El baloncesto profesional norteamericano, el deporte m¨¢s caro del mundo / y 2
La noticia lleg¨® desde Nueva York poco antes de la medianoche del jueves. Julius Erving, un negro de dos metros, baloncestista profesional, se convert¨ªa en el deportista m¨¢s caro del mundo al ser traspasado del New York Nets al Filadelfia 76 por 408 millones de pesetas -seis millones de d¨®lares-. Ello le supondr¨¢ a Erving ganar durante el pr¨®ximo a?o la friolera de 48 millones de pesetas. El baloneesto USA sin duda de ninguna clase, tiene una cuarta dimensi¨®n hasta en el dinero movilizado. Es otro ejemplo, el, primero en la actualidad, para los deportistas millonarios.
El XXXI Campeonato de baloncesto profesional de los Estados Unidos, que est¨¢ a punto de comenzar, contar¨¢ con la cifra r¨¦cord de veintid¨®s clubs. A los dieciocho que compon¨ªan el Campeonato de la NBA se han a?adido los cuatro mejores de la ABA, la organizaci¨®n rival, disuelta despu¨¦s de nueve a?os de actividad. Cada uno de esos cuatro equipos de la antigua ABA. New York Nets, San Antonio Spurs, Denver Nuggets e Indiana Pacers, han tenido que pagar por la inscripci¨®n y el cambio la impresionante cantidad de 3.200.000 d¨®lares, es decir 217.600.000 pesetas.Con estas cifras astron¨®micas no resulta extra?o que se haya producido el fichaje de Erving. Los Nets han amortizado de sobra su inscripci¨®n al traspasar a Erving por cinco a?os. El Filadelfia 76 equipo comprador, es propiedad del multimillonario Eugene Dixon, que tiene una fortuna estimada en 150 millones de d¨®lares (m¨¢s de mil millones de pesetas).
Erving, alero hasta ahora de los Nets, ha solucionado as¨ª su situaci¨®n, que parec¨ªa muy dif¨ªcil. Tras negarse a jugar en su club, hab¨ªa pedido la revisi¨®n de su contrato con los Nets -de 1.900.000 d¨®lares, unos 130 millones de pesetas en siete a?os- pues al cabo de cuatro a?os con esa ?miseria? cre¨ªa merecer m¨¢s. Indudablemente el espectacular y acrob¨¢tico jugador negro se hab¨ªa convertido la temporada pasada en la gran figura del fabuloso basket profesional USA. Aunque la media de ganancias anual de un jugador ?normal? en la liga sobrepasa los seis millones de pesetas, las ?superestrellas? como Karem Abdul Jabbar- el musulmanizado Lew Alcindor, caso gemelo a Muhamad Al? (Cassius Clay), de Los Angeles; Nate Archibald, de los mismos New York Nets, o Jo Jo White, de los campeones actuales, Boston Celtics, alcanzan los 30. Erving se sent¨ªa infravalorado y a fe que ha cambiado su cartel monetario. Los Nets no estaban en condiciones de pagarle lo que ped¨ªa, pero la sorpresa ha sido la cantidad ofrecida por el Filadelfia 76, pues la oferta anterior, que se rumoreaba como cierta, proven¨ªa de Los Angeles, y era ?s¨®lo? de 1.500.000 d¨®lares por tres a?os. El club califomiano, con la pareja Jabbar-Erving, hubiese sido entonces irresistible. El Campeonato ahora, en cambio, parece m¨¢s abierto que nunca y la lucha se mantendr¨¢ hasta el 10 de abril del a?o pr¨®ximo. Naturalmente con tiempo suficiente para amortizar con entradas y la publicidad monstruo las enormes inversiones realizadas.
Ante estas cifras, no es extra?o que las grandes figuras norteamericanas de los ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos hayan pasado inmediatamente despu¨¦s a profesionales. Es el caso del baloncesto -Alcindor, Bradley- y de otros deportes: en boxeo, los Clay, Frazier, Foreman, el ¨²ltimo, Ray Leonard, la estrella de Montreal; en atletismo, los Milburn, Keino, Seagren e incluso el reciente Guy Drut, pero realmente, no existen m¨¢s deportes apropiados. De haber alguno concreto, como el ciclismo, est¨¢ el caso del galo Daniel Morelon, tantas veces campe¨®n ol¨ªmpico y mundial, cuya permanencia en el campo amateur se debe simplemente a que no ganar¨ªa tanto de profesional como en la actualidad con la subvenci¨®n federativa.
?Hormigas? ciclistas
De cualquier forma, hablar de ciclismo y traer inmediatamente a la imaginaci¨®n como modelo profesional el nombre de Merckx parece normal. En efecto, el belga, por los tiempos que ha corrido e indudablemente por sus triunfos, ha sido el ciclista que m¨¢s dinero ha ganado en toda la historia del deporte del pedal. Eddy cobra por actuaci¨®n 250.000 pesetas -gastos de desplazamiento y estancia aparte-, y de ah¨ª que su venida a Espa?a, hoy mismo, como homenaje a Santisteban y desinteresadamente, tenga mucho m¨¢s m¨¦rito. Hab¨ªa dado por finalizada su temporada y s¨®lo se dedicaba en estos momentos a su familia y a supervisar sus m¨²ltiples negocios, entre los que se encuentra el ser ya un pr¨®spero fabricante de bicicletas.
Merckx mira al porvenir con esperanza, cuando a pesar de haber firmado por un nuevo equipo que se formar¨¢ el a?o pr¨®ximo, el Fiat France, su retirada est¨¢ pr¨®xima. El ha sido la hormiga y no la cigarra, como bastantes otros menos inteligentes. Hormigas tambi¨¦n fueron Anquetil, pr¨®spero criador de ganado tras amasar una fortuna considerable, y Louison Bobet, due?o de un instituto modern¨ªsimo, de rehabilitaci¨®n. En Espa?a, las fortunas no han sido tantas y ¨²nicamente Oca?a, por haber sido la ¨²ltima figura, ha ganado dinero. El problema es que sus inversiones en los vi?edos de su finca francesa de Mont de Marsan no le fueron nada bien al principio.
S¨ª. pasamos al automovilismo, m¨¢s c¨®modo, pero mucho m¨¢s peligroso, Jackie Stewart, el ex campe¨®n del mundo escoc¨¦s, ya retirado, ganaba un m¨ªnimo de 400.000 d¨®lares anuales. Desde su marcha de los circuitos est¨¢ completamente dedicado a m¨²ltiples negocios, que van desde la moda y los slips, hasta el asesoramiento de numerosas firmas comerciales. Los actuales corredores. de la F¨®rmula 1, en especial Lauda y,Hunt, con su duelo impresionan te en la recta final japonesa del Campeonato del Mundo, nadan literalmente en dinero. La publicidades igualmente fundamental en el deporte del motor. Con tal de correr en el m¨¢s importante apartado de la serie automovil¨ªstica, un piloto ingl¨¦s no ha tenido inconveniente en anunciar bien elocuentemente en su carrocer¨ªa una marca de preservativos.
El mundo del motor mueve, masas en todo el mundo, pero tampoco podemos olvidar, con simililud al baloncesto profesional USA del que ya hemos hablado, otros dos deportes fabricantes de millonarios en Norteam¨¦rica: el beisbol y el f¨²tbol americano. En el primero, los nombres de Sandy Koufax o Karl Yastremski figuran entre los destacados en las listas de mayores ganancias. Joe Namath, posiblemente el jugador m¨¢s popular, pas¨® de ?beisbolero? millonario a actor millonario. Hasta esas felices continuaciones tiene la ¨¦lite.
Dinero a golpes
Despu¨¦s de los deportes tratados, realmente ya s¨®lo resta uno -por cierto, quiz¨¢ de los m¨¢s duros, junto con el ciclismo- en el que un practicante de categor¨ªa puede llegar a ganar dinero en abundancia. Al margen de ellos, claro, quedan ya los que a¨²n conservan mayores rasgos de amateurismo y se tienen que conformar con las compensaciones del tipo de las del cuadro nacional reciente campe¨®n del mundo de hockey sobre patines en Oviedo. Ese ¨²ltimo deporte, en el que m¨¢s que en ninguno se gana el dinero a golpes, es el boxeo. Sin embargo, s¨®lo a una minor¨ªa le cunden. Mientras hay ejemplos sangrantes, como puede ser los de Manolo Garc¨ªa, Folledo o ahora el de Legr¨¢, un hombre que gan¨® fortunas con sus peleas en disputa de t¨ªtulos mundiales y hoy d¨ªa incluso est¨¢ intentando volver, existen otros casos, Dur¨¢n o Vel¨¢zquez, que pueden mirar el futuro con optim?smo. No han derrochado in¨²tilmente el dinero.
Para derrochar, sin que se note nada en absoluto en su cuenta corriente, puede quedarse bien solo Muhamad Ali. El campe¨®n del mundo de los pesados resalta por muchas cosas. pero de una manera especial por su fortuna. No est¨¢ de m¨¢s que terminemos con ¨¦l. Su potencial econ¨®mico es tal, que despu¨¦s de sus ¨²ltimos combates su fortuna se puede calcular en unos veinte millones de d¨®lares invertidos en bonos del Estado solamente. Al¨ª puede exigir tres o cuatro por combate adem¨¢s de unos ?m¨ªseros? 200.000 d¨®lares por gastos de entrenamiento. La transmisi¨®n de sus peleas por circuito cerrado son, por ello, la ¨²nica soluci¨®n para reponer tales inversiones a los organizadores. Los tiempos en que las bolsas de los p¨²giles depend¨ªan s¨®lo de las taquillas han pasado con Ali a la historia. ?The greatest?,como ha titulado su propio libro, el m¨¢s grande, participa en diversas inversiones: inmobiliarias en Chicago, compa?¨ªas de importaci¨®n y exportaci¨®n, entre otras. Tambi¨¦n ha promocionado comercialmente marcas determinadas. Y lo m¨¢s curioso es que aunque posee una granja de trescientos acres -121 hect¨¢reas- en Michigan, y cuando viaja lleva a su lado un s¨¦quito de ayudantes, consejeros, guardaespaldas y dem¨¢s, que puede por s¨ª solo ocupar una planta entera de cualquier hotel, su estilo de vida es sencillo y ayuda mucho a sus hermanos de color. Al atleta Houston McTear, por ejemplo, uno de los mejores velocistas mundiales, le regal¨® una casa para que pudiera vivir decentemente con sus ocho hermanos.
El boxeo es as¨ª. Un mundo de contrastes. Precisamente en este apartado de los deportistas millonarios es el ejemplo m¨¢s claro de las diferencias, Muhamad Ali, con todo, en un extremo. Los ?teloneros?, sin nada, muriendo quiz¨¢ en cualquier ring del Mundo, s¨®lo por el precio de poder tener otra oportunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.