Nello Saito, un autor teatral que se anticipa a la Historia
Nello Saito es catedr¨¢tico de lengua y literatura alemana en Roma, pero a la vez es un hombre de far¨¢ndula. Saito no vive el teatro catedr¨¢ticamente, aunque recoja en libros sus textos, sino como si su profesi¨®n fuera la de farsante. Es un modo para ¨¦l de empe?arse, de buscar la revoluci¨®n que todav¨ªa est¨¢ por hacer y que sabe que es imposible de hacer.
Acaban de salir en edici¨®n popular con el editor Garzanti de Mil¨¢n, cinco piezas de Saito, algunas representadas fuera de Italia. Se titulan El maestro Pip, Los catedr¨¢ticos, Copione, La revoluci¨®n ha terminado, Fix, Es. Un cr¨ªtico de informaci¨®n europea, que entre Brasil e Italia ha dedicado al teatro 35 a?os de su vida, Ruggero Jacobbi, ha hecho un paralelo de Saito con Beckett: ?Beckett exalta la capacidad de resistencia del hombre, Saito, sin embargo, nos insulta, porque somos incapaces de resistir (cosa que en el fondo quiere decir que podremos muy bien hacerlo, de lo contrario ?por qu¨¦ insultarnos?)?La alegr¨ªa de la resignaci¨®n revela en el fondo una visi¨®n de la vida negra y desesperada. Pero esta desesperaci¨®n en Saito es m¨¢s rom¨¢ntica que existencialista, es decir, es m¨¢s ir¨®nica que amargamente autocontemplativa. Por eso, el catedr¨¢tico, autor de novelas, de teatro, de periodismo, es sobre todo un inquieto, que busca sin cesar la salvaci¨®n en un gesto fant¨¢stico, en el teatro en particular, porque el teatro es la mejor f¨¢brica de gestos. Por eso a veces Saito se anticipa. Se anticip¨® con Los catedr¨¢ticos a la revoluci¨®n del 68 del mayo franc¨¦s.
En El maestro Pip, es el mundo del consumo y los h¨¢bitos que implacablemente nos impone el p¨¢bulo de su cr¨ªtica. A fuerza de tirar cosas ¨²tiles, de reducirlas a puros signos para continuar produciendo bajo el signo de lo in¨²til, terminaremos por tirar al hombre, para planificar su destrucci¨®n, a no ser que Pib, ra¨ªz del pueblo, no se despierte impulsado por una misteriosa necesidad de ser.
Este es el humus del teatro de Saito, m¨¢s representado y entendido en Par¨ªs y en Buenos Aires que en Italia. Saito exaspera las contradicciones del falso progresismo con la sonrisa an¨¢rquico-libertaria a lo soldado Svejk de Brecht, pero sobre todo disuelve esas contradicciones en pura teatralidad.
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