"El oto?o caliente" del Gobierno
Mucho se ha escrito y argumentado en los ¨²ltimos meses sobre el ?oto?o caliente? que se avecinaba, emplazando a las organizaciones populares y de un modo m¨¢s concreto, las sindicales democr¨¢ticas, a mantener lo que se denomina una actitud responsable, que no diera al traste con los m¨ªnimos brotes democr¨¢ticos. En este contexto, operaciones como las entrevistas del ministro de Relaciones Sindicales con USO, UGT y CCOO, parec¨ªan apuntar una propuesta de negociaci¨®n.Sin embargo, el oto?o ha llegado, y no est¨¢ siendo caliente, por ahora al menos en el terreno social. No porque se haya llegado a ning¨²n acuerdo, sino porque la situaci¨®n no es especialmente propicia para poder desarrollar un amplio frente de luchas sociales, tras tres a?os ya de crisis econ¨®mica, un elevado volumen de paro y con el mantenimiento de expedientes de disuasi¨®n muy directos.
Secretario pol¨ªtico de la Federaci¨®n de Partidos Socialistas
Posteriormente dimiti¨® de la comisi¨®n ejecutiva del partido por discrepancias con la l¨ªnea pol¨ªtica del mismo. Tambi¨¦n ha dimitido recientemente de la comisi¨®n ejecutiva de la Uni¨®n General de Trabajadores.
En esta situaci¨®n, el Gobierno ha lanzado su primer paquete de medidas econ¨®micas, que yendo m¨¢s all¨¢ de sus promesas iniciales, constituye una prueba de fuego pol¨ªtica porque implica decisiones concretas. Ha hecho el Gobierno, por boca de su portavoz el se?or Osorio, unas declaraciones generales para presentar el paquete. En principio, se ha expresado con una generalidad y una vaguedad sumas, dando un tono de New Deal a sus proposiciones, concretadas en siete puntos que son los principios de un nuevo modelo econ¨®mico-social. Dichos puntos repiten las declaraciones iniciales del Gobierno, y los contenidos en la alocuci¨®n televisada del presidente cuando anunci¨® el proyecto de reforma pol¨ªtica, haciendo de paso una dura cr¨ªtica del desarrollo econ¨®mico vivido bajo el franquismo y sus desequilibrios. Principios que, por otra parte, cualquier ciudadano con buenamemoria podr¨ªa encontrar en los planes de desarrollo elaborados durante los a?os sesenta, cuando el arbitrismo de L¨®pez Rod¨® planteaba la superaci¨®n de la conquista de la democracia pol¨ªtica a trav¨¦s de la consecuci¨®n de una renta ?per c¨¢pita? mayor de mil d¨®lares.
A partir de estos buenos prop¨®sitos, conviene examinar las medidas adoptadas. Son una mezcla de medidas reactivadoras y estabilizadoras, seg¨²n sus propios autores. Es decir, reflejan la timidez y la incertidumbre con que se hace frente a la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica. En esencia, son medidas sobre el consumo de energ¨ªa que se orientan por la v¨ªa de conquistar un impacto en la opini¨®n p¨²blica, como son la reducci¨®n de velocidad o el adelanto del horario de televisi¨®n. Con algunas imprecisiones notables, como son la de reducir la velocidad de los turismos a 100 hora, cuando en casi todo el pa¨ªs la velocidad m¨¢xima en las carreteras nacionales es ya de 90 kil¨®metros por hora. Pero en conjunto, con un grave fallo: el de establecer una pol¨ªtica de control imposible, para un consumo de energ¨ªa en el que es preciso repercutir los costes sobre los precios para clarificar m¨ªnimamente la situaci¨®n.
En el mismo terreno de cosas, se propone una elevaci¨®n del 20 por 100 en el arancel de aduanas que ha de tener una repercusi¨®n en precios para un pa¨ªs que exporta en valor menos de la mitad de lo que importa.Y unas medidas complementarias para corregir el d¨¦ficit presupuestario basadas en la reducci¨®n del gasto p¨²blico y en una elevaci¨®n del 10 por 100 en el impuesto general sobre la renta de las personas f¨ªsicas. Medidas que se comprenden con una nueva declaraci¨®n de hacer la reforma fiscal -problema que aparece indisolublemente ligado al de la conquista de la democracia, porque aparece en los programas de todos los gobiernos desde hace doce a?os, sin que se haya hecho nada- y con medidas como las adoptadas por el Ministerio de Hacienda, que ha creado dos nuevas direcciones generales en el ¨²ltimo Consejo de Ministros.
Con todo, las medidas m¨¢s importantes son las que se refieren a los precios y al sistema de relaciones industriales. Con respecto a las primeras, se propone una congelaci¨®n de dos meses, con elaboraci¨®n de nuevas listas de precios de todos los tipos para su contr¨®l. La experiencia ha demostrado que estas medidas en los ¨²ltimos a?os conducen a que los precios m¨¢s controlados crezcan a mayor velocidad que los libres, y que la represi¨®n del fraude no pasa de multas a almacenistas de patatas y productos similares. Los fabricantes de autom¨®viles o los productores de energ¨ªa el¨¦ctrica obtienen sin dificultad el referendo del Consejo de Ministros para sus aumentos.
En el terreno salarial y de legislaci¨®n laboral es donde aparecen las medidas verdaderamente concretas de todo el paquete. En el primero, se produce una verdadera congelaci¨®n salarial y de la contrataci¨®n colectiva, disponiendo la pr¨®rroga de los vigentes convenios y estableciendo un procedimiento de urgencia para negociar los nuevos. La restricci¨®n del contenido de la negociaci¨®n se hace sobre temas tan b¨¢sicos como son la disminuci¨®n de jornada y sobre el tema salarial, en el que s¨®lo cabe para los salarios inferiores a un tope anual el llegar hasta dos puntos m¨¢s que el coste de la vida. La pol¨ªtica de solidaridad social se limita a la redistribuci¨®n de ingresos entre los asalariados.
En estas circunstancias ?qu¨¦ empresa tiene inter¨¦s en negociar un convenio colectivo, cuando se le da la posibilidad de que en el plazo de 10 d¨ªas pueda tener una decisi¨®n arbitral obligatoria en los t¨¦rminos fijados por el decreto?
Con todo, la medida m¨¢s importante es la de derogaci¨®n del art¨ªculo 35 de la ley de Relaciones Laborales. En primer lugar, por el m¨¦todo absolutamente antidemocr¨¢tico, de derogaci¨®n de una norma de rango legal; y en segundo lugar, porque no se trata de una medida econ¨®mica sino de la aceptaci¨®n de una condici¨®n pol¨ªtica impuesta por los empresarios. No se puede alegar con un m¨ªnimo de seriedad que no se invierta por el art¨ªculo 35. El problema de la huelga de inversi¨®n es mucho m¨¢s complejo y est¨¢ ligado, as¨ª lo han reconocido expresamente los ¨®rganos de representaci¨®n corporativa empresariales, a todo el contexto pol¨ªtico. Prueba de ello es que en los cinco escasos meses de aplicaci¨®n del articulo 35 no se han producido incidentes de importancia en su aplicaci¨®n, dado que la misma ley daba la posibilidad a los tribunales de valorar la rescisi¨®n del contrato en funci¨®n de causas justificadas. La nueva redacci¨®n dispuesta por el Consejo de Ministros marca un procedimiento abreviado, m¨¢s r¨¢pido que el existente anteriormente, para poder proceder al despido. Al mismo tiempo, se ha facilitado la inseguridad en el empleo, con la posibilidad de contratos de trabajo por un plazo no superior a seis meses.
Se vuelve al sistema del despido ?comprado?, con un enorme abaratamiento del mismo con respecto al sistema anterior. Ello demuestra quien ha negociado e impuesto sus condiciones: mientras que se procede a la congelaci¨®n salarial de nuevo, se elimina de un plumazo una medida legal que ha sido una de las peticiones b¨¢sicas de las luchas obreras de los ¨²ltimos a?os. Al mismo tiernpo, se deja un m¨¢rgen mucho m¨¢s importante para la reinversi¨®n y la distribuci¨®n de las rentas de capital.
Hasta ahora, ¨¦ste es el ¨²nico desarrollo concreto del nuevo modelo econ¨®mico y social del Gobierno, y la ¨²nica medida de real trascendencia del paquete econ¨®mico. ?Ser¨¢ el precio exigido por la aprobaci¨®n del anteproyecto de libertad sindical?.
Caso de ser as¨ª, es indudable que ser¨¢n los militantes sindicales activos los primeros en engrosar las filas del paro en adelante. Y si este primer ejemplo sirve para anticipar lo que va a ser la reforma pol¨ªtica, pudiera muy bien ocurrir que en el anunciado per¨ªodo electoral se hiciera con bajo un Estado de excepci¨®n, por poner una comparaci¨®n ilustrativa.
Una negociaci¨®n con las fuerzas sociales y pol¨ªticas reales es el presupuesto b¨¢sico de una situaci¨®n democr¨¢tica estable. En sus primeras medidas, el Gobierno ha aceptado las condiciones impuestas por las fuerzas empresariales de plano, sin negociar con las organizaciones obreras. Dif¨ªcilmente podr¨¢ cumplir con el compromiso que ha contraido ante el pa¨ªs si ¨¦sta es su l¨ªnea pol¨ªtica de fondo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Alfonso Osorio
- Reformas pol¨ªticas
- Gobierno predemocr¨¢tico
- Pol¨ªtica nacional
- Presidencia Gobierno
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Sindicatos
- Coyuntura econ¨®mica
- Gobierno
- Pol¨ªtica energ¨¦tica
- Sindicalismo
- Espa?a
- Empresas
- Pol¨ªtica laboral
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones laborales
- Administraci¨®n p¨²blica
- Econom¨ªa
- Pol¨ªtica
- Trabajo
- Energ¨ªa