Luigi Longo (a la izquierda) ha recordado que es preciso tener en cuenta sobre todo el papel del partido, y que no es posible pedir sacrificios a los trabajadores sin ?garant¨ªas pol¨ªticas?, es decir, sin que los comunistas est¨¦n en el Gobierno o en la mayor¨ªa. Longo tiene todav¨ªa una visi¨®n leninista, integralista del papel del partido y le interesan sus relaciones con el Estado antes que con la sociedad. Por su parte, otro viejo l¨ªder, Giorgio Am¨¦ndola (o la derecha), ha insistido en que lo que cuenta por ahora es solucionar la grave situaci¨®n econ¨®mica, evitando la inflaci¨®n.Corrientes en el PC
Es siempre dif¨ªcil entender la compleja realidad pol¨ªtica del Partido Comunista Italiano, pero es cierto que hasta ahora se hablaba de ¨¦l como de un solo bloque, sin nombres y apellidos. Ahora se dan nombres y apellidos y se llega incluso a hablar de corrientes. Aunque Berlinguer haya insistido, con tonos que hacen recordar los de una enc¨ªclica papal, en la necesidad de la coherencia y la ?movilizaci¨®n moral?, no puede ocultar su dif¨ªcil situaci¨®n psicol¨®gica, de quien tiene un pie en la puerta del poder. No lo puede retirar sin perder Ia cara, el prestigio y ¨¦l peso moral que tiene en las masas, ni por ahora lo puede introducir demasiado sin que se lo atrapen.
Por eso Berlinguer ha sido muy duro con la Democracia Cristiana, que no ser¨ªa s¨®lo responsable de la inmoralidad reinante en el Estado, sino incapaz de proponer nuevos modelos de desarrollo. A Berlinguer le ha molestado, sobre todo, su silencio, y le ha advertido que si no quiere estropear sus relaciones con las masas, no tiene que tramar en silencio un cambio del cuadro pol¨ªtico, que retorne a la situaci¨®n anterior al 20 de junio.
El cuadro pol¨ªtico, sin embargo, se modifica por s¨ª solo. El hecho mismo de las diversas posiciones del grupo dirigente comunista mueve a los dem¨¢s grupos, sobre todo los menores, a reexaminar sus t¨¢cticas.
El republicano La Malfa, que est¨¢ de acuerdo con Am¨¦ndola, critica duramente la pol¨ªtica populista que por culpa de los sindicatos instaur¨® en el pa¨ªs a partir de 1969, sobrevalorizando las posibilidades del sistema productivo y de la hacienda p¨²blica. Tal pol¨ªtica populista no conduce a otra cosa que a la Rep¨²blica de Weimar o a las tristes experiencias de las sociedades sudamericanas.
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