La decepci¨®n del plan Barre
Todo el mundo hab¨ªa esperado un plan de medidas contra la inflaci¨®n. Pero este plan empieza por subir los precios de la gasolina, del fuel, del alcohol, la patente de autom¨®viles y las cuotas de la seguridad social. Y a continuaci¨®n implanta un bloqueo de los precios. Esto tiene que suscitar algunas dudas sobre las intenciones verdaderas del Gobierno franc¨¦s y sobre la coherencia de sus procedimientos.
Con Giscard y Barre en el tim¨®n, se podr¨ªa haber esperado un plan m¨¢s ambicioso, pero no es el plan franc¨¦s habitual, complicado y prolijo, limitado y posibilista. Quiz¨¢ sin ning¨²n motivo se hab¨ªa esperada un programa con medidas de m¨¢s profundidad, que hab¨ªan dotado al sistema econ¨®mico de m¨¢s eficacia y de mayor igualdad en la distribuci¨®n de las rentas. Pero no se encuentra casi nada de esto en el plan Barre.
La ambig¨¹edad del plan viene impuesta por la realidad misma deja situaci¨®n econ¨®mica. La evoluci¨®n de la coyuntura no presentaba, todav¨ªa, rasgos alarmantes. El producto nacional bruto progresar¨¢ este a?o un 5 %, los precios al por menor crec¨ªan al 9,5 % hasta agosto. La balanza comercial viene dando d¨¦ficit de cuatrocientos quinientos millones de d¨®lares al mes y, aun cuando las reservas han ca¨ªdo desde principios de a?o, el nivel actual se acercaba a los 10.000 millones de d¨®lares. Ciertamente, el franco ha quedado muy depreciado y, sobre todo, no hab¨ªa ning¨²n elemento que anunciara una modificaci¨®n aut¨®noma de la tendencia. La conclusi¨®n seria que el plan tiene un car¨¢cter m¨¢s preventivo que correctivo. En cierto modo, eso es lo grave: las autoridades se han visto forzadas a cortar prematuramente un proceso de expansi¨®n que s¨®lo tenia dos o tres trimestres de existencia, debido a dificultades de origen estructural, para las que el plan no ofrece, soluciones.
Entre un conglomerado de sesenta o setenta normas de diferente rango y car¨¢cter de diferente rango y figuran en el plan las medidas cl¨¢sicas de finalidad restrictiva. Se nota que ha llegado el profesar. La pol¨ªtica monetaria se hace mucha m¨¢s dura; el tipo de redescuento se eleva un punto, hasta el 10,5 (ya se hab¨ªa elevado otro punto y medio en julio); la oferta monetaria no crecer¨¢ m¨¢s del 12,5 % (ahora lo hacia al 16,8 %). Se elevar¨¢ el coeficiente de caja y se limitar¨¢ la expansi¨®n del cr¨¦dito. Del lado de la pol¨ªtica fiscal los gastos del Estado crecer¨¢n en 1977 un 13,7 % y ser¨¢n iguales a los ingresos, mientras que para 1976 se prev¨¦ un d¨¦ficit de 15.000 millones de francos.
El aspecto m¨¢s impresionante del programa ha sido la mencionada elevaci¨®n de algunos precios. Al mismo tiempo se ha establecido un bloqueo de los precios privados hasta finales de este a?o, y de los precios p¨²blicos hasta marzo de 1977. Despu¨¦s de marzo, los precios de los servicios p¨²blicos no podr¨¢n crecer m¨¢s del 6,5 %, que es la expectativa de crecimiento del nivel general de precios incluida en el plan.
Desde enero de 1977 se rebajar¨¢ en 2,4 puntos el tipo normal del impuesto sobre el valor a?adido. Esto ya se hab¨ªa hecho, en mayor proporci¨®n, en diciembre de 1972 y tuvo un efecto de cierta intensidad, pero muy breve.
Hay algunas modificaciones en los impuestos directos. Por un lado se incrementan, variablemente seg¨²n su nivel, las cuotas del impuesto de la renta ya liquidadas en 1976, y por otro se suspende parcialmente la elevaci¨®n autom¨¢tica de los m¨ªnimos exentos para 1977, Los efectos de estas medidas pueden ser importantes y reales para los entornos medios de renta (sueldos medios y altos) y muy fuertes, pero menos reales, para las rentas no salariales elevadas, donde la defraudaci¨®n es muy alta. Esto ha enfadado visiblemente a los cuadros profesionales altos, que son una clientela mayoritariamente de derechos, pero que podr¨ªan acera las posiciones reformistas del Gobierno. Si es que ¨¦stas existen.
A la vez que el plan coyuntural, se han publicado las cifras presupuestarias del Estado para 1977 y el cuadro macroecon¨®mico que habitualmente las acompa?a. No hay espacio para detenerse en estas cifras, pero en pero incluso un an¨¢lisis un somero parece mostrar que algo no encaja en los proyectos gubernamentales. Si el plan Barre postula un crecimiento nulo de las rentas reales para 1977 (implicando un crecimiento de los salarios igual al de los precios del 6,5 %), dif¨ªcilmente se va a llegar a un Crecimiento real del 4,1 en el consumo privado y a uno del 3,1 % en la inversi¨®n privada. En estas condiciones, la exportaci¨®n crecer¨¢ mucho m¨¢s del 9,3 % que dice el cuadro macroecon¨®mico, pero no tanto como para asegurar un progreso del 4,8 % del producto nacional bruto real.
En realidad, pues el objetivo prioritario del plan no ser¨ªa la estabilidad de los precios, sino m¨¢s bien la desviaci¨®n de recursos hacia la exportaci¨®n, lo que deber¨ªa conducir al reequilibrio de la balanza de pagos y al fortalecimiento del franco. La estabilidad inmediata de los precios puede resultar algo secundario, si no instrumental, respecto de la finalidad primera. Y el tercer objetivo del plan —el sostenimiento de la actividad y del empleo— ser¨ªa una mera cla¨²sula de estilo. Pero hay que decir que la eficacia del plan ser¨¢ modulable. La diferencia entre los objetivos monetarios y la evoluci¨®n de los indicadores es hoy tan grande, que siempre se podr¨¢ ?fracasar? en el intento de alcanzarlos, si el nivel de paro se desborda.
A pesar de las protestas de inocencia que se han hecho, las implicaciones pol¨ªticas, y hasta electorales, del proyecto son obvias, La econom¨ªa francesa habr¨ªa llegado exhausta a las elecciones generales de 1978 si se la hubiese dejado a su aire. Aplicado a tiempo un programa de flexixps dureza, se llegar¨ªa al verano de 1977 en condiciones de montar una operaci¨®n de recuperaci¨®n que deber¨ªa dar sus mejores frutos en la primavera de 1978, coincidiendo, por azar con las elecciones, como en Alemania y en los Estados Unidos. El se?or Barre dice que el no ve razones para que la evoluci¨®n de los precios no pueda llegar a ser tan satisfactoria como en esos dos pa¨ªses. Y, en efecto, su plan no tendr¨ªa por qu¨¦ no funcionar. El problema, sin embargo, se va a dirimir inevitablemente en el terreno pol¨ªtico. No se sabe si la gente se va a resignar a una estabilizaci¨®n demasiado prolongada. Aqu¨ª va a estar la cuesti¨®n.
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