La ¨²ltima baza de I¨¢n Smith
Cualquier pron¨®stico sobre el resultado de las negociaciones de Ginebra no es tarea f¨¢cil.Los antecedentes de la conferencia parten del cambio brutal operado en el Africa blanca tras la liberaci¨®n de Mozambique y sobre todo, la victoria del MPLA en Angola con apoyo cubano-sovi¨¦tico. En la Conferencia de la OTAN en diciembre ya se decidi¨® parar a toda costa el avance de la influencia sovi¨¦tica en dicha zona. Se inst¨® a Inglaterra a que forzara unas negociaciones entre Smith y el l¨ªder moderado del ANC, Joshua Nkmo con el fin de llegar a un acuerdo que estableciera una evoluci¨®n pac¨ªfica hacia un tipo de gobierno negro prooccidental, es decir un Zimbawe ?a lo Kenya?. La tozudez -de Smith provoc¨® una ruptura de negociaciones y, como reacci¨®n, Mozambique cerr¨® sus fronteras y se intensificaron las guerrillas. D¨ªas m¨¢s tarde Callaghan volvi¨® a la carga con un plan para trasvasar el poder a la mayor¨ªa negra en dos a?os.
En este momento comenz¨® el show Kissinger que intu¨ªa que, de cara a las elecciones, una soluci¨®n r¨¢pida del problema podr¨ªa ser una baza decisiva. Su t¨¦cnica se ha basado una vez m¨¢s en la ?disuasi¨®n? primero, y en las promesas despu¨¦s.
Su primer paso fue anunciar desde Lusaka, y despu¨¦s de una visita a Kaunda, que si Smith no aceptaba el plan Callaghan (ahora Kissinger), Estados Unidos aplicar¨ªan las sanciones ya establecidas en 1965 con todo rigor. Esto significaba, y as¨ª se lo hizo ver a Smith posteriormente en su entrevista, que Uni¨®n Carbide dejar¨ªa de comprarles cromo, que Mobil Oil dejar¨ªa de venderles petr¨®leo y que las compa?¨ªas tabaqueras no comprar¨ªan m¨¢s tabaco. Es decir, que Estados Unidos empezar¨ªan (por fin) a aplicar unas sanciones que llevaban violando durante once a?os.
Su segundo paso lo dedic¨® a Vorster. Dado que Rodesia ten¨ªa a¨²n sus espaldas (y su salida al mar) guardadas por Sud¨¢frica, Kissinger inst¨® a Vorster a reunirse en Baviera. La posici¨®n negociadora de este ¨²ltimo, cuando lleg¨® a la entrevista -era precaria- una semana antes hab¨ªan tenido lugar los incidentes de Soweto, los m¨¢s graves en los ¨²ltimos quince a?os. Kissinger debi¨® de plantear la negociaci¨®n dici¨¦ndole que Estados Unidos no iban a poder seguir aceptando la pol¨ªtica del apartheid en Sud¨¢frica, ya que sus obligaciones con el resto de Africa eran cada vez mayores, sobre todo ahora que hab¨ªa que contrarrestar el avance sovi¨¦tico. Este tema, sin embargo, se dejar¨ªa para m¨¢s adelante, pero antes ten¨ªa que mostrar buena voluntad y retirar su apoyo a Smith para forzarle a una negociaci¨®n r¨¢pida. De no colaborar, Estados Unidos podr¨ªan dejar de vetar en el Consejo de Seguridad los repetidos boicots y la expulsi¨®n de Sud¨¢frica ya aprobados por la Asamblea General; seguir forzando a la baja el precio del oro mediante ventas masivas; hacer efectivo el boicot de armamento; detener toda negociaci¨®n sobre el establecimiento de una base americana en Ciudad del Cabo (Simmonstowa).
Ante las presiones de Vorster y del mismo Kissinger, Smith tuvo que claudicar. Rodesia se encuentra en quiebra y no pudo proseguir su esfuerzo militar. As¨ª lo comunic¨® Kissinger a los cinco ?vecinos? africanos en Dar es Salam.
Sin embargo, Kissinger calcul¨® mal al decir a Smith que los ?cinco africanos? iban a aceptar el plan si ¨¦l lo apoyaba. Y no fue as¨ª. Dos d¨ªas despu¨¦s del dram¨¢tico discurso de Smith, los jefes de Estado africanos rechazaban el plan.
Si no llega a ser porque el Gobierno ingl¨¦s ha tomado cartas en el asunto, despu¨¦s de la ?huida? de Kissinger, convocando la reuni¨®n de Ginebra, todo se hubiera echado a perder, a pesar de la buena voluntad de los cinco africanos que han intentado sin ¨¦xito y por todos los medios unir a la oposici¨®n negra rodesiana para una negociaci¨®n unitaria.
Las posiciones ante la conferencia son enormemente encontradas: Smith quiere ganar tiempo y ha aceptado el plan Kissinger como mal menor ante una negociaci¨®n.
Supongamos, por un momento, que se llegara a un acuerdo de principio cediendo ambas partes en sus posiciones. Smith no puede ponerlo en pr¨¢ctica sin, como ya ha anunciado, la aprobaci¨®n de su partido y de su parlamento, cosa dif¨ªcil, ya que el partido blanco con mayor¨ªa (Rodesian Front), al que ¨¦l pertenece, est¨¢ en contra de cualquier cesi¨®n importante y en su ¨²ltimo congreso ha reelegido a Des Frost, representante del ala ultraderecha, como presidente. Suponiendo que pasase, Smith tendr¨ªa que dimitir, ya que no va a sentarse en el nuevo Gobierno y parlamento provisionales con todas las personas que hasta hace poco ha estado encarcelando durante a?os sin juicio previo: ¨¦stos no lo aceptar¨ªan. Supongamos que dimitiese, y que se nombrase un Gobierno de hombres buenos, ?c¨®mo podr¨ªan ¨¦stos votar unas leyes que van a desmantelar todo el sistema de supremac¨ªa blanca que han montado durante once a?os?
Las perspectivas no pueden ser m¨¢s pesimistas. Lo m¨¢s probable es que Smith no ceda y juegue la baza de obligar a que Estados Unidos intervenga militarmente (como ya lo anunci¨® Kissinger) si las negociaciones se rompen. Una vez m¨¢s, un problema tercermundista tendr¨¢ que pasar a las ¨®rbitas de negociaci¨®n de las grandes potencias.
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