Saul Bellow: "Veo Am¨¦rica como un turista perpetuo"
Saul Bellow naci¨® en un barrio pobre de Montreal, Canad¨¢, en 1915. En su adolescencia la familia se traslad¨® a Chicago, al Chicago de los a?os treinta, brutal y pobre. Su padre vend¨ªa manzanas por la calle. Tras esos comienzos un tanto p¨ªcaros, de chico de la calle, estudi¨® en la universidad de Chicago. Entonces conoci¨® a otros escritores de su generaci¨®n, por ejemplo, Nelson Algren. Hombre turbulento, ha vivido su vida, ha pasado por todo. Una primera ¨¦poca como trotskista, otra con los poetas en Greenwich Village, otras ¨¦pocas en Europa. El siempre me dec¨ªa, ir¨®nicamente que su visi¨®n del mundo es la de un hombre que no tiene pa¨ªs. Seguramente en su casa se habla yiddish. ?Veo esta Am¨¦rica con los ojos de un turista perpetuo. Soy y no soy de aqu¨ª. Por eso mis ojos guardan todo el desequilibrio de este pa¨ªs.?Bellow se ha opuesto siempre a la novela te¨®rica y al novelista que se aleja de la vida. Ha expresado estos puntos de vista en un ensayo sobre Henry James y contra Flaubert: Bellow ha hecho justo lo opuesto: hace de s¨ª mismo el protagonista de todas sus novelas, el t¨ªpico h¨¦roe confuso, en guerra constante con la sociedad, armado de su propia inteligencia, mitad v¨ªctima, mitad aventurero, asombrado perpetuamente por la paradoja de sus mismas aventuras. Se ve en ¨¦l la influencia de Dostoyevski, Conrad, Stendhal, y sobre todo la novela es picaresca espa?ola. En su ¨²ltima novela Humboldt's gift, y en otras historias, ha usado Espa?a como escenario id¨®neo para su h¨¦roe -desequilibrado, que, preso de sus propias contradicciones, tropieza con un pa¨ªs no menos desequilibrado. Toma de Espa?a tambi¨¦n la idea del p¨ªcaro jud¨ªo, un hombre no especialmente religioso que se ve obligado a vivir apartado de una sociedad tragic¨®mica, llena de contradicciones y paradojas. Su primer libro, The dangling man, seguido por The victim es ya una temprana visi¨®n paranoica del mundo. Despu¨¦s de ellos, Bellow inaugura una faceta mucho m¨¢s alegre y rica. Por esos caminos, van las aventuras de Augie March, una especie de viaje rabelesiano por Am¨¦rica, y Henderson the rain king quiz¨¢ su libro m¨¢s loco, donde construye un Africa puramente imaginaria. A estos siguieron Herzog y Humboldts gift. Y esto no es m¨¢s que una peque?a parte de su enorme producci¨®n.
Los altibajos
Mezclado con esta enorme novel¨ªstica llena de vida, de narraci¨®n, di¨¢logos, caracteres locos, hay otro lado de Bellow que aparece de vez en cuando: es el Bellow melanc¨®lico de donde nace lo mejor de su trabajo, como Seize today, un libro amargo sobre los viejos olvidados de Nueva York y su muerte solitaria. A BeIow siempre le ha preocupado profundamente la muerte. Es la cara de un Bellow que se lamenta siempre: ??Por qu¨¦ mi padre ten¨ªa que vender manzanas en la calle, porqu¨¦ raz¨®n ha vivido y por qu¨¦ raz¨®n ha muerto? ?.Vemos as¨ª dos aspectos distintos, de Bellow -ese Bellow casi man¨ªaco depresivo- Por un lado el autor-protagonista, perpetuamente devorando la vida -comidas, mujeres, ropas, ideas- y por otro, esa versi¨®n sombr¨ªa de la pobreza, el aislamiento y su preocupaci¨®n por la humillaci¨®n del hombre, por un trabajo en circunstancias que no hacen ning¨²n bien a nadie. Esta doble versi¨®n refleja la identidad de un autor, que se ha casado cuatro veces, que ha asimilado todas las ideas del siglo XIX y del XX y que despu¨¦s de cada extravagancia vuelve a su propia ciudad, Chicago, y en aquel ambiente, deambulando por bares de indios borrachos, persigue a sus dementes amigos de la calle, y echa pestes de la superficialidad de Nueva York, Par¨ªs y Londres.
Siempre ha dado su firma a los movimientos para la liberaci¨®n de presos y siempre a?adir¨ªa una frase t¨ªpica de Bellow: ?Ah, los franceses... los franceses nunca podr¨¢n ir a ning¨²n sitio con los espa?oles. Tienen la mala costumbre de meterlos en campos de concentraci¨®n ?. Otro de sus lamentos t¨ªpicos es: ?Y que haya tenido que caer yo entre los te¨®ricos ... ? La paradoja es que sus h¨¦roes, aunque se quejan de sus ideas, est¨¢n obsesionados con ellas. Nunca dejan de pensar, y pese a sus ataques a la teor¨ªa, este es el novelista americano en que m¨¢s dominan las ideas. Sus novelas son aut¨¦nticas discusiones obsesivas sobre todos los problemas ideol¨®gicos de los ¨²ltimos doscientos a?os.
Bellow contra Bellow
La verdadera tensi¨®n de su trabajo es la que se desprende de la energ¨ªa de Bellow contra Bellow, de la lucha de su narrativa explosiva y la habilidad para atrapar caracteres, su personal estilo que mezcla ideas eruditas y una expresi¨®n plenamente popular, el argot americano de la calle. Un coctail que sus amigos llamamos bellowesco.Un ejemplo t¨ªpico de este delirante mundo despistado de Bellow est¨¢ en Humboldt's gift, all¨ª donde su organizado h¨¦roe se encuentra a s¨ª mismo, en Madrid, cuidando al hijo de su amante mientras ella, en otra ciudad, persigue a un hombre con m¨¢s dinero. All¨ª encontramos su t¨ªpica macedonia de caracteres. El hombre de la mafia que quer¨ªa ser intelectual, el amigo poeta que se vuelve loco que deja una fortuna en una pel¨ªcula que 25 a?os m¨¢s tarde llegar¨¢ a ser comercial, abogados que roban al protagonista pero que le introducen en nuevas aventuras amorosas y, al final, el personaje resulta a un tiempo agresor y v¨ªctima. Al final de la novela el protagonista asiste al entierro de su amigo el poeta. Despu¨¦s de veinticinco a?os, hab¨ªa conseguido una verdadera tumba.
Uno de sus amigos ve unas flores y pregunta si su nombre es tulip¨¢n. La novela termina cuando el protagonista se encoge de hombros y dice: ?Yo qu¨¦ se. Soy un hombre de
la ciudad?. As¨ª es Saul Bellow
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